Impactantes, impenetrables
Reconfortante constatación la de ver cómo treinta años más tarde los Throwing Muses aún siguen agitando a su manera el corral y que este Sun racket supone su décimo álbum. Ha habido tiempo, por lo tanto, de que el aficionado ya conozca los inputs de la banda liderada por la insustituible Hersh –y su única voz–, que pueden oscilar entre lo chirriante y desabrido hasta lo delicado, aunque habitualmente alejado del canon.
Desde esta perspectiva, la nueva entrega se produce siete años después de Purgatory/paradise y, como reza el tópico, la espera ha valido la pena. Aquel Purgatory fue obra especialmente ambiciosa, lanzada en forma de libro, con contenido multimedia y una propuesta musical que tanteaba otros espacios estilísticos. En este Sun racket se podría decir que la formación regresa a territorios roqueros. Quizás de una forma más sagaz y conocedora a la vez, ya que en su conjunto se trata de una obra que transmite una sonoridad más novedosa en su reciente carrera. La comparativa con el citado Purgatory es clarificadora: mientras este ofrecía una producción nítida y elaborada, ahora el sonido resultante se sumerge más que nunca en un ambiente sonoro rasposo vehiculizado por un shoegaze nada cómodo.una incomodidad que tampoco es novedad en su prolongado currículo, marcado por su gusto por los ambientes nubosos, tormentosos: las afiladas arquitecturas guitarreras, las líricas viscerales, la voz de ella, siguen ofreciendo algo tan impactante como impenetrable.