El método Jasikevicius
El nuevo entrenador lituano del Barça ha cambiado por completo las dinámicas de trabajo en el Palau
Y, por fin, la chica que tanto te gustaba aceptó ir al cine contigo. Después de muchos años de flirteo, Sarunas Jasikevicius (Kaunas, 1976) es el entrenador del Barça. Aunque aún no se ha cumplido un mes desde su primer entrenamiento al frente del equipo azulgrana, ya se empiezan a ver los primeros cambios en su ilusionante proyecto. La dinámica de trabajo respecto a los últimos años con Pesic es muy diferente. Ni mejor, ni peor. “Diferente”, como repiten desde el Palau. Aunque si en algo están encontrando continuidad los jugadores es en la exigencia dentro de la pista. En eso, el lituano mantiene la misma línea que los pasados cursos. Llevar a la plantilla hasta el límite para sacar lo mejor de todos. “Este grupo necesita a alguien así”, admitía Nikola Mirotic hace unos días.
Junto a Jasikevicius aterrizaron en el Palau tres hombres de su máxima confianza. Darius Maskoliunas es su mano derecha, la persona a la que el técnico lituano recurre siempre que no ve algo claro. Maskoliunas es el actual seleccionador de Lituania, lo que deja muy claro el perfil altísimo de ayudantes que quiere Saras asu lado. Tomas Masiulis, un exjugador de 2,05 campeón de la Euroliga con el Zalgiris en 1999 con el propio Maskoliunas como compañero, también ha entrado a formar parte del cuerpo técnico y en estas primeras semanas se le ve trabajar especialmente la técnica con los hombres altos del equipo. Una figura clave en el equipo de Jasikevicius es Justinas Grainys, el nuevo preparador físico del Barça. La intensidad que exige el técnico a sus hombres requiere de un estado de forma óptimo y la figura de Grainys, que por cierto ya chapurrea el castellano como muestra de su buena integración, está adquiriendo mucha relevancia en el Palau. Junto a él trabaja Jairo Vázquez, que ya estaba en el staff de Pesic, especialista en chalecos GPS y que aporta una visión un poco más científica de la preparación física. David García y Óscar Orellana, que formaban parte del equipo de Pesic y conocen a la perfección a la mayoría de jugadores, están siendo también de gran ayuda para Jasikevicius.
El lituano es capaz de llevar hasta el límite a sus jugadores sin hacer distinciones. La misma bronca le puede caer a Mirotic que a Sergi Martínez pero lo mismo ocurre a la hora de dar la enhorabuena por hacer el trabajo bien hecho. Pero esta exigencia sobre el parquet se transforma en una enorme capacidad de comprensión fuera de la pista. Su juventud y su condición de exjugador permiten a Jasikevicius entender a la perfección las necesidades del jugador. Tiene una gran empatía. “Son dos personas en una. En la pista es extremadamente duro y exigente porque es un ganador nato. Pero fuera de ella es una persona increíble con la que puedes hablar de cualquier cosa. Es muy amable y te ayuda en lo que necesites. Es un gran mentor”, conviene Augusto Lima, actual pívot del UCAM Murcia y que estuvo a las órdenes de Jasikevicius en el Zalgiris hace cuatro temporadas.
Para el lituano, una de las claves del éxito en el baloncesto es tener un gran ambiente en el vestuario. Que la plantilla y el staff formen una gran familia. Lo logró en el Zalgiris y en Barcelona ya está sentando las bases. Es un “generador de buen rollo”, como le definen desde el vestuario. Se comprobó en Andorra, donde obligó a todos a cantar el cumpleaños feliz a Kyle Kuric y al delegado Montoliu, que soplaron velas entre las risas de todo el equipo y la enorme satisfacción de Jasikevicius.
El técnico lituano, que en Kaunas obligaba al jugador que anotaba el punto cien de su equipo a invitar a sus compañeros a cenar comida sana –fast food prohibidísima–, es un perfeccionista. Está atento a todos los detalles y le gusta tener todo bajo control. No cree en los milagros sino en el trabajo y en hacer las cosas bien. Cuando aterrizó en el banquillo del Zalgiris, a los jugadores les llevó unos meses interiorizar sus sistemas pero una vez lo hicieron disfrutaron del juego. Las cosas eran más simples y muchos de ellos aseguran que si se convierten en entrenadores la experiencia adquirida con Jasikevicius será básica en su formación. “El año que estuve en Kaunas fue horrible estadísticamente pero fui muy útil para el equipo. Él me transformó y muchas facetas de mi juego en la actualidad son gracias a haber estado a sus órdenes”, subraya Lima.
Jasikevicius es un apasionado del deporte. Tanto es capaz de ver un partido de la liga alemana de baloncesto como ver uno de la Premier de fútbol. Lo que nunca falta en su menú es un buen torneo de golf.