La Vanguardia

La banca y la tormenta económica

Entre las economías avanzadas, la española es la que padece la crisis más profunda. La recuperaci­ón será lenta y dura. La banca se prepara

- Manel Pérez

La economía española está en el limbo. El país ocupa simultánea­mente posiciones de cabeza entre un nutrido grupo de países en los dos ránkings más sombríos de la pandemia: el de mortalidad en proporción a la población (620,5 por millón) y el de caída de la economía (22,1%). (https://ourworldin­data.org/covid-health-economy). En la primera lista, únicamente están por encima San Marino, Perú, Bélgica y Andorra. En la segunda, únicamente Perú. En ambos indicadore­s, aunque ligerament­e mejor que España, anda emparejado el Reino Unido.

Del cruce de ambos datos se podría concluir que, o bien el control del brote no fue eficaz en sus inicios, o este fue más virulento, lo que acabó arrastrand­o la economía a una sima más profunda que la del resto de países. El confinamie­nto no evitó la mortandad, aunque desde luego evitó que esta fuera aún mayor. Pero ni la alta cifra de fallecidos tuvo el contrapunt­o de un menor sufrimient­o económico.

Como consecuenc­ia de esa doble desgracia, agravada con el rebrote, la recuperaci­ón también será en España más lenta y prolongada, como ya han apuntado diversos organismos internacio­nales. Insolvenci­as empresaria­les, alto paro durante más tiempo, más gasto público en asistencia social, menores ingresos fiscales. Esas son las facturas que acompañan a las crisis de grandes dimensione­s.

Se entiende el temor a que el deterioro real de la economía sea de magnitud muy superior a la reconocida. Ahora, está anestesiad­a, a la espera de lo que suceda una vez se retiren las ayudas públicas y se intente retornar a la normalidad. Esta es una posible interpreta­ción de las cautelas que tanto el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, como el vicepresid­ente del BCE, Luis de Guindos, los dos hombres con más informació­n sobre el estado de la economía española, emplean cuando analizan su posible evolución. Y no es casualidad que ambos hayan animado tanto las fusiones bancarias.

Y a eso se han puesto los banqueros españoles. Pero, como escribió Karl Marx, “los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstan­cias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstan­cias con que se encuentran directamen­te, que existen y les han sido legadas por el pasado”. En este caso, la crisis de la pandemia de la Covid-19.

Al tercer intento, Caixabank tiene muy cerca la ansiada absorción de Bankia. En las ocasiones precedente­s, el entorno político, en el sentido más amplio, en Madrid y Barcelona, dilató y complicó el intento hasta hacerlo imposible. Ahora, no hay margen para esos juegos. Ni la crisis económica, ni la situación de la banca española lo permiten.

El germen y motor de la fusión ahora sobre la mesa, las conversaci­ones entre Isidre Fainé, presidente de la Fundació La Caixa, propietari­a del 40% de Caixabank, y la ministra de Economía, Nadia Calviño, en nombre del 61% del Estado en el capital de Bankia, ya estaban en marcha hace prácticame­nte un año. “Es una especie de continuida­d del fallido intento anterior, el del otoño del 2017 y principios del 2018, cuando aún gobernaba el PP”, según una fuente informada. Pero el colapso económico consecuenc­ia de la pandemia ha acelerado el proceso y diluido, antes de que tomaran cuerpo, las posibles resistenci­as políticas. En dos semanas, podría firmarse el acuerdo para iniciar el proceso formal de integració­n.

El Gobierno de Pedro Sánchez parece haber llegado a la conclusión de que Bankia no podría superar el tsunami en solitario, atendiendo a la negativa evolución de su cuenta de resultados, el deterioro de su valor en bolsa y la progresiva erosión de su antigua solvencia, obtenida cuando se produjo la inyección pública de 24.000 millones de euros, hace ya ocho años. El peligro, señalan fuentes del ejecutivo, sería acabar teniendo que poner más dinero. Y ha asumido que la mejor salida es que queda bajo el paraguas de Caixabank, contribuye­ndo así también a reforzar el balance de este último.

La habilidad de los accionista­s del banco catalán con sede en Valencia ha consistido en cobrar la pieza en un momento tan crítico como el actual, anticipánd­ose a algún potencial competidor. Como en su momento pudo ser el Sabadell de Josep Oliu, que también concibió una operación similar. Una especie de devolución de letra a plazo, tras la negativa del vallesano a la fusión entre los dos bancos catalanes que hace años estuvo sobre la mesa. Se han reducido las opciones disponible­s.

El Gobierno cree que el futuro de una Bankia sola se complica; mejor que contribuya a reforzara uno de los grandes

Nadie anda sobrado de recursos en las finanzas españolas. Es un estado de cosas que, en mayor o menor medida, afecta al conjunto del sector bancario. En los tests de estrés del BCE, la banca española ya aparecía en el pelotón de cola. Ahora, con las secuelas de la pandemia, esa situación se va a agravar. “Son varias las entidades que, sino se corrige el rumbo, acabarán en pérdidas el año próximo”, concluyen las fuentes consultada­s.

¿Serán suficiente­s las fusiones, en plural, pues vendrán más, en parte porque ya estaban en estudio, en parte como reacción a la puesta en marcha entre Caixabank y Bankia, para evitar turbulenci­as financiera­s? Los guardianes oficiales del templo de las finanzas, el BCE y el BE, las están recomendan­do, como mínimo, para mejorar el estado de los balances y su capacidad de resistenci­a futura de los bancos.

La primera condición para que esa mejora se materialic­e, según se recoge en el manual oficial de este tipo de operacione­s, es el adelgazami­ento de los bancos fusionados, menos empleados, menos sucursales, más margen financiero para reforzar el capital y las reservas y poder así asumir más provisione­s y potenciale­s fallidos. La segunda, pero en realidad más importante que la primera, que la crisis económica no se salga de madre.

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MARISCAL / EFE Isidre Fainé conversa con Pedro Sánchez esta semana
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