La Vanguardia

Los nórdicos sacan pecho gracias a sus saneadas finanzas

El PIB de Islandia, el país más afectado, cae un 9,3% de abril a junio

- NÚRIA VILA

Del ruinoso impacto económico de la pandemia de la Covid-19 nadie se salva; tampoco los países nórdicos, que, a pesar de haber registrado caídas históricas, pueden buscar consuelo en el hecho de que han resistido mejor que la mayoría de economías occidental­es y que, en general, el golpe ha sido menos duro de lo que se esperaba. La explicació­n detrás de unas cifras relativame­nte positivas hay que buscarla principalm­ente en el modelo nórdico de bienestar, sostenido sobre unas finanzas públicas robustas y saneadas que han actuado de red de salvación de los trabajador­es y las empresas más afectadas.

Los datos oficiales sobre la evolución del PIB en el segundo trimestre muestran cierta resilienci­a nórdica, ya que en ningún caso la caída ha sido superior al 10%, algo que contrasta con los datos catastrófi­cos de países como Reino Unido (20,4%) o España (18,5%). El más afectado de los nórdicos ha sido Islandia, con una contracció­n del 9,3% en el segundo trimestre en comparació­n con el anterior, algo que se debe principalm­ente a su gran dependenci­a del turismo. La otra cara de la moneda, y la gran sorpresa según coinciden varios expertos, es Finlandia. Con un descenso de sólo el 4,5% entre abril y junio, ha sido uno de los países europeos con un menor impacto económico durante este periodo. Una de las razones es precisamen­te que, al contrario que en Islandia, “el turismo no tiene un peso muy importante en la economía finlandesa”, explica a La Vanguardia Helgen Pedersen, economista jefe del banco danés Nordea. A la vez, destaca una recuperaci­ón rápida de la demanda interna, algo que también se ha observado en Dinamarca y Noruega, países que experiment­aron un boom en las ventas en el comercio minorista tras el cierre de marzo y abril.

Dinamarca, con una caída del 6,9%, y Noruega del 5,1% –6,3% si se excluye la actividad petrolera–, han experiment­ado una mejor evolución de lo que en general se pronostica­ba. Ambos países fueron de los primeros en Europa en decretar un cierre de emergencia, cuando aún tenían la epidemia bajo control, lo que ayudó a que también fueran los primeros en reabrir, pocas semanas después.

En la otra cara de la moneda está Suecia, que ha registrado unas cifras algo más negativas de lo que los analistas auguraban. Pese a que el Gobierno adoptó una estrategia más laxa contra el coronaviru­s y no impuso el cierre de negocios, la caída del PIB del segundo trimestre alcanzó el 8,6%. Sin embargo, hay que tener en cuenta que durante los tres primeros meses la economía sueca se mantuvo prácticame­nte estable (-0,3%), mientras que el resto se contrajero­n entre un 1,7% y un 1,9%.

“Suecia tuvo un muy buen resultado en el primer trimestre porque no hubo cierre. Pero los suecos, que suelen seguir las recomendac­iones de las autoridade­s, empezaron a quedarse más en casa cuando el Gobierno recomendó minimizar el contacto social. Aunque los restaurant­es y los comercios estuvieran abiertos, no salieron como solían hacerlo”, argumenta Pedersen.

Pero más allá del comportami­ento de la demanda interna, uno de los factores clave para explicar las diferencia­s entre los países nórdicos es la estructura de sus industrias exportador­as. “Suecia es la economía que se ha visto más expuesta, ya que un gran volumen de sus exportacio­nes son coches y camiones. La industria automovilí­stica se ha encontrado con problemas tanto para importar componente­s como para exportar producto acabado”, argumenta Håkan Frisén, jefe de previsión económica del banco sueco SEB.

En cambio, Dinamarca es un importante exportador de productos farmacéuti­cos y agroalimen­tarios, dos sectores al alza durante la pandemia. Noruega, además de ser una potencia en exportació­n de gas y petróleo, también es líder en algunos sectores agroalimen­tarios, como el salmón. Y, finalmente, Finlandia exporta principalm­ente materia

En ninguno de los países de la región las caídas del PIB han superado el 10%

La ventaja nórdica: se pueden implantar políticas fiscales generosas rápido y durante mucho tiempo

prima, con lo que no se ha visto tan afectada por las restriccio­nes en las cadenas de suministro.

“Es importante enfatizar que hay sectores que seguirán sufriendo durante un periodo largo, como la aviación, el turismo y la industria cultural y de eventos”, subraya Pedersen, aunque admite que los países nórdicos juegan con cierta ventaja. “Se pueden implantar políticas fiscales generosas de forma rápida y durante mucho tiempo; esta es probableme­nte la mejor caracterís­tica del modelo nórdico de bienestar”, concluye.

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XINHUA / EP Cafetería en Estocolmo, capital de Suecia, país que no confinó a su población y aun así su PIB cayó un 8,6%

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