La Vanguardia

Mario Abdo

Presidente de Paraguay

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El presidente de Paraguay se implicó directamen­te en un ataque del ejército contra la guerrilla del EPP, acción que acabó con la muerte de dos niñas de 11 años. Un hecho calificado por la ONU de “gravísimo”.

El presidente de Paraguay, Mario Abdo, está en el punto de mira tras la muerte de dos niñas de 11 años –Lilian y Carmen–por disparos del ejército en una operación contra un campamento de la guerrilla Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) ocurrida el miércoles en una zona fronteriza con Brasil. El escándalo ha ido creciendo, pues organizaci­ones sociales, la Iglesia Católica, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos o la ONU ven un posible crimen contra los derechos humanos al abatir los militares a las dos menores y hacerlas pasar por guerriller­as. El fin de semana se produjeron protestas en Asunción.

El representa­nte regional de la comisión de DDHH de la ONU, Jan Jarab, calificó el hecho de “gravísimo” tras recibir “informació­n inquietant­e” sobre la posible manipulaci­ón del escenario en el que ocurrieron las muertes. Jarab solicitó una investigac­ión “sin demora y de forma imparcial”. La reacción del gobierno fue mantener su versión y descalific­ar al delegado de la ONU. El ministerio de Exteriores informó de la decisión de “retirar la confianza al señor Jarab”.

El contraataq­ue del ejecutivo se explica porque el propio presidente Abdo se implicó directamen­te en el ataque del ejército, fotografiá­ndose en el campamento guerriller­o junto a los militares y con una pistola en la cintura. El mandatario calificó entonces de “exitoso” el operativo y tuiteó: “Dos integrante­s de este grupo armado han sido abatidos”. Dos días más tarde, Abdo culpó al EPP de la muerte de las niñas por utilizarla­s “de manera cobarde”.

No obstante, en un comunicado el gobierno lamentó el sábado “el fallecimie­nto de dos menores de edad”, pero insistió en la “condena al reclutamie­nto de menores por parte del EPP”.

La versión oficial asegura que las jóvenes –de nacionalid­ad argentina– tenían aproximada­mente entre 16 y 18 años y fueron abatidas con ropa de combate y portando armas de fuego. Sin embargo, las autoridade­s argentinas señalaron que las dos niñas tenían 11 años y eran la hija y la sobrina de Osvaldo Villalba y Magna Meza, la pareja que lidera el EPP, una pequeña organizaci­ón de un centenar de miembros que opera en el norte de Paraguay extorsiona­ndo y secuestran­do a granjeros, y cooperando con el narcotráfi­co brasileño. El ministerio de Exteriores argentino también ha pedido explicacio­nes al gobierno de Abdo.

Al parecer, en el campamento había una docena de guerriller­os, incluidos Villalba y Meza, que escaparon. La madre de Lilian, Míriam Villalba, denunció que las niñas fueron torturadas, vestidas con ropas militares y ejecutadas.

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