Barraquismo en la plaza de las Glòries
La plaza de las Glòries, la plaza de las obras interminables, destinada a ser uno de los principales focos de centralidad de Barcelona, es también reflejo de las enormes desigualdades que sufre la ciudad. En las cercanías del flamante Musseu del Disseny, de la torre Glòries y del distrito tecnológico del 22@ conviven campamentos de chabolas que albergan a decenas de personas que se encuentran entre las más pobres de la ciudad.
Entre los cerca de quinientos millones de euros de inversión que ha comportado el proyecto de urbanización de la zona desde el 2004, y que debe acabarse en el 2021, ninguno de los sucesivos gobiernos municipales ha reservado una pequeña partida para resolver el problema habitacional del barrio.
La denuncia del barraquismo en la plaza de las Glòries que se hace hoy desde las páginas de Vivir de La Vanguardia no debería servir únicamente para el desalojo de ese foco de miseria, tal como ha sucedido ya en otras ocasiones. En realidad el actual campamento, encajado en una zona verde sobre las vías del tren de la calle Bolívia y la Meridiana, es heredero de otros anteriores que estuvieron en solares vecinos antes de ser desalojados. No buscar soluciones para los que allí malviven supondrá trasladar el problema a otros rincones de la ciudad. En la misma Meridiana, siguiendo la línea del tren, existen ya varios asentamientos más, y cada vez llegan más personas a vivir allí.
Barcelona no debería asumir el barraquismo como algo inevitable, como parece que así se hace, al igual que sucedió en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. En la moderna ciudad del siglo XXI no debería existir ese problema. Pero existe como consecuencia del enorme déficit de vivienda social existente. Resulta desesperante comprobar la ausencia de políticas de vivienda social eficientes y ambiciosas que afronten con determinación la resolución de un problema de tanta gravedad. Eso es algo que no se esperaba de un gobierno municipal que había prometido ocuparse a fondo del problema, con una alcaldesa muy comprometida en la denuncia del déficit habitacional de la ciudad. Pero apenas hay avances al respecto. Resulta paradójico, además, que el sector de la construcción vaya a ser uno de los más beneficiados de la nueva plaza de las Glòries y que el porcentaje de viviendas sociales inicialmente previsto se haya reducido.
El barraquismo de la plaza de las Glòries que ahora sale otra vez a la luz debe ser un nuevo grito de alarma sobre la gravedad de la falta de viviendas sociales en Barcelona. Hay muchos otros indicadores que reflejan este problema pero el aumento del barraquismo es el más desesperado.
Nuevamente desde aquí hacemos un llamamiento al Ayuntamiento para que impulse un pacto de ciudad, entre administraciones públicas e iniciativa privada, para buscar y planificar la construcción de viviendas sociales asequibles para la población.
Los campamentos de chabolas son el reflejo más desesperado de la grave
falta de viviendas