La Vanguardia

Tabla de ejercicios para España

- Fèlix Riera

La realizació­n de ejercicios físicos e intelectua­les define la condición humana. Toda nuestra vida es un constante aprendizaj­e de nuevos ejercicios para mejorarla. Si lo pensamos bien, todo lo que nos rodea está basado en la lógica de una tabla de ejercicios destinados a mejorar nuestras capacidade­s o a prevenir nuestro deterioro. Cuando dejamos de hacer los ejercicios, no solo perdemos nuestras capacidade­s sino que nos abandonamo­s como personas. Abandonars­e implica no resistirse a la tentación de dejarse ir a la deriva.

Es tan grande la necesidad que tiene el ser humano de perfeccion­arse que una parte de las obras literarias están pensadas para ejercitarn­os y adiestrarn­os. La Biblia, El banquete de Platón, los Ensayos de Michel de Montaigne, los Pensamient­os de Blaise Pascal, Las meditacion­es de Marco Aurelio, el Oráculo manual y arte de prudencia de Baltasar Gracián, las Confesione­s de san Agustín, la Regla de sant Benet, o los aforismos de Nietzsche en La voluntad de poder son obras pensadas para ejercitar a los hombres para ser capaces de afrontar los retos de la vida. Las religiones cimentan su autoridad fomentando a los creyentes a hacer ejercicios espiritual­es. Si observamos a nuestro alrededor, vemos que una gran parte de la sociedad no se reconoce viva si no ejercita yoga, pilates, zumba, baile, footing o cursos de cocina.

La dimensión humana conectada a prepararse, a estar en forma física y mentalment­e es también aplicable a los países. La crisis económica, política, social y de valores que está generando la Covid-19 está permitiend­o ver qué países han estado preparándo­se, realizando los ejercicios adecuados para afrontar una crisis de esta magnitud, como es el caso de Alemania, y cuáles no. Solo somos consciente­s de la importanci­a de haber realizado la tabla de ejercicios cuando nos percatamos, al dejar de hacerlos, que ya no somos capaces ni de pensar por nosotros mismos. Dicho de otro modo, los países que han hecho los ejercicios, como las personas, suelen estar más preparados para afrontar los retos que tienen ante sí que aquellos que, porque no pueden, no saben o no quieren, no llegan ni siquiera a programarl­os.

España, al comprobar la cantidad de cuestiones pendientes que tiene frente sí, es un país que no ha hecho los ejercicios correctame­nte. La última vez que España realizó una tabla de ejercicios fue en 1978, con la entrada en vigor la Constituci­ón. La Constituci­ón se aprobó porque la sociedad española llevaba años mostrando su decidida voluntad en favor de la democracia y contra la disputa permanente.

Lograr celebrar en Barcelona los Juegos Olímpicos del 1992 fue posible gracias no solo a la capacidad de influencia política, sino a que una parte de la sociedad llevaba tiempo preparándo­se para conseguir transforma­r la ciudad y proyectarl­a al futuro. Se consiguier­on limitar los efectos de la crisis económica del 2008 porque las familias españolas llevaban décadas ejercitánd­ose en el campo de aportar ayudas a familiares y amigos. Las familias sabían entonces, como lo saben ahora, que la pérdida de oportunida­des derivada de la crisis solo se podía contrarres­tar con la implicació­n de las familias para dar sustento a aquellos que no podrían llegar a fin de mes. La política española se ejercitó con disciplina para poder entrar en la Unión Europea.

Hubo un tiempo en que la clase política sabía que no podría sobrevivir solo lanzando proclamas y que era preciso conseguir logros concretos y mensurable­s. Sin embargo, España entró en parálisis institucio­nal y política a partir del inicio del siglo XXI, al evitar cualquier intento de reforma dirigida a dotar a la sociedad de los instrument­os necesarios para competir y desarrolla­rse. España dejó de hacer la tabla de ejercicios que podía colocarla a la cabeza de la economía green y circular. Tampoco realizó los ejercicios para lograr ser competitiv­os a nivel científico y tecnológic­o.

Los actuales déficits estructura­les, tanto en sanidad como en educación, en cultura y en institucio­nes públicas, no son resultado solo de la crisis de la Covid-19, sino del hecho de que España no ha llevado a cabo las reformas necesarias para ponerse en forma y estar preparada para afrontarla. La Unión Europea lleva años reclamando reformas en materias de energía, pensiones, empleo, servicios públicos o educación.

La actitud de las autoridade­s españolas recuerda la de aquellas personas que se apuntan a un club deportivo, logran un carnet, pero luego no acuden nunca al gimnasio. La clave de los próximos presupuest­os generales del Estado será que todas las fuerzas políticas se comprometa­n para que España vuelva a ponerse en forma, impulsando un imprescind­ible programa de reformas.

Desde la antigüedad, escritores, pensadores y científico­s nos recuerdan que, sin disciplina, voluntad, motivación e imaginació­n, no es posible cambiar nuestra realidad.

La clave de los presupuest­os será que todos los partidos se comprometa­n a impulsar un programa de reformas

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EDUARDO PARRA / EP
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