Una obra dedicada a un insomne pero escrita para un virtuoso del clave
Parece que Bach escribió las Variaciones Goldberg para un alumno adolescente muy aventajado, el virtuoso del clavecín Johann Gottlieb Goldberg. Y según las biografías del maestro de Bonn, fue un encargo del embajador ruso en la corte de Dresde, Karl Von Keyserling, que sufría de insomnio... Se trataba de que Goldberg las tocara durante la noche, que fuera una música relajante y gozosa, con un enfoque espiritual. Se publicaron en 1741 pero hubo que esperar dos siglos para verlas grabadas. En 1928 fue Rudolf Serkin el primero en hacerlo con rollos de la pianola. Del Este llegó la versión de Wanda Landowska seguida de la del chileno Claudio Arrau, en 1942. Pero quien marcó la diferencia fue Glenn Gould en 1955, pues las convirtió en una obra laica de culto entre intelectuales. Hasta que irrumpió Gustav Leonhardt, gran entendido en la obra bachiana. Él abrió el actual camino hacia la esencia ortodoxa del barroco alemán a través del maestro de Leipzig. zig... Pero es que nada puede superar al concierto en vivo en la sala, no hay nada mejor. Estas otras herramientas son de añadido. Así que la única manera para mí es que todo pueda ir volviendo a la normalidad lo más rápidamente posible y todos podamos viajar de nuevo. Porque nada puede reemplazar la actuación presencial.
¿Necesitamos políticos más conscientes de este peligro real que supone el virus para superarlo?
Como músico es difícil criticar, porque vivimos en mundos diferentes. En el mundo de los músicos, lo único que deseamos es la paz mundial y el entendimiento entre unos y otros. Nuestro objetivo es que una serie de gente trabaje conjuntamente con un mismo fin. Pero desafortunadamente no es lo que sucede en el mundo real.
¿Quiere decir que los músicos están más cerca de la forma de entender el mundo del personal sanitario que...?
...que los políticos, desde luego que sí. Estamos de lejos mucho más cerca de su manera de ver las cosas. Sintonizamos mucho más.
¿Le veremos en España?
Espero que sí, en primavera si las circunstancias lo permiten.