La Vanguardia

Con Messi todo es posible

- Santi Nolla

El Barça es mejor con el número uno del mundo en su equipo y queriendo dar lo máximo

La decisión de Leo Messi de quedarse en el Barcelona después de intentar marcharse sin poder lograrlo ha generado un extraordin­ario debate en el barcelonis­mo, movimiento ya de por sí propenso a la discusión. De hecho, el controvert­ido desenlace del caso del argentino, figura de alcance planetario, ha suscitado opiniones en todo el mundo, más allá de las esperables de los aficionado­s azulgrana. ¿Debería haber dejado Josep Maria Bartomeu que Messi se fuera libre? ¿Debería el presidente haber accedido a negociar con los clubs que le pretendían? ¿Y Messi? ¿Es bueno que siga en el Barça si está a disgusto? ¿Logrará Koeman convencerl­o para su causa? ¿Seguirá más allá del año de contrato que le queda? Los periodista­s Santi Nolla y John Carlin dan su versión personal del asunto. Y, como era de prever, hay debate.

Messi no podía irse tras un 8-2 ni a través de un burofax ni gratis mientras tenía contrato. El adiós del mejor jugador del mundo del mejor club del mundo no podía producirse por un calentón ni por una mera cuestión burocrátic­a. Ni por un asunto económico. La relación entre Leo Messi y el FC Barcelona es de 20 años de triunfos y cariño y no merecía un final traumático. El club se ha mostrado inflexible y el futbolista se ha quedado a disgusto. Messi ha disparado claramente contra el presidente y Bartomeu ha tratado de alejarse de la polémica y no responder para no avivar enfrentami­entos. El Barça ha ganado un pulso en el que no hay que designar vencedores y perdedores personales. Tener al mejor jugador del mundo es bueno para el club, más aún tras escuchar al propio Messi, que declaró que rendirá “al máximo”. Al final esa es una de las grandes claves. Si lo hace, el Barça será más fuerte con él. Seguro.

Leo es muy competitiv­o y tiene prisa. No soporta perder a nada y sabe que le quedan menos años para seguir triunfando. No debería desperdici­ar ninguna posibilida­d de rendir a tope. Uno de los problemas del bajo rendimient­o de esta temporada ha sido la pobre respuesta física y de intensidad de un vestuario en el que ya no estarán ni Suárez ni Vidal, dos jugadores excelentes y con mucha influencia (sobre todo el uruguayo) en Messi.

Ronald Koeman, el nuevo entrenador, ha deshecho ese clan al no contar ni con el ariete ni con el centrocamp­ista chileno y ha dejado claro que es él quien manda ahí abajo. El holandés siempre ha contado con Messi y sabe dónde quiere que juegue. Lo ve delante sin tener que bajar a por todas las pelotas, selecciona­ndo las acciones en las que puede ser más decisivo. Los otros diez los elegirá Koeman y trabajarán para que el Barça eleve su nivel y pueda parangonar­se al fútbol moderno, algo que no ha hecho esta última temporada.

En la primera campaña de Guardiola como entrenador del Barça (la más gloriosa) Messi no jugaba todos los partidos. En ocasiones no iba convocado, en otras jugaba de titular y era sustituido y en otras empezaba desde el banquillo en un equipo en el que también estaban Touré Yaya, Keita o Hleb, aparte de Iniesta y Xavi. El mejor Messi ha sido el que ha coronado un equipo que funciona. Leo ha sido impresiona­nte cuando su aportación ha sumado y Koeman piensa en un Messi de guinda, no de eje único. Los jugadores del Barça no han de estar siempre mirando a Leo, deben ser naturales en su fútbol, porque así crece el equipo y el propio Messi.

El once del Barça siempre ha sido competitiv­o, aunque no lo haya ganado todo. Hasta ahora, después del 8-2, la directiva ha convocado elecciones para marzo, ha destituido al entrenador (Setién) ha fichado al nuevo técnico (Koeman) ha aceptado la dimisión de Éric Abidal, el director técnico, y ha iniciado un proceso de renovación de la plantilla. ¿Qué ha hecho el vestuario desde el bochornoso resultado? Salió Piqué la misma noche para anunciar que eran necesarios cambios y el primer capitán ha declarado que se quería ir. Todavía nadie de ahí ha pedido perdón a la afición por el bochorno, pero tienen la oportunida­d de resarcirse en el campo. Messi, el primero.

El Barça es mejor deportivam­ente con el número uno del mundo en su equipo y queriendo dar lo máximo. Es más fuerte económicam­ente porque con Messi se mantienen los patrocinad­ores y no decrece el merchandis­ing y también es bueno que se quede socialment­e, ya que los aficionado­s del FC Barcelona deben tener la oportunida­d de decirle adiós dignamente y él despedirse de la gente que lo ha idolatrado. Han sido vasos comunicant­es. Si alguien le pregunta a cualquier entrenador rival si prefiere que Messi juegue o no en el Barça la respuesta es muy clara. Otra cuestión es que el FC Barcelona deba trabajar para la etapa post-messi. La tenía encarada con el fichaje de Neymar, pero el brasileño, que quiso volver, se fue porque la sombra de Messi era muy alargada y pensó que no le dejaba volar. Se equivocó. Con Messi todo es posible.

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STRINGER / AFP Messi saluda ayer a unos aficionado­s al llegar a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí
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