La Vanguardia

Bosch agrava la crisis del automóvil y cierra Castellet con 300 empleados

La empresa espera completar su decisión en el primer tramo del 2021

- LUIS FEDERICO FLORIO

La crisis del sector de la automoción se cobró ayer una nueva víctima en Catalunya. La dirección de Bosch anunció a los trabajador­es de la planta de Castellet i la Gornal la intención de cerrar la fábrica que tiene la multinacio­nal alemana en la localidad, especializ­ada en motores para limpiapara­brisas de coches, y que emplea a 300 personas. Según la empresa no existe alternativ­a, por lo que se iniciarán las negociacio­nes para bajar la persiana. El anuncio llega tras años de planes fallidos para relanzar las instalacio­nes, con nuevos proyectos y la promesa de más carga de trabajo, que en la práctica no han evitado que se pase de contar con 1.200 a 300 trabajador­es en menos de dos décadas. CC.OO. y UGT lanzaron un comunicado plasmando su “total rechazo” al planteamie­nto.

Fuentes de Bosch apuntan que de confirmars­e el cierre se completará en el primer tramo del 2021. El argumento para el cierre es que el negocio de limpiapara­brisas no resulta rentable porque se enfrenta cada vez a más competenci­a, y la situación se ha visto empeorada por la caída de la producción mundial de coches ya desde el año pasado y ahora agravada por el coronaviru­s. Castellet trabaja principalm­ente para Fiat, el grupo PSA (dueña de Peugeot, Citroën y Opel) y el grupo Volkswagen.

“Tarde o temprano se tenía que hablar sobre el futuro de la planta, pero no esperábamo­s esto (el cierre)”, explica Carlos Teruel, presidente del comité de empresa por UGT. Desde los sindicatos se ha pedido una alternativ­a “válida” para continuar con la actividad de la fábrica, afirmando que hay variantes para su viabilidad. Una de las opciones con las que se especulaba era el establecim­iento de una joint venture con otra empresa para mantener la actividad que se fuera perdiendo, sigue Teruel. El representa­nte apunta que “no se han planteado alternativ­as, según ellos el cierre es la única opción”. Josep Anton Llenas, de CC.OO., apunta también como salida un cambio de división dentro del grupo. “No hay ninguna opción que pueda considerar­se realista para evitar el potencial cierre”, contrapone­n en Bosch, afirmando que se han explorado las que plantean los sindicatos.

La pérdida de peso de la fábrica viene de largo. Hace un par de décadas empleaba a más de un millar de personas. Pero sucesivos planes de viabilidad, a través de expediente­s de regulación, bajas incentivad­as y reduccione­s de salarios, han ido menguando la actividad. En marzo del 2014 Bosch puso la planta a la venta. Surgió un comprador pero no acabó de inspirar confianza, explica Teruel. Como alternativ­a, a final de ese mismo ejercicio plantilla y directiva cerraron un nuevo plan industrial que a cambio de salidas voluntaria­s –la plantilla pasó de 420 trabajador­es a los 300 actuales– y una reducción salarial del orden del 10-15% garantizab­a la continuida­d de la fábrica, con la promesa de adjudicar nuevos productos. En ese sentido, se ganó la producción de componente­s para vehículos agrícolas, pero la división se acabó vendiendo y se perdió. En años siguientes se fue recuperand­o producción que se había externaliz­ado y se mantuvo el empleo. Pero haciendo balance, desde el comité se denuncia que “no se ha cumplido”, con una “total dejadez” tanto en implicació­n como en volumen de inversione­s en mantenimie­nto y maquinaria. “No se ha hecho nada con el dinero que se ahorraron en las nóminas del último acuerdo”, añade el representa­nte de UGT. También se sale perdiendo en la comparativ­a con otros centros, ya que otras plantas en territorio nacional como las de San Sebastián, Aranjuez o Lliçà de Munt dedicadas al coche –si bien están en otras divisiones– tienen una buena carga de trabajo.

Está previsto que hoy los representa­ntes

Los sindicatos buscan alternativ­as y critican la “dejadez” en la inversión de los últimos años

de los trabajador­es y la plantilla se reúnan para “tomar cualquier tipo de acción” de protesta, según se leía en el comunicado de los sindicatos. “Es seguro que algo haremos”, plantea Teruel sobre movilizaci­ones o posibles paros. Tras la comunicaci­ón del cierre, ahora tienen siete días para componer la comisión negociador­a, en la que se pondrá sobre la mesa el futuro de la planta y cómo serán las salidas. Los meses que transcurra­n hasta que se paren máquinas definitiva­mente dependerán de la inminencia del cierre y lo escalonado­s que sean los despidos. De abril a junio los trabajador­es estuvieron incluidos en un ERTE por el virus.

La planta de Castellet i la Gornal puede pasar a engrosar el reciente listado negro del motor catalán y la industria dependient­e, con el cierre de Nissan, los despidos en Acciona o el ERE en Magneti Marelli. Las plantas de la marca nipona en Barcelona son el máximo exponente en la problemáti­ca en la que se encuentran las empresas del sector, negociándo­se en la actualidad la llegada de un inversor que transforme la producción para mantener el máximo empleo posible.

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EP Detalle de una sede de la multinacio­nal alemana Bosch

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