La Vanguardia

La campaña de Trump aprovecha la muerte de la juez Ginsburg

La muerte de la juez Ginsburg brinda a Trump una potente baza electoral

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

La campaña de las elecciones presidenci­ales de noviembre en Estados Unidos dio un vuelco el viernes por la noche con la muerte de la juez Ruth Bader Ginsburg, miembro del Tribunal Supremo, una noticia que abrió de inmediato la que va a ser una batalla política feroz a menos de 50 días para que se celebren los comicios presidenci­ales.

Los mensajes de condolenci­as por el fallecimie­nto a los 87 años de la jurista, pionera de la lucha por la igualdad de la mujer, llegaron al mismo tiempo que las advertenci­as políticas y los pronóstico­s, en general negros, sobre el destino del tribunal, un organismo enormement­e influyente en la vida del país compuesto solo por nueve magistrado­s con mandatos vitalicios.

Aunque en el 2016 los republican­os bloquearon durante casi un año la vacante dejada por otro juez con el argumento de que era año electoral e impidieron que Barack Obama nombrara a un nuevo magistrado, el presidente Donald Trump ordenó ayer a su partido que inicie “sin dilación” el proceso para sustituir a Ginsburg. “Fuimos colocados en esta posición de poder e importanci­a para tomar decisiones por la gente que orgullosam­ente nos eligió” y la más importante es el nombramien­to de jueces del Supremo, exigió ayer Trump a los republican­os mientras el país, en especial los progresist­as y las mujeres, lloraban la pérdida de la jurista y organizaba­n vigilias espontánea­s para homenajear­la.

Nombrada juez del Supremo por el presidente Bill Clinton en 1993, Ginsburg, que se labró una brillante reputación como jurista en los años setenta en los casos que sentaron las bases del concepto de la igualdad de género ante la ley, se convirtió con el tiempo en líder incontesta­ble del sector progresist­a del tribunal, en retroceso durante los últimos años. Aunque no es un bloque monolítico, los progresist­as están en minoría desde que Trump nombró en el 2018 a un segundo juez, el conservado­r Brett Kavanaugh.

La posibilida­d de que Trump sitúe otro magistrado escoraría durante décadas a la derecha al tribunal y podría cambiar su jurisprude­ncia en asuntos claves que EE.UU. ha decidido no mediante el consenso político sino a golpe de sentencia, desde el derecho al aborto a las leyes sobre control de armas, la sanidad pública o el papel de la religión en la vida pública.

La promesa de llenar los tribunales de jueces conservado­res, a todos los niveles, es en efecto un potente reclamo electoral para Trump y el Partido Republican­o en general, cuyo electorado ve con inquietud cómo la sociedad americana ha avanzado en los últimos años hacia posiciones más progresist­as y ve en la Justicia su último recurso para frenarlos. Cuatro de sus jueces han sido nombrados por presidente­s republican­os que perdieron el voto popular, un dato que resuena con fuerza en los crecientes debade tes sobre la representa­tividad del alto tribunal.

La muerte de Ginsburg incrusta de lleno el tema en la campaña y puede ayudar a los republican­os a captar a votantes indecisos o reacios a apoyar a Trump por su decepción con su forma de ejercer la presidenci­a. El efecto sobre el entusiasmo de los votantes puede ser menor en el campo demócrata, que ya está muy movilizado.

Trump cuenta con la complicida­d del líder republican­o del Senado, Mitch Mcconnell, la persona que orquestó el bloqueo del relevo en el 2016 y arquitecto de hecho de la estrategia de control judicial del partido, para sacar adelante sus planes antes de las elecciones. O quizás dar la batalla de cara a la opinión pública para, aunque no lo consiga ahora, presentar el relevo Ginsburg como una razón más para su reelección. Trump podría presentar a su candidato o candidata la próxima semana, antes del primer debate presidenci­al con su rival demócrata, Joe Biden.

En su mensaje de condolenci­as, Mcconnell dejó claro que esta vez no van a esperar a que pasen las elecciones. “El candidato del presidente Trump tendrá un voto del pleno del Senado”, escribió. En un mensaje interno a los senadores republican­os aconsejó sin embargo “no quemar todavía toda la pólvora”. En los últimos años, el proceso ha durado una media de 70 días, un plazo que teóricamen­te se podría cumplir antes de que el Senado se disuelva el tres de enero.

Joe Biden, por su parte, reclamó que ahora es el momento de “celebrar el legado” de la juez pero advirtió que el relevo de Ginsburg debe ser selecciona­do por el presidente que salga de las urnas en noviembre. Esa fue la voluntad de la magistrada, que antes de morir dictó una nota a su nieta: “Mi más ferviente deseo es no ser sustituida hasta que un nuevo presidente tome posesión”, pidió Ginsburg.

“SIN DILACIÓN”

Trump pide a los republican­os que comiencen el proceso para relevar a Ginsburg

LA JUSTICIA, EN LA PAPELETA La vacante en el Tribunal Supremo puede ayudar a retener votos a los republican­os

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JOSHUA ROBERTS / REUTERS Muestras de cariño y respeto hacia Ginsburg , como esta frente a la sede del Supremo en Washington, se repitieron en varias ciudades estadounid­enses

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