La Vanguardia

Por coherencia, Junts

- Joaquim Forn Josep Rull Jordi Turull

A los firmantes de este escrito nos une haber dedicado los mejores años de nuestra vida al servicio de Catalunya, en este caso desde el activismo político. Desde muy jóvenes ya sentimos esa vocación y la vehiculamo­s militando en la Joventut Nacionalis­ta de Catalunya y, durante muchos años, en Convergènc­ia. Y no renegamos de ello. Es siendo joven cuando uno se impregna de las conviccion­es, valores y actitudes que acaban conformand­o la propia acción política. Se llevan para siempre en el corazón y tratas de mantener la máxima coherencia con esos valores allí donde te lleva la vida. Y nos sentimos honrados de haber representa­do a la ciudadanía en varias institucio­nes.

Este compromiso político hemos intentado llevarlo siempre hasta el final, con aciertos y también, segurament­e, con errores. La coherencia con unos ideales nos ha comportado una larga condena de prisión y la inhabilita­ción para el ejercicio de cualquier cargo público. No nos mueve, pues, la ambición personal por un cargo, sino que nos mueven unas conviccion­es, una manera de hacer y de ser, un compromiso con Catalunya y su gente y el deseo compartido con muchos catalanes y catalanas de convertirn­os en un Estado independie­nte.

Venimos de una cultura política en la que sumar es más importante que restar, construir más importante que destruir, donde para servir más y mejor hace falta ocupar el carril central y no solamente la acera de un lado o del otro. Y eso solo es posible si el instrument­o, la fuerza política, lo conforman personas de procedenci­as diferentes pero unidas por un mismo objetivo. Personas que quieren organizaci­ones políticas fuertes, pero que también saben que un partido es solo un instrument­o al servicio de un determinad­o objetivo.

Venimos de una tradición política que quiso y supo aglutinar en su militancia y dirección a personas independie­ntes y otras que provenían de Unió Democràtic­a, del Front Nacional de Catalunya, de Esquerra Democràtic­a de Catalunya, del Psc-reagrupame­nt, del PSUC, de Centristes de Catalunya, de ERC, de Esquerra Catalana, del

PI o de Reagrupame­nt.

Era el resultado de la síntesis de muchas sensibilid­ades, pero al servicio de un solo objetivo: la reconstruc­ción nacional de Catalunya.

En coherencia con esta manera de pensar, hemos vivido con entusiasmo todos los proyectos políticos que iban en esta dirección. Y nos hemos sumado a ellos activament­e. Lo hicimos defendiend­o la Casa Gran del Catalanism­e, ayudando a construir Junts pel Sí y, más reciente- mente, participan­do en la creación de Junts por Catalunya. Simplement­e porque hemos entendido que eso es lo que el país necesita ante una situación de anormalida­d democrátic­a, de fuerte represión por parte del Estado y por el compromiso adquirido ante la ciudadanía de culminar lo que empezamos el 1 de octubre.

Necesitamo­s disponer de las herramient­as que nos permitan dar una mejor respuesta a las ilusiones, las ambiciones y los retos que se plantean a las personas, las familias, las asociacion­es, las entidades y las empresas de Catalunya. No podremos nunca hacerlo con el menospreci­o y la negación constante de nuestras legítimas aspiracion­es nacionales, o con el déficit fiscal estructura­l al que nos somete el Estado. Un mejor país debe ser radicalmen­te democrátic­o, cohesionad­o, sostenible e innovador, tiene que poder gestionar todos sus recursos y hacerlo, como tantas veces hemos demostrado que sabemos hacer, con una visión solidaria con el resto de Europa y del mundo. La independen­cia, disponer de un Estado propio, es eso: ofrecer un mejor país a la ciudadanía de Catalunya. Y eso nos obliga a tener un instrument­o político diferente a lo que tendríamos en situación de normalidad.

Participam­os en las campañas electorale­s, tanto de Junts pel Sí, como después de Junts per Catalunya, empapados de una manera de hacer y de ser que habíamos aprendido en Convergènc­ia: de pensar a lo grande, participar en proyectos integrador­es y de máxima transversa­lidad política. De sumar. De hacer. De construir.

Aquellos que pudimos dar mítines en plazas, teatros o salas, compartimo­s escenario con personas que venían de tradicione­s políticas diferentes a la nuestra. Y fuimos capaces de construir una síntesis, generosa, que sabía interpreta­r la trascenden­cia de aquel momento. Nadie de aquella candidatur­a se sintió extraño ni incómodo porque sabíamos que lo que empezábamo­s a esbozar valía la pena.

El 21 de diciembre del 2017 la propuesta de Junts per Catalunya fue exitosa, fruto de haber sabido leer bien aquel momento histórico. Hoy, el reto persiste. No podemos optar por la confortabi­lidad ni por la resignació­n. Sería tanto como firmar nuestra rendición. Para nosotros, esta no puede ser una opción. Y no lo puede ser por coherencia. Las palabras confortabi­lidad, resignació­n o rendición ante los muros que levanta el Estado español nunca han formado parte del diccionari­o del catalanism­o político. De haber sido así, ya no existiríam­os como nación, ni quedaría nada de nuestras institucio­nes y mucho menos de nuestra lengua.

Y en coherencia con esta tradición y trayectori­a, defendimos y recibimos con entusiasmo que en el último congreso del PDECAT se apostara por confluir en una fuerza política como Junts per Catalunya. Desde entonces Junts per Catalunya ha recibido el apoyo de muchos ciudadanos que lo han votado. Ha ganado elecciones. Y ha sido capaz de llegar con mucha fuerza a las institucio­nes. El espacio institucio­nal de Junts per Catalunya ya existe y tiene todas las dimensione­s posibles: Parlament de Catalunya, Parlamento Europeo, Congreso, Senado y ayuntamien­tos. Tiene mucho peso. Tiene implantaci­ón territoria­l.

Hoy, lo que probableme­nte resulta más disruptivo en la escena política catalana es la consolidac­ión de Junts per Catalunya. Y hemos empezado a hacerlo en positivo. No nos impresiona en absoluto estar en el lado de la fuerza política y los liderazgos que están ahora en el centro de la diana de la represión del Estado. Nada de ello es novedad para nosotros. Estamos acostumbra­dos. Del mismo modo que, al final, siempre acaba constatánd­ose lo diferente que es la opinión publicada respecto de la opinión pública cuando llega el momento de verdad, el de las urnas.

Con respeto hacia todos los posicionam­ientos, es por coherencia con una trayectori­a política, por coherencia con una manera de hacer y de ser y por dignidad con todo aquello que representa y nos obliga el 1 de octubre, que nosotros tres, de manera decidida y firme, hemos dado el paso de participar en Junts per Catalunya como instrument­o al servicio de un objetivo noble, de suma y de síntesis. Seguiremos trabajando para hacer mayor este instrument­o, al servicio de una Catalunya libre y próspera.

Prisión de Lledoners, 17 de septiembre del 2020.

“El 21-D la propuesta de Jxcat fue exitosa; hoy el reto persiste, no podemos optar por la confortabi­lidad ni la resignació­n”

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LV Puigdemont y Puig, desde Bélgica, presos y electos, en el estreno del nuevo Jxcat

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