Barça y Madrid pierden a una semana del clásico
El Getafe doblega a los blaugrana (1-0) y el Cádiz a los blancos a domicilio (0-1)
El Barcelona acabó desquiciado en un duelo desagradable. No encontró la luz en la cueva. No supo superar la maraña tosca tejida por un rival que se gana su fama de antipático con creces. No estuvo fino el Barça y el juego bronco del Getafe hizo el resto. Tanta aspereza, tantas interrupciones y tantas rudezas sacaron del partido a los blaugrana, que empezaron muy bien con la dirección de Pedri y al que no supieron darle la vuelta ni retomar el camino correcto tras el gol de penalti de Mata. La táctica de Bordalás borró cualquier individualidad. Es la primera derrota de Koeman, que no pudo aprovechar el tropiezo del Real Madrid.
A Koeman hasta ahora se le conocía por sus decisiones firmes, por ser inflexible con Suárez y Vidal, por ejemplo. Esta vez quiso tender la mano izquierda y entendió que había dos jugadores que necesitaban verse reforzados y quiso recuperarlos antes de que fuera demasiado tarde. A Griezmann, que abrió el debate de su acoplamiento y de si jugaba o no en su puesto, le arrancó de la banda para situarlo por el medio, de referencia en el ataque. A Dembélé, que ha trabajado estas dos semanas en la ciudad deportiva, le premió con la titularidad justo en el campo donde allá por septiembre del 2017 sufrió su primera lesión de gravedad.
Ansu Fati y Coutinho, dos de los jugadores más elogiados y a los que el técnico holandés ha potenciado desde su llegada, se quedaron en el banquillo.
Pero el hombre del arranque del partido no fue ninguno de ellos. Dembélé notó la inactividad, Griezmann se mantiene en su laberinto particular, mientras Messi pagó el sobreesfuerzo de La Paz. Fue Pedri, un chico canario de 17 años que también se estrenaba en el once después de jugar la temporada pasada en Segunda División. Con calma e inteligencia, el mediapunta activó al Barcelona entre líneas. No se amilanó ante la intimidación de la intensidad del Getafe.
Pedri originó las dos ocasiones más claras del Barça en la primera mitad. En la primera, se dio la vuelta en el balcón del área pese a estar rodeado y encontró en la izquierda a Dest. Como ya pasó contra el Sevilla, el estadounidense, que jugaba a pierna cambiada, pudo chutar pero prefirió mirar a Messi. El argentino chutó de rosca al poste de Soria.
La segunda, con un pase de profundidad excelso, para el desmarque de Griezmann fue aún más clara. El francés se quedó solo ante el portero pero, como sucedió en las dos oportunidades que Koeman le recriminó contra el Sevilla, no acertó a resolver y abrir el marcador.
El problema del ex del Atlético no es si Deschamps le entiende mejor que Koeman o qué posición es la ideal para él. La cuestión del francés
COMO CONTRA EL SEVILLA
El Barcelona empezó bien dirigido por Pedri pero Griezmann perdonó una ocasión clarísima con 0-0
REIVINDICACIÓN VACÍA
El francés, después de quejarse de su posición, jugó por el centro pero volvió a agachar la cabeza
es la jerarquía con la que juega con Francia y la subordinación que enseña en el Barcelona. Con les bleus, con los que ganó el Mundial, pide el balón, se arriesga y, si falla, tiene la personalidad para afrontar la situación. Con la camiseta blaugrana (o fucsia), es pusilánime. Incapaz de rebelarse contra sus errores, después de enviar el balón, agachó la cabeza y se encerró en sus miedos.
Sucede con el Getafe que cada vez que se le perdona, el equipo azulón se crece, revive, se hace más fuerte. A medida que el partido se bloqueaba y se ponía feo, aparecía Nyom como estandarte de ese otro fútbol, subterráneo. Nyom tiene tan aprendido el papel que confunde cuando hace falta y cuando es víctima, cuando se juega la roja por un codazo o cuando está a punto de cometer un penalti. Juega al límite y siempre acaba en el suelo, perdiendo tiempo.
Ese juego, en su día, ya puso de los nervios a De Jong, como espectador, y a Dest, en el duelo Ajax-getafe de la Europa League. Y ayer desconcertó al Barcelona. Y cuando De Jong quiso poner la misma energía que los azulones, se pasó de frenada, tocó a Djené y cometió penalti. Riguroso. El Barça había caído en la trampa y Mata batió a Neto.
Koeman puso todos los delanteros que tenía a su lado para intentar como mínimo empatar. Entraron Fati, Coutinho, Trincão, Braithwaite y hasta Riqui Puig. Pero el Barça apenas amenazó a Soria. Al contrario, las ocasiones para marcar fueron locales en tres jugadas rapidísimas. Pero Neto frustró a Cucurella y Cucho Hernández. En la última el colombiano la mandó a las nubes igual que Messi tampoco encontró la portería después de un barullo en el área. En pleno despropósito final, en ese ataque con las entrañas y esa defensa con garras y dientes, Djené pudo marcarse en su propia portería. Pero la verdad es que el Barcelona nunca supo rehacerse en un escenario tan desapacible.
GANÓ EL PLAN DE BORDALÁS
De Jong cometió penalti al querer igualar la intensidad del Getafe, que sacó a los blaugrana del partido