La Vanguardia

El joven checheno que decapitó al maestro francés era un refugiado

Detenida la familia del terrorista, quien grabó la macabra escena tras el ataque

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El joven checheno de 18 años que decapitó el viernes a un maestro cerca de París residía en Francia en calidad de refugiado, como sus padres. En marzo pasado obtuvo un permiso de residencia válido hasta el 2030. No son detalles menores de un atentado que ha golpeado Francia en el corazón de su identidad republican­a y laica. Se exacerba el debate sobre la convivenci­a en una sociedad multicultu­ral y abierta en la que una minoría –los islamistas radicales– intenta imponer su ideología a cuchillada­s o a tiros.

La presión policial de los últimos años pone difícil a los potenciale­s terrorista­s hacerse con armas de fuego y explosivos. Lo más sencillo y barato es recurrir al arma blanca. Así lo aconsejan los manuales yihadistas. Es lo que hizo el viernes Abdulá

Abuyezidov­ich, nacido en Moscú en el 2002 y de origen checheno. Tiene el clásico perfil del lobo solitario, del adolescent­e inadaptado en Francia y radicaliza­do en las redes sociales. Con todo, la policía no quiere dejar ningún cabo suelto y detuvo a su hermano menor, sus padres y un abuelo, para descubrir eventuales complicida­des. También fueron arrestados otros dos hombres. Uno de ellos fue quien colgó en las redes un vídeo acusatorio contra el profesor asesinado por haber mostrado en clase –a modo pedagógico, para explicar la libertad de expresión– una caricatura de Mahoma desnudo.

El asesino vivía en Evreux (Normandía), a un centenar de kilómetros de Conflans-sainte-honorine, donde cometió el crimen. Según relataron testigos, Abuyezidov­ich merodeaba por los alrededore­s de la escuela a la salida de clase. Era el último día antes de las dos semanas de vacaciones de otoño, la pausa de Todos los Santos. El joven checheno preguntó a varios alumnos para que le indicaran quien era el profesor de geografía e historia que, hace dos semanas, había mostrado la caricatura del profeta. Poco después, con un gran cuchillo, el atacante se abalanzó sobre el profesor, en plena calle, mientras regresaba a pie a casa. La acción fue tan violenta que el cuerpo de la víctima quedó decapitado. Abuyezidov­ich hizo una foto y la divulgó a través de Twitter. Los investigad­ores hallaron la imagen en su teléfono móvil así como un texto y un vídeo de reivindica­ción.

Según el diario Le Parisien , el mensaje del terrorista decía lo siguiente: “De Abdullá, el servidor de Alá, a Macron, el dirigente de los infieles. He ejecutado a uno de tus perros del infierno que ha osado denigrar a Mahoma”.

El procurador nacional antiterror­ista, Jean-françois Ricard, indicó que el terrorista portaba, además del cuchillo, una pistola de aire comprimido, de balines. Cuando la policía lo interceptó, los agentes le gritaron varias veces para que tirara el arma y se lanzara al suelo. Hay un vídeo grabado por un vecino en el que se ve, de lejos, la escena. Abuyezidov­ich disparó la pistola de aire comprimido. Algún agente advirtió a los otros que era de balines. Pero el checheno no se rendía y avanzaba con el cuchillo hacia los policías, que finalmente le dispararon nueve tiros, matándolo en el acto. Según Ricard, los policías respetaron el protocolo en los casos sospechoso­s de terrorismo. No podían tener la certeza de que el arma era de balines y podían sospechar también que llevase un cinturón explosivo.

El presidente Macron, junto a los ministros del Interior, de Justicia y de Educación, acudió a las pocas horas a lugar del crimen. El jefe de Estado improvisó un breve discurso, emocionado y solemne. Rindió tributo a la víctima y a los maestros en general, destacó el papel fundamenta­l de la escuela en la formación de ciudadanos libres y subrayó que “el oscurantis­mo no ganará”.

Pese a todos los mensajes de solidarida­d y de firmeza, la inquietud es enorme porque la barbarie yihadista ha superado otro umbral, ha atacado un templo sagrado de la identidad colectiva francesa, la escuela pública. Desde enero del 2015, el terrorismo islamista se ha cebado en

El autor del atentado llevaba una pistola de aire comprimido y un cuchillo cuando la policía le disparó

el ocio (Bataclan), en el periodismo y la libertad de expresión (Charlie Hebdo) en la celebració­n ciudadana (el atropello de Niza, en plena fiesta nacional), en la población judía, en la policía, en el ejército, incluso en la Iglesia católica (el cura degollado mientras decía misa en Normandía). La decapitaci­ón del maestro es el último episodio de una escalada. Ni la escuela se salva.

“¿Cuándo vamos a despertarn­os?”, se preguntaba el editorial de Le Figaro. La senadora conservado­ra Jacqueline Eustache-brinio habló de “fascismo islamista”. No es el ambiente más sereno para el debate en el Parlamento del proyecto de ley contra el “separatism­o islamista”, un nuevo intento de afrontar uno de los mayores desafíos de seguridad y cohesión interna de la sociedad francesa en el siglo XXI.

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MICHEL EULER / AP Centenares de vecinos acudieron ayer al centro educativo de Conflans-sainte Honorine a depositar flores y rendir homenaje al profesor

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