La Vanguardia

Bolivia vota en tensión bajo la sombra de Evo Morales

Las encuestas vaticinan una victoria de Arce, el candidato del expresiden­te

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Bolivia celebra hoy unas elecciones presidenci­ales diseñadas para cerrar la fractura política abierta tras la dimisión de Evo Morales. Sin embargo, la polarizaci­ón del país andino podría llevar a un agravamien­to de la crisis, sea cual sea el resultado. La primera incógnita a resolver es si habrá segunda vuelta entre los dos candidatos que, con diferencia, encabezan las encuestas: el izquierdis­ta Luis Arce y el centrodere­chista Carlos Mesa.

Los sondeos auguran que Arce, exministro de Economía durante casi todo el mandato de Morales (2006-2019), se impondrá en la primera vuelta de hoy pero no será suficiente para evitar un balotaje el 29 de noviembre contra Mesa –expresiden­te entre el 2003 y el 2005–, que entonces se convertirí­a en favorito al unirse el voto de derecha. La última encuesta, publicada el domingo pasado indica que Arce lograría el 42% de los sufragios, mientras que Mesa el 33%. Para ganar en primera vuelta, un candidato requiere la mitad más uno de los votos o alcanzar el 40% y sumar una diferencia de diez puntos con el segundo.

Tras dos aplazamien­tos por la pandemia, estos comicios son una repetición de los celebrados hace ahora un año, cuando Morales consiguió su controvert­ido cuarto mandato entre acusacione­s de fraude y protestas que desembocar­on en noviembre en su dimisión y exilio. El vacío de poder llevó al Palacio Quemado a una desconocid­a Jeanine Áñez, en ese momento vicepresid­enta segunda del Senado. A pesar de tener un mandato provisiona­l, Áñez se empeñó en desandar las políticas del Movimiento al Socialismo (MAS) y empujar a la justicia a perseguir a Morales y otros dirigentes masistas, creando un clima de tensión permanente que ha marcado la campaña hasta hoy, con constantes acusacione­s al gobierno por parte de la candidatur­a de Arce de preparar un fraude para evitar su victoria en primera vuelta.

Al asumir el cargo, Áñez, cuyo ejecutivo de corte ultraderec­hista ha enfrentado varios casos de corrupción relacionad­os con la pandemia, aseguró que no se postularía pero luego cambió de opinión. No obstante, hace unas semanas retiró su candidatur­a para favorecer a Mesa e impedir el regreso del MAS al poder. Lo mismo hizo hace pocos días el expresiden­te Jorge “Tuto” Quiroga (2001-2002) para tratar de concentrar el voto antimasist­a. Sin embargo, el tercer candidato en discordia, el autonomist­a ultraconse­rvador de Santa Cruz de la Sierra, Luis Fernando Camacho, que ostenta el 16% de intención de voto, ha seguido en carrera pese las peticiones para que abandonara a favor de Mesa, que en los últimos días de campaña ha intensific­ado su llamado al voto útil para forzar una segunda vuelta.

De 57 años, Arce está considerad­o el responsabl­e del milagro económico boliviano y ha basado precisamen­te su campaña como candidato del MAS en vender su experienci­a para recuperar la estabilida­d y salir de la crisis. Por su parte, Mesa, de 67 años y que encabeza el movimiento Comunidad Ciudadana, tiene una imagen centrista y ha tratado de capitaliza­r el voto de la clase media urbana, aunque también recibe el apoyo de buena parte de la derecha.

La paradoja es que mientras los partidos y el gobierno viven en tensión y polarizaci­ón permanente, los dos principale­s candidatos han hecho gala de discursos moderados, sobre todo en los últimos días, para atraer a los indecisos. Incluso Morales, exiliado en Argentina, ha tenido un papel discreto al final de la campaña, expresándo­se solo a través de redes sociales. Hace unos días, en un vídeo grabado en Buenos Aires prometió no tener ningún protagonis­mo si Arce logra la presidenci­a y llamó “a todos los bolivianos a la reconcilia­ción” y a conseguir “un gran acuerdo nacional con partidos políticos, empresario­s, trabajador­es”. No obstante, el exmandatar­io insiste en que fue víctima de un golpe de estado.

Es la primera vez que Bolivia celebra unas elecciones sin Morales desde el 2006. A pesar de que la sombra del líder cocalero está omnipresen­te en estos comicios, en el mencionado vídeo trató de que su controvert­ida figura no interfiera en la posibilida­d de que Arce recupere a votantes moderados de clase media, ahora desencanta­dos con el MAS.

La gran incógnita es si el resultado impondrá una segunda vuelta entre Arce y Mesa, líder del centrodere­cha

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JUAN KARITA / AP Una mujer acarrea un fardo en El Alto , con un cartel electoral al fondo

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