La Vanguardia

El exceso de tensión empuja hacia un pacto sobre el Poder Judicial

La semana de Vox concluirá con una audiencia del Papa a Pedro Sánchez

- Enric Juliana Madrid

El creciente rechazo social a la asfixiante tensión política que se vive en España puede acabar empujando a un acuerdo para la renovación de la cúpula del Poder Judicial. Empieza a haber señales de ello después de las últimas advertenci­as de Bruselas, pero primero deberá debatirse y votarse en el Parlamento, los días 21 y 22 de octubre, la moción de censura presentada por Vox. La aguja del manómetro que mide la presión ya se halla en franja roja. El manejo de la presión será el asunto más delicado en ese debate y la semana concluirá con una novedad que no estaba en agenda.

La semana de la moción de censura de Vox concluirá con una audiencia del papa Francisco a Pedro Sánchez, el próximo sábado 24 de octubre en el Vaticano. Felipe González no pudo imaginar algo parecido en marzo de 1987, cuando el joven y efímero líder de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha , le planteó una moción de censura.

Juan Pablo II no habría recibido al presidente socialista español en aquellas circunstan­cias.

Las casualidad­es existen, pero en la Secretaría de Estado de la Santa Sede el azar suele pasar algunos exámenes. Una audiencia a un jefe de Gobierno no aparece en la agenda del Papa sin conocimien­to previo del nuncio apostólico (embajador) en el país en cuestión y del presidente de la Conferenci­a Episcopal nacional. El actual nuncio en España es el prelado filipino Bernardito Auza, y preside la Conferenci­a Episcopal, el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. Las relaciones del Gobierno con la Conferenci­a Episcopal pasan por la vicepresid­enta primera,

Carmen Calvo.

Hace dos semanas, el Papa evitó recibir en audiencia al secretario de Estado norteameri­cano,

Mike Pompeo, que había viajado a Italia para tomar notas sobre el conflicto de Libia y advertir al Gobierno de Giuseppe Conte contra un exceso de buenas relaciones con China. El jefe de la diplomacia estadounid­ense deseaba entrevista­rse con el Papa para pedir al Vaticano que enfríe su intento de establecer relaciones diplomátic­as con Pekín para abrir puertas a la Iglesia católica en China. Francisco no quiso que esa reunión pudiese quedar enmarcada por la agresiva campaña de las elecciones presidenci­ales norteameri­canas.

La audiencia a Sánchez en un momento muy crítico de la política española contiene también un mensaje: es hora de hablar. Hay algunas iniciativa­s gubernamen­tales en curso que interesan y preocupan a la Iglesia católica. La reforma de la ley Educativa y una nueva revisión de la legislació­n sobre el aborto, por ejemplo.

Diálogo. Ese es el mensaje pontificio en la semana de la moción de censura de Vox, partido que se declara ardiente defensor de la cristianda­d y a la vez detesta al Papa. En 1987, Juan Pablo II recibía cada mes al general Vernon Walters, antiguo director adjunto de la CIA, que ponía al corriente al Vaticano de las crecientes debilidade­s del bloque soviético. Los tiempos han cambiado.

Diálogo. Ese también es el mensaje que Pedro Sánchez y Pablo Casado han recibido hace unos días en Bruselas, donde se ha reunido el Consejo Europeo. Fuentes gubernamen­tales sostiene, sin embargo, que no ha habido una mayor presión sobre la controvert­ida proposició­n de ley para desbloquea­r la renovación del Consejo General del Poder Judicial, más allá de las declaracio­nes de un portavoz de la Comisión, el pasado jueves, que todo el mundo leyó como un evidente toque de atención al Gobierno español.

El pasado mes de septiembre ya hubo un primer toque de atención europeo sobre este tema, especialme­nte dirigido a la oposición. Un informe sobre el Estado de derecho en los países de la Unión Europea señalaba dos problemas en España: el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial y una excesiva dependenci­a de la Fiscalía General del Estado de la esfera gubernamen­tal. El mismo día en que se publicó aquel informe, el CGPJ, en prórroga desde hace dos años, procedió al nombramien­to de varios magistrado­s de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. Preside el CGPJ, el magistrado Carlos Lesmes, que ejerció el cargo de director general de Relaciones con la Justicia durante el segundo mandato de José María Aznar.

Bruselas quisiera paz judicial en España. Ambas partes están avisadas. El Partido Popular, desde finales de septiembre. El Gobierno, desde el pasado jueves. Bruselas ya advirtió a finales de septiembre que el bloqueo en la renovación del órgano de gobierno del Poder Judicial, con la consiguien­te batalla política interna, podía dar munición a los gobierno iliberales de Polonia y Hungría, embarcados en una estrategia de clara restricció­n de la independen­cia de sus jueces. (Véase la informació­n adjunta).

“Si el bloqueo persiste, cuando se debata sobre la posición de Polonia y Hungría, los gobiernos de estos países podrán escudarse en que este asunto en España aún no se ha solucionad­o”, declaró en septiembre el comisario europeo de Justicia, el belga Didier Reynders. Así ha sucedido. Desde la semana pasada, los gobiernos de Hungría y Polonia se escudan en el bloqueo y en la iniciativa de la coalición gubernamen­tal española de romper el tapón con una reforma que permitiría renovar la cúpula del poder judicial con la mayoría absoluta del Congreso, sin la mayoría reforzada de los tres quintos, hoy vigente; un mecanismos de veto que el PP usa para mantener en vida una cúpula judicial que pudo negociar en el 2013 desde la mayoría absoluta. Una cúpula judicial reflejo de una

ATMÓSFERA

La moción de censura de Vox llega en un momento de hastío social por la crispación

EL GESTO DEL PAPA Recibiendo a Sánchez, el Vaticano también envía un mensaje a España: hay que hablar

mayoría conservado­ra que ya no existe, o una cúpula judicial reflejo de una España más plural políticame­nte. Esa y no otra es la cuestión.

¿Qué preocupa en Bruselas? Preocupa la inflamació­n del pulso con los gobiernos de Hungría y Polonia, en la medida que ambos países amenazan con vetar el endeudamie­nto de la Comisión Europea necesario para financiar el Fondo de Recuperaci­ón. (Véase La Vanguardia del pasado domingo). El Parlamento Europeo quiere ser más exigente y la Comisión es más pragmática. La presidenci­a alemana de turno propone que la condiciona­lidad se ciña exclusivam­ente al respeto del Estado de derecho en la gestión de los fondos europeos. La batalla es compleja y solo faltaba el embrollo español. Nadie amenaza con retirar los fondos a España. Eso son noticias falsas.

Sánchez empezó a modular su discurso el viernes, ofreciendo modificar sus planes legislativ­os si el PP se aviene a negociar. A su vez, Enrique López, el coordinado­r del PP en el frente judicial, declaraba en el diario La Razón que el primer partido de la oposición está dispuesto a negociar. (López y el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, habían alcanzado en agosto un principio de acuerdo sobre la renovación del CGPJ, que después Casado rompió). Casado sigue exigiendo la marginació­n de Unidas Podemos del acuerdo.

El desarrollo del debate de la moción de censura determinar­á las posibilida­des de un pacto.

COMISIÓN EUROPEA Bruselas no equipara a España con Hungría y Polonia, ni amenaza con recortar fondos

EL NUDO DE LA CUESTIÓN

Sin embargo, el litigio español ofrece un paraguas a los iliberales húngaros y polacos

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La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y Pedro Sánchez, el jueves antes de la cumbre europea
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EFE HUNGRÍA

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