Carlos Latre, el hombre de las 600 voces, estrena nuevo espectáculo
Carlos Latre renueva su show con más imitaciones y una actualidad más caliente
Carlos Latre abre para este medio las puertas de su oficina en Sant Just Desvern, un santuario moderno lleno de recovecos de magia donde nacen gran parte de sus futuras víctimas. El cómico de 41 años es uno de los reyes de la imitación en España gracias a un sello personal blanco y una humanización de sus personajes que le ha convertido en referencia en el sector cuando cumple más de 20 años de carrera. El de Castellón tiene nuevo espectáculo, One Man Show, que se podrá ver en el Teatro Coliseum a partir del 4 de noviembre, con el que planta cara con humor a la difícil situación que estamos viviendo por la pandemia. “Soy de los pocos que tuvieron la osadía en junio de lanzarme de nuevo a los escenarios. La idea era volver a recuperar la energía y las sensaciones de antes, poder reír, disfrutar e incluso quitar algo de hierro a muchas de las cosas que están pasando”, reflexiona.
Como a la mayoría de las propuestas culturales, los números no le salen y tiene claro que “como mínimo vamos a ganar un 30% menos que otros años, pero hemos asumido ese esfuerzo porque queríamos recuperar sensaciones y mandar un mensaje claro: aquí estamos, no nos rendiremos y aguantaremos”.
Y lo hace con un espectáculo en el que está él solo ante el público, sin artificios y donde saca a relucir más de un centenar de imitaciones. “Así como mi carrera televisiva está muy cubierta de maquillaje y atrezo, en el teatro quería que fuera al revés. La base del show tiene que ser el virtuosismo y el artista, así que construyo los espectáculos con una simple caja negra”, explica. Obras así suponen para Latre un “viaje emocional muy loco”, por lo que tras cada función es habitual encontrarle tomando una copa de vino en compañía de amigos o de su mujer, la periodista Yolanda Marcos.
Por suerte para él, el cómico tiene un equipo de gente que trabaja fuerte para que, entre otras cosas, en sus espectáculos prime la actualidad, por lo que la improvisación constante también es una pieza clave en su show. “España es un país de guionistas anónimos”, espeta el humorista que cree que tiene un estilo “blanco, familiar y lineal; me meto con todo el mundo pero de manera abierta y calmada para evitar que nadie se ofenda”. Difícil tarea también en un momento en el que el país parece más sensibilizado que nunca impulsado por el anonimato de las redes sociales: “Hemos perdido la buena fe, sobre todo en el humor. España siempre se ha caracterizado por su sentido del humor, sus chascarrillos y si idiosincrasia más chistosas. Si perdemos esta parte de nuestra cultura estamos dejando escapar un bastión muy importante de nuestro ADN”, reflexiona el valenciano.