Un paseo en nuestra burbuja
El Ayuntamiento de Barcelona cerró ayer al tráfico las calles Creu Coberta y Gran de Gracia, dos ejes comerciales, para promover el comercio de proximidad y los paseos saludables. La iniciativa ya se hizo cuando se levantó el confinamiento, pero entonces se aplicó en avenidas mucho más grandes como el paseo de Sant Joan y en la Via Laietana. La bienintencionada campaña cumple con su objetivo: permite pasear manteniendo las distancias. Los vecinos aprovecharon para salir a la calle en una Barcelona en plena pandemia en la que con los bares cerrados y sin poder reunirte con los amigos cuesta encontrar cosas poco trascendentes por hacer. Aunque con limitaciones se puede ir al cine, al teatro, incluso al gimnasio (¿quién va al gimnasio en fin de semana?), pero cuesta improvisar: ir a un bar era sencillo y permitía descansar tras una mañana de compras. La única alternativa para los que nos gusta improvisar acaba siendo salir a la calle con el grupo burbuja –también conocido como tu familia–, dar un paseo y volver a casa.
Ayer, los vecinos paseaban en Sants y en Gràcia disfrutando de una soleada mañana. La calle Creu Coberta estaba a rebosar y con la
Las calles Creu Coberta y Gran de Gràcia, cortadas ayer al tráfico para fomentar paseos saludables
gente dispuesta a cumplir con la propaganda que el Ayuntamiento había instalado en medio de la calle a modo de cubículo “Donde no hay coches, pasan muchas cosas”, decía el cartel. La gente aguantaba la mirada ante aquel cubículo a ver qué pasaba. Spoiler: no pasó nada. La ruta seguía por Creu Coberta. Calle larga, por cierto. Muy larga. Con comercios. Muchos comercios. Y con locales cerrados y puestos en alquiler que confirman que la crisis que se avecinaba ya ha llegado.
Frente a nuestras miradas se posó lo que parecía ser una mesa con unas sillas con unas tazas de café. “¿Es una terraza?”, dijo un miembro de nuestra burbuja. No puede ser una terraza, negábamos los demás con incredulidad. Pero hay una mesa y cuatro sillas, insistía. ¡Y hay tazas de café!. Nos frotamos los ojos hasta que al acercanos vimos que ponía: Radio Hostafrancs. La radio del barrio había sacado unas sillas y una mesas para hacer un programa en la calle y entrevistadores y entrevistados degustaban un café que habían comprado para llevar bajo una carpa que parecía un velador. Seguimos caminando. La niña tenía ganas de ir al baño, pero la opción de parar en un bar, pedir un café y utilizar el retrete ya no sirve con la modalidad take away. “Aguántate, cariño”, dijimos con pesadumbre conscientes de que todavía faltaba bastante para culminar aquella larguísima calle. A los diez segundos, de nuevo. “Tengo hambre”, dijo. El grupo burbuja nos miramos. ¿Y ahora qué hacemos?. Opción 1: irnos a casa. Opción 2: kebab, pollo a l’ast, pizza al taglio o empanadas. Ganó la opción 2: empanadas. ¿Y dónde nos lo comemos? Sin urbanismo táctico en Sants, decidimos ir a la calle Consell de Cent e hicimos un picnic en uno de los bancos de hormigón rodeados de líneas de colores. Ideal.