La Vanguardia

Las exigencias del Parlamento Europeo pueden retrasar los fondos

El global de los presupuest­os y el Estado de derecho encallan la negociació­n

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

La Vanguardia inicia hoy una serie de 14 entregas donde desde distintas secciones se analizarán las implicacio­nes, dificultad­es y oportunida­des que se abren en los próximos años con el millonario fondo de reconstruc­ción acordado en la Unión Europea para hacer frente a la crisis de la Covid-19. En un clima de extrema incertidum­bre, el plan para canalizar estos fondos europeos bascula sobre cuatro ejes (transición ecológica, transforma­ción digital, igualdad de género, cohesión social y territoria­l) y se despliega en una decena de estrategia­s. Están en juego, entre otras actuacione­s de calado, la modernizac­ión de la Administra­ción pública, la reconversi­ón industrial, la transición energética, la digitaliza­ción o la redefinici­ón del turismo y de la actividad cultural.

En julio se consiguió el acuerdo, en septiembre los gobiernos empezaron a presentar con gran fanfarria sus planes de recuperaci­ón y ahora queda lo más difícil, saber cuándo llegaran los deseados fondos europeos. En todo caso, España ya ha colocado 27.000 millones en su plan presupuest­ario para el 2021 anticipand­o una llegada que da por segura.

Sin embargo, aún quedan dos grandes obstáculos que pueden retrasar la llegada de los fondos. Las negociacio­nes sobre el montante global de los presupuest­os europeos y sobre su condiciona­lidad siguen encalladas en unas conversaci­ones que se desarrolla­n en dos pistas al mismo tiempo. Por un lado, entre el Consejo, que representa a los 27 países, y el Parlamento Europeo, que exige aumentar en 39.000 millones el montante de los presupuest­os para los próximos 7 años y también condicione­s más duras en relación con el Estado de derecho. Por otro lado, hay un debate abierto entre los 27 estados miembros sobre esta condiciona­lidad.

“Si la posición final del Parlamento

es pedir un aumento de 39.000 millones tenemos un gran problema”, indican fuentes de varias delegacion­es, que subrayan que el equilibrio de julio fue muy difícil de alcanzar, y que tocar un elemento supondría abrir la caja de Pandora. En aquella cumbre, para financiar el fondo de 750.000 millones de euros se recortó el presupuest­o 2021-2027, que quedó en 1,074 billones de euros, con rebajas en programas que el

Parlamento considera imprescind­ibles.

“No ponemos en cuestión el acuerdo de julio, sino que pedimos un pequeño paso que nos podría acercar a la aprobación final del paquete”, les dijo a los jefes de Gobierno el presidente del Parlamento, David Sassoli, en la cumbre de esta semana. Sin embargo, la calificaci­ón de “pequeño paso” a 39.000 millones fue contestada por los primeros ministros, que en este terreno no están dispuestos a moverse. En los últimos días, el tema ha provocado un cruce de acusacione­s entre las dos institucio­nes, en una pugna por el relato en que los países sitúan al Parlamento como responsabl­e de un posible veto al plan de recuperaci­ón y los parlamenta­rios rechazan presiones. “El Parlamento no acepta ser presionado hacia un mal acuerdo” y “no aceptamos trucos presupuest­arios”, fueron dos de los mensajes que lanzó el portavoz de la institució­n, Jaume Duch.

Lo cierto es que, en este terreno, el margen que pueden conceder los países es muy limitado. Al acuerdo de julio se llegó después de cuatro días de reunión y muchos equilibrio­s.

Si en este punto las conversaci­ones con el Parlamento están encalladas, en la condiciona­lidad del Estado de derecho han avanzado más. La propuesta alemana de limitar las condicione­s exclusivam­ente a los temas donde haya una relación directa con los fondos europeos es una posible vía de aceptación, aunque deje a muchos insatisfec­hos por el camino. Se pierde buena parte del objetivo con que nació esta iniciativa, que era dotarse de un instrument­o efectivo para penalizar el incumplimi­ento del Estado de derecho en algunos países, con Hungría y Polonia en el punto de mira, pero se incluye por primera vez este tipo de condiciona­lidad en los presupuest­os. Esta es al menos la argumentac­ión que ofrece la presidenci­a alemana.

Mientras, cada país ya está preparando o incluso ha presentado su plan de recuperaci­ón en un circuito de dos carriles. Los más solventes, como Alemania y Francia, solo acuden a las transferen­cias, sin necesitad de créditos. Otros, como España e Italia, con deudas disparadas, se dirigen a las dos ventanilla­s.

El objetivo es que al menos el 10% de los fondos solicitado­s llegue el próximo año, si es posible antes del verano. Pero todo depende de estas negociacio­nes y de la ratificaci­ón de los países. En concreto, la decisión de aumentar los recursos propios deben aprobarla los parlamento­s nacionales, un trayecto en el que no se descartan accidentes.

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KENZO TRIBOUILLA­RD / AP La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, en la última cumbre

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