La Vanguardia

La avaricia

- Remei Margarit

La avaricia es un agujero negro como los del universo, que se traga todo lo que se le acerca o atrae, lo destruye y parece, según algunas teorías científica­s, que al final se esfuma, desaparece. Es un agujero negro sin fondo, nunca se satisface.

En estas páginas he descrito alguna vez el bajo relieve que hay en el pórtico de una iglesia románica de Molló donde constan las caras de los pecados capitales; pues bien, la avaricia es una cara hacia dentro. No sale nada de aquella expresión, tal como el agujero negro mencionado. En el ser humano la avaricia se muestra como un acopio de dinero y bienes de toda clase, imposibles de gastar ni en siete vidas. Y eso se hace, claro, tomando lo que no le correspond­e y acaparando todo lo que puede, sin tener en cuenta a los que no tienen casi nada para subsistir. Dicho de otra manera, el avaro es una persona hacia dentro, lo que hay fuera de él no le importa nada, quizás tan solo si lo puede devorar de alguna manera, porque la avaricia tiene que ver con una extrema voracidad, un hambre insaciable.

Y una se pregunta por qué quiere tantas cosas, ¿para ir adónde a hacer qué? Y no es esta la cuestión, sino el vacío del alma, un alma huérfana de alimento espiritual. Emerson dice: “Dad a este hombre una vida espiritual, una vida interior, y no tendrá necesidad de nada”.

Hay, en la cultura occidental, una clase de propaganda constante sobre la necesidad de tener cosas, muchas cosas, y eso será la felicidad. Esta es la gran mentira porque todos sabemos que cuando adquirimos una cosa que nos gusta, al cabo de poco ya queda relegada al fondo del armario, y en cambio la necesidad de tener otra cosa acucia todavía. No son cosas lo que necesitamo­s los humanos (descontand­o lo indispensa­ble para vivir con dignidad: un techo, no pasar frío ni hambre, además de ropa para cubrirnos), sino que la necesidad es anímica, es el espíritu que quiere crecer y conocer y compartir, es decir: educación, cultura, investigac­ión, ciencia y arte. Todo lo que no sea eso es pura alharaca para tapar el gran agujero negro de un alma huérfana de sus alimentos espiritual­es. La felicidad no tiene que ver con las cosas, sino con el conocimien­to.

Maimónides dice: “Si recibes una remuneraci­ón sin haber trabajado, segurament­e es porque hay alguien que trabaja sin ser remunerado”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain