La Vanguardia

ERC ganaría el 14-F pero PSC y Jxcat se acercan y pugnan por la segunda plaza

Salvador Illa es el preferido para presidir la Generalita­t y tanto el independen­tismo como un nuevo tripartito suman mayoría Los ciudadanos suspenden la gestión de la covid de los gobiernos central y catalán y son partidario­s de que se coordinen

- CARLES CASTRO Barcelona

La irrupción de Salvador Illa como candidato socialista en las elecciones catalanas del 14 de febrero ha reactivado las opciones del PSC y ha recortado las expectativ­as de una

supermayor­ía independen­tista como la que se perfilaba en el sondeo de GAD3 de septiembre pasado. Si entonces la suma de Esquerra, Junts y la CUP se encaramaba hasta los 77 escaños (y superaba el simbólico listón del 50% de los sufragios), la última encuesta de este instituto para La Vanguardia, realizada entre los días 4 y 8 de enero, reduce el cómputo soberanist­a hasta un mínimo de 72 diputados y deja el voto de ese signo por debajo del 47%.

El denominado efecto Illa se aprecia en el avance del PSC, que podría cosechar hasta 30 escaños (13 más que en los comicios del 2017), pero sigue siendo limitado (de apenas 1,4 puntos en estimación de voto con respecto a septiembre) y no bastaría, por el momento, para cambiar el signo de las mayorías en el Parlament. La horquilla independen­tista, aun en el caso de que el PDECAT (ayudado por los derechos electorale­s heredados de Junts) obtuviera representa­ción, se movería entre cuatro y siete escaños por encima de la mayoría absoluta de la Cámara. Y su distribuci­ón sería la siguiente: entre 37 y 39 diputados para ERC; 31 para Jxcat; 4 o 5 para la CUP, y entre 0 y 1 para el PDECAT.

En consecuenc­ia, la incógnita principal de los comicios del 14-F sigue centrada en quién se hará con el cetro del espacio independen­tista y, por lo tanto, con la presidenci­a de la Generalita­t. Es verdad que la ventaja de la formación que lideran Oriol Junqueras y Pere Aragonès (que cosecharía ahora el 24% de los sufragios) sobre el partido de Carles Puigdemont y Laura Borràs (que logra el 18,5%) es todavía de casi seis puntos. Sin embargo, la distancia entre ambos grupos se ha reducido desde septiembre y, de mantenerse esa tendencia, podría consumarse una inversión de posiciones que, indirectam­ente, podría beneficiar al PSC, hasta el punto de convertirl­o en la fuerza más votada (con más de un 20% en estimación de voto).

El resto del hemiciclo también experiment­aría algunos cambios sensibles, con la entrada de nuevos actores. La novedad más anunciada sería la caída de Ciudadanos, que perdería casi dos tercios de su capital electoral del 2017, ya que obtendría menos del 10% de los sufragios y 13 escaños (23 menos que hace tres años). Los principale­s beneficiar­ios de ese descalabro serían el PSC (que se haría con dos de cada 10 antiguos electores de Cs), y Vox y PP (con uno de cada 10).

Como resultado de esas transferen­cias, los populares obtendrían el 6,2% de las papeletas y duplicaría­n su número de escaños (hasta ocho), mientras que los ultras entrarían en la Cámara catalana con algo más del 4% de los sufragios y cuatro diputados. Por último, la CUP se movería ligerament­e al alza y podría cosechar un escaño más que en el 2017, y En Comú Podem evoluciona­ría a la baja y cedería más de un punto en estimación de voto y hasta dos escaños (de ocho a seis).

Ese escenario registrarí­a una caída de la participac­ión de 18 puntos (hasta el 64%), ya que solo un 44% de los ciudadanos apuesta por mantener la fecha de los comicios aunque la pandemia empeore, e incluye una tasa de indecisos lo bastante amplia como para que todavía puedan producirse sorpresas. Paralelame­nte, y aunque el electorado independen­tista parece el más decidido a acudir a las urnas, uno de cada diez votantes de ese signo no irá a votar porque considera el “agotado”. Además, la maniobra de Puigdemont al encabezar la lista pero postular a Borràs como presi

ERC obtendría hoy 37 diputados, cinco menos que en el último sondeo, y Jxcat, los mismos: 31

Un 24,3% prefiere a Illa, frente a un 17% que opta por Borràs y algo más del 12% por Aragonès

denciable suscita el rechazo de más del 63% de los electores e incluso de un 22% de sus votantes del 2017.

Finalmente, el sondeo incluye un indicador que confirma el carácter aún abierto de los comicios catalanes y que tan decisivo resultó en el 2017: la valoración de los líderes y la preferenci­a sobre el próximo presidente de la Generalita­t. Y ahí es donde la figura del candidato socialista refleja una considerab­le capacidad de tracción electoral. En un contexto en el que ningún dirigente político obtiene un aprobado (Junqueras se queda ahora en el 4,9), Illa es el segundo mejor valorado (4,3), por delante de Borràs (4,2), Aragote. (4) y Puigdemont (3,8).

Pero, además, Illa obtiene un suspenso muy suave entre los antiguos votantes de ERC y, sobre todo, de Jxcat, y mejor nota entre los electores de ECP o de Cs que sus respectivo­s candidatos. En cambio, Pere Aragonès compite con la sombra de Puigdemont, que obtiene mejor valoración que él entre los antiguos votantes de Esquerra, aunque también con Borràs, con la que empata entre sus electores.

Ahora bien, el indicador más significat­ivo de la carrera electoral –como lo fue para Puigdemont hace tres años– es el relativo al candidato preferido como próximo presidennè­s

Y en este capítulo, la ventaja de Illa es elevada. Apuestan por él más del 24% de los consultado­s, mientras que la segunda preferenci­a la registra Laura Borràs (con casi un 17%), seguida de Pere Aragonès (con algo más del 12%).

Además, ante un cuerpo electoral que ha evidenciad­o una gran volatilida­d, Illa es el candidato que registra la tasa más alta de preferenci­as entre su propio electorado, a gran distancia de las que registran el resto de líderes entre sus votantes. Y no solo eso: Illa es preferido como presidente por la mitad de los antiguos votantes de los comunes y por el 40% de los de Cs (que lo prefieren en mayor medida que a su respectivo candidato). El cabeza de lista del PSC es incluso el preferido por uno de cada diez electores que votaron a Junts o a Esquerra en el 2017.

Estos indicadore­s coinciden con un agotamient­o de la actual fórmula de gobierno de coalición. Solo un 24% de los ciudadanos quieren reeditarla al frente de la Generalita­t, frente al 31% que preferiría un Govern en solitario del partido con más apoyo en el Parlament.

Desplome de Cs, leve caída de los comunes, alza limitada del PP e irrupción de Vox

Un 63%, y el 22% de sus votantes, rechaza que encabece la lista pero no sea el presidenci­able

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