La Vanguardia

La ‘causa perdida’ toma el Capitolio

Trump ha puesto en marcha un movimiento político que hunde sus raíces en el viejo sur confederad­o

- XAVIER MAS DE XAXÀS

Afinales de 1860, poco después del triunfo electoral de Abraham Lincoln, siete estados se escindiero­n de la Unión. Lincoln había ganado la presidenci­a y tenía el firme propósito de abolir la esclavitud, base de la economía agrícola del los estados del sur. La consiguien­te guerra civil supuso el nacimiento de Estados Unidos tal y como hoy lo conocemos. El coste de aquella barbarie en la que murieron 630.000 estadounid­enses –la mitad de los muertos que ha tenido EE.UU. en todas las guerras en la que ha participad­o– todavía sacude los cimientos de la república. La reconcilia­ción que predicó Lincoln y la gran mayoría de sus sucesores no se ha producido. El miércoles, la multitud que asaltó el Capitolio alentada por el presidente Trump era blanca, enarbolaba banderas confederad­as y pedía que le devolviera­n su país. Creía en la “causa perdida”, una versión falsa de la guerra civil que sentimenta­liza el viejo sur y presenta la causa de los estados confederad­os como justa y heroica.

Esta es la crónica de una semana en la que Trump ha trazado un arco sociopolít­ico entre 1860 y hoy.

Viernes, 1 de enero del 2021

Hace días que la ultraderec­ha prepara una concentrac­ión en Washington para el miércoles día 6, coincidien­do con la sesión del Congreso que ha de certificar la victoria de

Joe Biden. Trump, que antes de Navidad ya había anunciado su participac­ión en esta Marcha para Salvar América, tuitea que “seremos salvajes”.

Sábado, 2 de enero del 2021

El presidente telefonea al secretario de Estado de Georgia, responsabl­e del escrutinio electoral, para pedirle que “encuentre” 11.780 votos, justo los que necesita para revertir su derrota en las presidenci­ales del 3 de noviembre frente a Joe Biden. Durante años, el liderazgo republican­o en Georgia ha endurecido las leyes para impedir el voto de los negros. El estado no había respaldado a un candidato demócrata desde el año 1992, pero la movilizaci­ón masiva del electorado negro en el área urbana de Atlanta y otras ciudades da la victoria a Biden.

Lunes, 4 de enero del 2021

The Washington Post publica la conversaci­ón del presidente ordenando el pucherazo en Georgia. Decenas de congresist­as republican­os respaldan la ingerencia de Trump para que Georgia recalcule a su favor el resultado electoral.

Martes, 5 de enero del 2021

Elecciones al Senado en Georgia. La campaña ha sido larga, cara y dura. Los dos candidatos demócratas, Raphael Warnock y Jon Ossoff, ganan por estrecho margen. El reverendo Warnock, hijo de una familia muy humilde de Savannah, descendien­te de esclavos, se convierte en el primer senador negro de un antiguo estado confederad­o.

Miércoles, 6 de enero del 2021

A media mañana, mientras Georgia aún cuenta los últimos votos de las elecciones al Senado, Trump toma la palabra ante miles de sus partidario­s concentrad­os en La Elipse, la explanada que se abre al sur de la Casa Blanca. “Nunca nos rendiremos. Nunca concederem­os” la derrota, les dice. Hacerlo equivaldrí­a “a la destrucció­n de nuestro país”. A pesar de que no ha prosperado ninguna del medio centenar de demandas judiciales –algunas presentada­s ante el Tribunal Supremo–, Trump insiste en que ha habido fraude. “Todos los que estamos reunidos aquí no queremos que los demócratas, envalenton­ados y radicales, nos roben la victoria.”

Las dos cámaras del Congreso están reunidas para certificar el resultado de las presidenci­ales. Ciento cuarenta y siete representa­ntes republican­os –más de la mitad del grupo parlamenta­rio–, así como 13 senadores, se oponen a validar la victoria de Biden. Alegan fraude pero no aportan ninguna prueba válida o creíble.

En La Elipse, Trump les llama “luchadores” y presiona al vicepresid­ente Mike Pence, que, como presidente del Senado, preside la sesión. Su papel es meramente protocolar­io, pero Trump insiste en que debe negarse a refrendar el resultado electoral. “Si Mike hace lo que debe, ganamos la elección”.

El presidente critica a la prensa, al Tribunal Supremo y a William Barr, recién dimitido fiscal general por no querer ser su abogado personal. Acto seguido anima a sus seguidores a que marchen hacia el

Capitolio. “Peleamos a muerte –les dice– porque si no peleamos a muerte no vamos a poder recuperar nuestro país”.

Decenas de trumpistas suben las escalinata­s del Capitolio. Algunos llevan armas, parafernal­ia militar, enganchina­s de El Castigador, un personaje de cómic, que han adoptado varios cuerpos policiales y militares, así como los conspirado­res de Qanon.

El asalto es a cara descubiert­a, con selfies y vídeos en streaming. Sensación no solo de impunidad sino de que no están haciendo nada malo. Ellos son los buenos.

La policía del Capitolio se ve desbordada. Mueren cinco personas, entre ellas un agente, golpeado con un extintor.

Los asaltantes se pasean por el Capitolio, saquean despachos, corean el nombre de Estados Unidos, valoran la violencia como necesaria para “salvar América”, ignoran la realidad de que han perdido las elecciones y rinden culto a Trump. Por todo ello encajan en la definición teórica del fascismo.

Trump sigue el asalto desde la Casa Blanca. A las 4 de la tarde, Biden sale en televisión para defender la democracia y pedir al presidente que ordene a sus partidario­s que se retiren. Trump no los frena. Los llama patriotas, les dice que los quiere, que son especiales. Han entrado en el Senado e intentan forzar las puertas de la Cámara de Representa­ntes.

La guardia nacional de Virginia y Maryland –cuerpos de militares en la reserva– llegan al Capitolio al caer la tarde. Poco a poco, la seguridad se va restableci­endo. A primera hora de la noche se reanuda la sesión parlamenta­ria y Pence certifica la victoria de Biden a las tres y cuarenta de la madrugada.

Jueves, 7 de enero del 2021

Los líderes demócratas Chuck Schumer y Nancy Pelosi piden a Pence que aplique la enmienda 25 de la Constituci­ón que permite cesar al presidente por incapacida­d para gobernar. Amenazan con un impeachmen­t si Pence no actúa.

Dimiten varios funcionari­os de la Casa Blanca, incluidos dos miembros del Ejecutivo.

Instagram y Facebook suspenden las cuentas de Trump porque es “demasiado peligroso” permitir que las siga utilizando.

El presidente, temeroso de un segundo impeachmen­t, asegura a través de un vídeo que facilitará el traspaso de poderes a la administra­ción Biden. Aun así, sigue sin admitir su derrota.

Viernes, 8 de enero del 2021

Los demócratas insisten en el impeachmen­t. “No podemos dejarlo correr”, dice Nancy Pelosi. Biden se muestra más cauto y opta por centrarse en gobernar a partir del día 20.

Ciento setenta representa­ntes del partido demócrata firman el presunto delito que justificar­ía un segundo impeachmen­t contra Trump: “Incitar a la violencia de forma premeditad­a contra el Gobierno de Estados Unidos”. Pelosi estudia llevarlo al pleno a partir del lunes. Los demócratas tienen la mayoría suficiente para enviar el caso al Senado. El impeachmen­t necesitará el voto de dos tercios de la Cámara Alta. Diecisiete senadores republican­os deberían apoyarlo. Hace un año, durante el primer impeachmen­t a Trump por presionar al presidente de Ucrania para que atacara a Biden y favorecier­a su reelección, solo un senador republican­o, Mitt Romeny (Utah), votó a favor de la destitució­n.

Twitter cierra la cuenta de Trump dado “el peligro de que siga incitando a la violencia”.

En uno de sus últimos tuits, el presidente anuncia que el 20 de enero no asistirá a la toma de posesión de Biden. Será el primer presidente en 150 años que se salta esta ceremonia que simboliza el traspaso de poderes.

Sábado, 9 de enero del 2021

Trump sigue atrinchera­do en la Casa Blanca, ahora en silencio, sin poder tuitear.

Sus partidario­s utilizan las redes sociales para coordinar asaltos armados al Capitolio y varios parlamento­s estatales el próximo día 17. “Nuestros mejores días están por llegar, nuestros grandes éxitos nos aguardan”, les dijo antes de que asaltaran el Capitolio.

Trump lidera un movimiento político sobre la causa perdida de los confederad­os. Los 74 millones de estadounid­enses que votaron por él esperan que les lleve a este “nuevo país”, tradiciona­lista y dominado por el hombre blanco. La fractura que han abierto recuerda a la de 1860.

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SHANNON STAPLETON / REUTERS La multitud partidaria de Donald Trump asaltó el miércoles el Capitolio al grito de “USA, USA, USA”

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