Kelly Isaiah, la voz que vino de Nigeria
Kelly Isaiah llegó a Catalunya con 13 años y ahora ha conquistado la televisión
Muchos se enamoraron de él cuando en la final de la última edición del talent musical de Antena 3 La voz resultó ganador después de hacer una impecable actuación versionando el tema When we were young de Adele. Otros se encariñaron con su espíritu de superación ya que se erigió en el vencedor del programa después de ser eliminado anteriormente y volver a entrar gracias a la repesca.
Un lección vital sobre cómo aprovechar las segundas oportunidades sin bajar lo brazos. Lo que mucha gente no sabe es que lo que le sucedió a Kelly Isaiah Ogbebor bajo los focos y ante las cámaras del plató no es más que un reflejo de su trascendental viaje por este mundo y que ahora, con 28 años, llega a una nueva meta. Para entender los entresijos de su vida tenemos que conectar con sus humildes orígenes en la ciudad nigeriana de Benin City, al sur del país. El joven la define irónicamente como “una de las ciudades más antiguas de África y la más caótica”, y allí es donde vivió con su familia hasta los 13 años, antes de mudarse a Catalunya.
Con sus padres y sus dos hermanosél es el mayor de los tres- tuvo una infancia feliz que discurría entre la escuela, la calle que era como un eterno recreo- es un gran amante del fútbol- y la iglesia, que siempre ha sido un pilar innegociable para la familia de Isaiah. Tanto en la iglesia como de la mano de sus padres el ahora vencedor de La voz tuvo sus primeros contactos musicales. “Mi madre es un gran amante de la música y recuerdo que teníamos en casa un mueble lleno de discos y casetes con todo tipo de música y artistas”, rememora Kelly. Su hermano Kelvin iba a tocar la batería en la iglesia y allí descubrió géneros como el gospel o el afrobeat: “Nuestra iglesia no se entiende sin música, todo lo que pasa alí se hace con ella, aunque sea para explicar un testimonio o hacer una donación. Creo que eso ha podesde tenciado muchísimo mi capacidad de improvisación”, reflexiona.
Eran una familia unida cuando su padre se fue a trabajar a Lleida como repartidor y se quedaron en Nigeria su madre y los tres hijos. Hasta que llegó el día de plantearse un cambio de vida: “Mi madre siempre ha contado con nosotros que éramos pequeños para las decisiones más importantes y nos planteamos ir a vivir con mi padre a Catalunya”.
Y así fue como llegaron a Lleida en setiembre de 2005 cuando Isaiah tenía 13 años. El cantante se sincera sobre esos primeros compases en un nuevo país que no conocía: “Fue el peor momento de mi vida porque los niños a esa edad pueden ser muy crueles y no son conscientes del daño que pueden hacer. Yo tenía que adaptarme a la nueva situación, además con dos nuevos idiomas que no sabía”. El joven se refugió durante esos primeros compases en su hermano Kelvin con quien lo comparte todo y, como no, en la fe. Su padre es pastor de una iglesia en Lleida y él lo tiene claro: “La iglesia es el único lugar donde me siento libre; cada vez que salgo de ella siento una conexión muy fuerte”. Y nos regala otra confesión: “Cuando mis amigos me piden que les invite les suelo decir que no porque es un lugar que relaciono con mi intimidad y dónde yo me encuentro distinto”.
Kelly Isaiah fue ganando amigos gracias al deporte- traía el balón todos los días para que los niños jugaran con él- y no se olvidó de la música. Creó su primera banda de rock llamada Rock Bullet con 15 años junto a su hermano y su amigo Guille. Pero la señal definitiva la encontró en la coral de su instituto con la que un día actuó en la entrega de orlas en el Auditori de Lleida y conectó con las ganas de dedicarse a la música. Estudiando primero de carrera de Filología Inglesa y después de soñar en repetidas ocasiones que tenía un grupo de música, creó la banda Koers, una de las propuestas actuales más sólidas en Catalunya gracias a la fusión de ritmos y a unos directos plagados de improvisación y energía. Se enroló también a otros proyectos musicales como la coral Veus.kat y el grupo La familia Torelli que le permitió vivir de la música, aunque no ha dejado su faceta como educador social.
Su trayectoria no pasó desapercibida por los responsables de La voz que fueron a buscarle aunque en un primer momento él rechazó participar en el talent. Sus compañeros de banda le convencieron para que aprovechara la oportunidad y finalmente aceptó el reto. Entró primero en el equipo de Alejandro Sanz (él confiesa que si fuera por estilo no hubiera eligido a ninguno de los cuatro coaches) aunque más tarde quedó eliminado y tuvo que engancharse gracias a la repesca donde fue a parar al equipo de Laura Pausini, sus dos grandes mentores: “A veces tengo salidas de prepotencia y Alejandro me enseñó que antes que la música lo importante es ser persona. Y Laura ha sido como una madre para mí; además que está igual de loca que la mía. De ella he aprendido a ser libre y me sentí yo mismo”, analiza.
El futuro inmediato de Isaiah pasa por probar suerte en solitario de la mano de otros registros con los que ha coqueteado en el programa como el soul o el rhythm and blues, sin dejar de lado su exitoso proyecto con Koers: “La gente que cree en mí sabe que cuando empiezo algo lo termino, así que pueden estar tranquilos”. Sobre la mesa tiene propuestas de colaboraciones con Alejandero Sanz, Laura Pausini e incluso Kiko Rivera se ha interesado por él. Un futuro musical que tiene claro que será con los suyos a su lado y derrochando la misma autenticidad que cuando jugaba a fútbol descalzo por las calles de Benin City.
Su padre es pastor de una iglesia de Lleida y él se abrazó a la fe y a la música en los peores momentos