La Vanguardia

El apoyo a la independen­cia cae al 43% frente a casi el 50% que votaría en contra

El 80% de los votantes de ERC y Jxcat ve inviable una DUI aunque obtengan la mayoría El 61% respalda el indulto de los políticos presos para rebajar la tensión del conflicto catalán

- CARLES CASTRO

El apoyo a la independen­cia se desinfla lentamente a medida que las expectativ­as de alcanzarla se desvanecen y la división de los partidos soberanist­as se acentúa. Si en el sondeo de GAD3 de septiembre pasado el respaldo a la secesión superaba el 45% de los consultado­s, ahora ha caído por debajo del 43%. Y, paralelame­nte, mientras hace cuatro meses el rechazo a la independen­cia se acercaba al 47% (un punto y medio por encima del porcentaje de apoyo), hoy roza el 49%. Es decir, una ventaja de más de seis puntos para los opuestos a la secesión.

De hecho, lo relevante no es el descenso del apoyo a la independen­cia –que ya había registrado cifras similares en el pasado– sino el nivel de rechazo que ha alcanzado a lo largo del 2020. Es cierto que en febrero pasado los contrarios a la secesión ya sumaron un porcentaje idéntico al actual. Pero entonces la distancia entre partidario­s y detractore­s era menor que ahora y se mantenía en un cerrado equilibrio.

En definitiva, y dicho con mucha cautela, la tendencia que registra el sondeo apunta a un creciente decantamie­nto de la sociedad catalana en contra de la ruptura con España. Y la correlació­n por segmentos parece confirmarl­o. Mientras la ventaja del sí entre los hombres apenas supera los cuatro puntos, la ventaja del no entre las mujeres sobrepasa los 16. Y por grupos de edades, el no se impone en todos los tramos, salvo entre los jóvenes de 18 a 29 años, que están divididos al 50%.

Es verdad que el no se impone entre los segmentos de mayor edad (por casi 20 puntos entre los jubilados) o con una situación más precaria (por 15 puntos entre los parados). Y que también logra elevados respaldos (con una ventaja sobre el sí por encima de los 21 puntos) entre la población con menor nivel de estudios. Pero la correlació­n entre los universita­rios solo brinda una ventaja de algo más de cuatro puntos al respaldo a la independen­cia.

Esta evolución coincide con un creciente pesimismo sobre las posibilida­des de materializ­ar la secesión entre los votantes soberanist­as. Incluso aunque los comicios del 14-F arrojasen una nueva mayoría parlamenta­ria de ese signo, el 80% de los votantes de ERC o de Junts rechaza que se produzca otra declaració­n unilateral de independen­cia. Es más, ni siquiera con ese desenlace electoral una mayoría clara del electorado independen­tista apostaría por centrar la negociació­n con el Estado en la celebració­n de un referéndum de autodeterm­inación.

Eso no significa que la sociedad catalana ignore la profunda fisura que ha abierto el procés en su seno, así como la necesidad de aliviar tensiones. De ahí que casi un 61% se muestre partidario de indultar a los presos independen­tistas, frente a un 33% que se opone (aunque, explícitam­ente, solo un 22% de los catalanes reclama el cumplimien­to íntegro de las penas).

En realidad, los ciudadanos de Catalunya están divididos entre quienes consideran el indulto la mejor solución (28%) y aquellos que apuestan por la amnistía (un 26% que, muy probableme­nte, cree que el procés no supuso ninguna vulneració­n de la legalidad) o por una reforma del delito de sedición

El sí se impone entre los hombres por cuatro puntos y el no entre las mujeres, por más de 16

El 80% del electorado de ERC o de Junts ve inviable una nueva DUI aunque tengan mayoría

El indulto recibe el aval de los votantes de PSC y comunes pero solo de dos de cada diez de Cs o Vox

La financiaci­ón suscita el mayor respaldo, pero todas las soluciones dividen a los catalanes

(15%), como la mejor vía para resolver el tema de los presos.

Por supuesto, el apoyo a la concesión del indulto solicitado al Gobierno es abrumador entre los votantes independen­tistas, pero también se impone entre el electorado de los comunes (por un margen de 7 a 2) y del PSC (en este caso por 5 a 4). Y aunque cae en picado entre los votantes de centro y derecha de ámbito estatal, uno de cada diez electores del PP y dos cada diez de Cs o Vox respaldan que se conceda el indulto a los presos soberanist­as.

Paralelame­nte, el horizonte de una solución dialogada al conflicto catalán muestra algunos signos de esperanza, aunque en medio de notables dificultad­es. El síntoma más alentador reside en el apoyo creciente a la mesa de diálogo entre gobiernos, que ahora tiene el respaldo del 49% frente a un 46% que la considera un instrument­o inútil. En septiembre, más del 52% rechazaba este mecanismo.

Eso sí, la mesa de diálogo tropieza con el rechazo mayoritari­o de los votantes de PP y Cs y, sobre todo, con la división del electorado soberanist­a. Solo entre los votantes de ERC se imponen los partidario­s (55%, a favor; 41%, en contra), mientras que entre los de Junts domina el rechazo (60% frente a un 38% favorable). Los electores más entusiasta­s son los de los comunes, con casi un 70% a favor.

El otro gran problema para encontrar una salida al conflicto que enfrenta a una parte de la sociedad catalana con la otra mitad y con el Estado es la dificultad de detectar una solución que pueda concitar un consenso mayoritari­o. Para empezar, las distintas alternativ­as (mejorar la financiaci­ón, reformar la Constituci­ón o celebrar un referéndum de autodeterm­inación) dividen a la ciudadanía catalana en segmentos similares, en torno al 25%. Y una de las fórmulas aparenteme­nte más sencillas de materializ­ar en el plano parlamenta­rio –aprobar un nuevo Estatut, que solo requeriría la mayoría absoluta del Congreso– es justamente la que cosecha un menor respaldo: menos del 11%.

La mejora del sistema de finanse ciación despunta como la alternativ­a con un mayor apoyo potencial, ya que tiene el respaldo mayoritari­o de todos los votantes opuestos al procés, incluidos los de Vox. El problema lo tendría aquí el campo soberanist­a, ya que la mitad de sus votantes se aferra al referéndum como única solución mientras que el resto reparte entre la mejora de la financiaci­ón (en torno al 15%), la reforma constituci­onal (algo menos del 20%) o un nuevo Estatut (en torno al 8%). A la vista de ello cobra actualidad la advertenci­a de que la mejor solución –y la única posible– ante un conflicto como el catalán es la que no deja satisfecho a nadie.

El 28% prefiere los indultos, el 26% una amnistía y solo un 22% el cumplimien­to íntegro

Un 49% respalda ese mecanismo para buscar soluciones al conflicto, pero el 46% lo rechaza

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