La Vanguardia

Suerte y destreza acompañan al líder Peterhanse­l

Peterhanse­l afianza el liderato tras salvar la rotura de la suspensión

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Monsieur Dakar le llaman, por las 13 estatuilla­s del tuareg que colecciona en su casa suiza de Cransmonta­na, pero podrían haberlo apodado el zorro del desierto .El mariscal Rommel no se lo tomaría a mal... Ya fuese en el africano del Teneré, el chileno de Atacama o ahora en los de Arabia, Stéphane Peterhanse­l sigue mandando en los desiertos. A sus 55 años (tres menos que Carlos Sainz), y en su 32.º Dakar, el piloto francés ilustró ayer en la 7.ª etapa aquello de que sabe más el diablo por viejo que por diablo. Su 14.º tuareg está más cerca.

Tras la jornada de descanso sabatino, se retomaba la carrera con la primera parte de la etapa maratón (sin asistencia mecánica), 471 km cronometra­dos, y Carlos Sainz, ganador en la víspera, abría pista. Peterhanse­l, que salía 9 minutos más tarde, podía aprovechar la huella del madrileño, de Al Rajhi y Al Attiyah, que le precedían. Dejó que los tres marcaran las trazadas, y en el kilómetro 63 arrebataba el liderato para empezar a abrir hueco.

Con un ritmo altísimo, el francés llegaba a acumular, a falta de 113 km de meta, 6 minutos y medio respecto a Al Attiyah, su principal rival por el Dakar, y 5m47s a Carlos Sainz, que marchaba tercero, descolgánd­ose un poco más. Un señor zarpazo con el que Monsieur Dakar podía dejar un poco más encarrilad­o su 14.º tuareg...

Pero a falta de 40 km, el Mini del francés tropezaba con una piedra escondida en la arena. “Hemos tocado una roca y se ha roto una llanta y después la rueda se bloqueó con la pinza de freno, así que tardamos 5-6 minutos en cambiarla –relataba Peterhanse­l–. Ha sido un lío. Es una pena, porque lo estábamos haciendo muy bien en los puntos intermedio­s y habríamos podido sacar bastante ventaja, pero no hemos sabido aprovechar la oportunida­d”, lamentaba Peter, al que se le resiste el triunfo parcial este año, y sigue encallado en los 47 con que acabó el Dakar’20.

Sin embargo, el francés acabaría salvando el día, el liderato y quizás su victoria final, porque a 20 km de meta empezó a notar su buggy cada vez más inestable, “lo sentimos un poco raro y terminamos muy, muy lentos” –explicaba–: había roto el brazo de la suspensión trasera derecha. “Tuvimos suerte, pero aquí estamos”, admitía.

Aun así, pudo finalizar la etapa en segunda posición, cediendo solo 48 segundos al ganador, el saudí Yazeed Al Rajhi –lograba su primer triunfo de etapa después de cinco años (la anterior, única hasta ahora, fue en Iquique en el 2015)–, pero pudo acumular 17 segundos más a Sainz y 2 minutos a Al Attiyah. Todo un regalo para una jornada que pudo ser nefasta. Con el premio añadido, nada banal, de que hoy en la 8.ª etapa no tendrá que abrir pista; lo hará Al Rajhi.

Sainz, 3.º a 1m15s de Al Rajhi, se refería a la “mucha suerte” que había tenido Peterhanse­l. “Pero en el Dakar hay que tener fortuna en algún momento para ganarlo. Me alegro de que haya podido acabar, porque hacerlo con un trapecio roto durante 20 km, si le llega a pasar a mitad de tramo habría tenido que esperar al camión y eso habrían sido 2-3 horas de retraso”.

Por su parte, Nani Roma, 10.º a casi 23 minutos de Al Rajhi, se daba por satisfecho: “Ha sido otro día positivo y el coche está entero”. Todo lo contrario que su compañero Sébastien Loeb, que volvió a romper, ahora un buje, y acabó 42.º, a casi 2 horas.

AÚN SIN TRIUNFOS DE ETAPA

Peterhanse­l, 2.º detrás de Al Rajhi, sigue encallado en sus 47 victorias de etapa, récord del Dakar

7.º CAMBIO DE LÍDER EN MOTOS

El chileno Cornejo se hace con el liderato por un segundo sobre Price; Barreda cede 4 minutos más

Más abierto en motos

Sobre dos ruedas, el Dakar se resiste a encontrar amo: siete cambios de liderato en siete jornadas. El último, José Ignacio Cornejo (Honda), líder por un segundo sobre Toby Price, tras su segundo puesto del día. Joan Barreda, que pagó abrir pista, se retrasó hasta la 14.ª posición y cedió 4 minutos más con el liderato, ahora a algo más de 10 minutos. El peor día lo tuvo Laia Sanz, 34.ª a casi una hora de Brabec. “Tengo mucho dolor en la muñeca. No sé por qué, porque no me he caído ni nada. Físicament­e me he encontrado cansada y me ha costado bastante”, comentaba la catalana, que sigue 25.ª en la general.

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EP El Mini de Peterhanse­l se mantiene firme en el liderato de coches tras la séptima etapa del rally
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