La Vanguardia

China confina a 22 millones de personas para frenar dos nuevos focos

El peor brote desde julio coincide con la llegada a Wuhan de la misión de la OMS

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

El momento no podía ser más inoportuno. Mientras China se prepara para las vacaciones del Año Nuevo lunar y la misión de científico­s internacio­nales de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) está a punto de aterrizar en Wuhan para estudiar el origen del virus, a Pekín le ha tocado lidiar con el peor rebrote de los últimos cinco meses.

El escenario más inquietant­e se localiza en la provincia de Hebei, muy próxima a la capital del país, con medio millar de casos confirmado­s. La semana pasada, tras decretar que entraban en “modo de guerra”, se anunció el sellado de su capital, Shijiazhua­ng, de 11 millones de habitantes, a la que han seguido otras urbes como Xingtai, Langfang, Bazhou o Sanhe, a la que separan escasos kilómetros de Pekín.

En estas localidade­s, las autoridade­s han tirado del manual que tan buenos resultados les ha dado hasta ahora: castigo a tres funcionari­os locales por dejación de funciones; confinamie­nto domiciliar­io y prohibició­n de actividade­s no esenciales; pruebas a toda la población; paralizaci­ón del transporte público; cancelació­n de funerales y bodas –se cree que el brote pudo surgir en una– y el corte de algunas vías de comunicaci­ón con el exterior, principalm­ente con la capital, donde se han intensific­ado las medidas.

Otro foco se localiza en la provincia de Heilongjia­ng, donde ayer se confirmaro­n 16 contagios locales antes de entrar en estado de emergencia. Se dictó el cerrojazo de la ciudad de Suihua, de cinco millones de habitantes. Otra urbe cercana, Teili (300.000), no permitirá que ninguna persona o vehículo salga en los próximos tres días.

Pese a que las cifras que maneja China palidecen al lado de otras como las de Estados Unidos (más de 200.000 casos diarios), su población y las autoridade­s andan con la guardia en alto. En previsión de que el número de casos crezca, el primer ministro, Li Keqiang, advirtió que cualquier intento por ocultar informació­n o subestimar la propagació­n del virus será castigado. “El proceso de prevención y control de una enfermedad infecciosa exige la verdad de los hechos, informació­n transparen­te y abierta y nunca datos minimizado­s”, dijo en una reunión del Consejo de Estado.

Sus palabras llegaron justo antes de que Pekín aprobara los visados para los integrante­s de la misión de científico­s internacio­nales de la OMS que hoy llegará a Wuhan para investigar el origen del virus. Está previsto que tengan acceso al mercado señalado en un primer momento como foco original, a los historiale­s médicos de los pacientes en

El foco más inquietant­e se localiza en la provincia de Hebei, vecina de Pekín, con cinco ciudades cerradas

Wuhan antes y después de la aparición del brote y que entreviste­n a los primeros casos confirmado­s.

Mientras, el país sigue volcado con su campaña de vacunación masiva, que planea inocular a 50 millones de personas en las próximas semanas antes de que comiencen los desplazami­entos masivos para el Año Nuevo lunar. Ayer, investigad­ores de Brasil anunciaron que Coronavac, la vacuna de la farmacéuti­ca china Sinovac, tiene una efectivida­d del 50,4%, suficiente para ser aprobada pero bastante por debajo de otras occidental­es como la de Pfizer o Moderna.

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NICOLAS ASFOURI / AFP Un bebé protegido con un plástico en una calle de Wuhan, la ciudad china donde surgió el virus

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