La Vanguardia

Navalni anuncia su vuelta a Rusia a pesar de las amenazas de cárcel

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Aunque ya le han avisado de que en Rusia le espera la cárcel, Alexéi Navalni está decidido a volver y continuar su campaña política contra el presidente de Rusia, Vladímir Putin. Tanto que ayer anunció que, tras seis meses en Alemania recuperánd­ose de un envenenami­ento con Novichok, el domingo estará en Moscú. Si un juez le envía a prisión o si tiene que ir a los tribunales para defenderse de otra acusación, solo el futuro lo sabe.

“La cuestión de regresar o no nunca ha estado ante mí. Simplement­e porque yo no me fui. Aparecí en Alemania, a donde llegué en una caja de cuidados intensivos por un único motivo: que intentaron matarme”, explicaba el opositor ruso al anunciar que regresará a Moscú en un vuelo de la aerolínea de bajo coste Pobeda el domingo, 17 de enero.

Alexéi Navalni, que tiene 44 años, cayó enfermo el 20 de agosto en un vuelo entre Tomsk y Moscú. El avión aterrizó de emergencia y fue ingresado en un hospital de la ciudad de Omsk (Siberia). Dos días después fue trasladado a Berlín.

Navalni acusa al Kremlin de estar detrás de una operación para envenenarl­e con un agente nervioso y ahora señala directamen­te al presidente de Rusia de intentar evitar que vuelva. “Putin, que dio la orden de mi asesinato, manda a sus criados que hagan todo lo posible para que yo no vuelva”, asegura en el vídeo que difundió ayer.

El Kremlin mantiene que no hay evidencias del envenenami­ento de Navalni y su portavoz, Dimitri Peskov, ha dicho que el opositor es libre de volver a Rusia cuando quiera.

Pero entonces se topará con la justicia rusa. El Servicio de Prisiones ruso pidió este lunes a un tribunal de Moscú que lo encarcele por haber infringido los términos de la libertad condiciona­l que obtuvo en el 2014 al ser condenado por fraude y lavado de dinero.

Y en diciembre el Comité de Instrucció­n abrió una causa penal contra él por haber utilizado donaciones a sus oenegés (casi 4 millones de euros) para uso personal. La acusación, fraude a gran escala, pude castigarse con hasta 10 años de cárcel.

Navalni sostiene que estas acusacione­s son inventos para hacerle callar y silenciar sus denuncias contra la corrupción de las élites, especialme­nte este año que se celebran elecciones parlamenta­rias en septiembre. El activista, además, llevó la condena del 2014 al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que falló a su favor en el 2017.

Recuperado casi por completo, como ayer explicó, el político ruso se ve con fuerzas para enfrentars­e a todas estas dificultad­es. “Rusia es mi país, Moscú es mi ciudad y la echo de menos”, dijo.

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