La Vanguardia

“Sería extraordin­ario despedirme con otro oro”

Raúl Entrerríos, capitán de la selección española de balonmano

- TONI LÓPEZ JORDÀ

Si el 31 de enero España llega a la final del Mundial de Egipto, su capitán Raúl Entrerríos (Gijón, 1981) igualará a David Barrufet como hispano con más internacio­nalidades, 280. El central blaugrana, mezcla única de sencillez y majestuosi­dad en la pista, y sensatez y sabiduría ante los micros, empieza a despedirse de un campeonato del mundo hoy ante Brasil (18.00 h, Teledeport­e), con ganas de colgarse otro oro, como ya hizo en su adiós del Europeo 2020. O, al menos con una octava medalla, según explicaba a La Vanguardia en las horas previas del debut.

¿Cómo llega al Mundial dos semanas después de Colonia? Bien. Perder la final four es duro, es una derrota difícil de encajar por la mucha ilusión que teníamos en ese título. Pero inmediatam­ente después, lo primero que se nos pasa por la cabeza es levantarno­s y volver a luchar por ella en la siguiente edición. Tal como va el calendario, no hay tiempo para detenerse. Es obligado cambiar el chip.

En perspectiv­a, ¿qué explicació­n encuentra a la derrota contra el Kiel? ¿Les entró vértigo?

No creo. El equipo dio la cara y luchó por ganar como hace siempre.

Eso nadie lo pone en duda…

Es tan sencillo como decir que el Kiel fue mejor que nosotros. Habíamos trabajado duro, pero ese día no tuvimos acierto suficiente y ellos hicieron un partido muy bueno, con el ritmo que les convenía, estuvieron muy sólidos en defensa y muy acertados en ataque, y no nos dejaron contraatac­ar.

Tras la debacle con el Barça, ¿la selección es un bálsamo? Toca resetearse. Cuando llegas a la selección te mentalizas de que tienes otros objetivos tan importante­s como es un Mundial.

El año pasado se despedía del Europeo con su segundo oro continenta­l. Ahora se despide del Mundial…

Sería extraordin­ario decir adiós con otro oro, pero sabemos de la dificultad que tiene cada torneo. Hemos conocido las dos caras de estas competicio­nes, las victorias y las derrotas. Partimos todos de cero y si algo hemos aprendido es a afrontar cada torneo desde el día a día, la humildad y la ambición.

¿Cómo vive este sprint final de su carrera? En seis meses podría colgarse aún dos oros (Mundial y Juegos) y ganar una Champions.

Sin duda me asaltan un montón de sensacione­s de todo tipo. No dejo de estar diciendo adiós al balonmano, a una etapa maravillos­a de mi vida, y no es sencillo. Es una sensación extraña: me siento privilegia­do de poder competir en una temporada tan extraña como esta en la que mucha gente no puede llevar una vida normal, pero los pabellones están vacíos, no es una despedida normal como cualquiera querría, pero trato de vivir el presente más que nunca y aprovechar al máximo el último Mundial.

Dos partidos en un año no son la mejor preparació­n para afrontar un Mundial. ¿Se ven todavía favoritos a medalla?

España está dentro de un grupo amplio que aspira a llegar a semifinale­s. La preparació­n no es la que deseábamos, pero estamos viviendo un año de constante adaptación, sin saber muy bien qué nos encontrare­mos de una semana a otra. Esto dificulta las cosas.

Por lo poco que se ha podido ver, ¿qué seleccione­s llegan en mejor forma a Egipto?

La forma es difícil de medir porque nadie ha competido, aunque hay bloques potentes, los de los últimos años que han luchado por medallas [Francia, Croacia, Noruega, Dinamarca]. En paralelo, hay otros equipos que han dado un paso adelante: Portugal; Eslovenia es muy sólido; el propio Egipto, un equipo joven pero muy bien trabajado...

Y España tira de bloque...

Llevamos unos cuantos años trabajando con un grupo bastante definido, todos nos conocemos mucho y eso es fundamenta­l, facilita la adaptación de los nuevos. A pesar de no haber tenido demasiados partidos, cada vez que nos juntamos entendemos la filosofía y el compromiso que requiere este equipo.

¿Qué relevos ve para su puesto una vez se retire?

Hay jugadores jóvenes que han trabajado de manera continuada con Jordi Ribera, y que van adquiriend­o experienci­a en la selección y ganando peso en sus equipos. Ahí están Dani Dujshebaev, que puede jugar de lateral y de central, Ian Tarrafeta (Pays d’aix) y Jon Azkue (Bidasoa), que están demostrand­o muy buen nivel en sus clubs y asimilando bien el trabajo aquí. El cambio será bueno y solo hay que tener paciencia. Iniciar un camino en la selección no es sencillo.

SEIS MESES DE ADIÓS

“Es una sensación extraña: me siento un privilegia­do por poder competir, pero las pistas están vacías”

RELEVO A LA VISTA

“Con Dani Dujshebaev, Ian Tarrafeta y Jon Azkue el cambio será bueno, solo hay que tener paciencia”

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DANI DUCH Raúl Entrerríos, referente de la selección española, aspira a colgarse su segundo oro mundial

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