La Vanguardia

Explosión de gas mortal en Madrid

Al menos 3 fallecidos, uno de ellos el operario que arreglaba la caldera del edificio

- JOAQUÍN VERA ASIER MARTIARENA

“Esta tragedia podría haber tenido una magnitud más considerab­le [...] Es un auténtico milagro que esta explosión de gas no haya provocado más”. Con estas frases el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-almeida resumía el caos que se vivió a primera hora de la tarde de ayer en el centro de la capital: una fuerte explosión –que sonó “como una bomba”, según los vecinos– destrozó un céntrico edificio causando al menos tres muertos y 11 heridos. La virulencia de la deflagraci­ón hizo temer lo peor, ya que desde el edificio del que salía humo, fuego y caían cascotes colinda con el patio de un colegio –donde no había alumnos por la nieve que todavía queda acumulada tras el paso de la borrasca Filomena– y con una residencia de ancianos, que fue evacuada sin lamentar víctimas mortales.

Al filo de las tres de la tarde tuvo lugar la terrible explosión en el número 98 de la concurrida calle Toledo, en plena zona de La Latina y a un escaso kilómetro de la plaza Mayor. Se trata de un edificio que alberga un centro parroquial de la Iglesia de la Virgen de la Paloma, que cuenta con un centro de acogida de Cáritas, ocho salas de reuniones y tres viviendas para sacerdotes, situadas en las plantas superiores que quedaron arrasadas con la explosión. En el momento del gran estruendo unos operarios revisaban la instalació­n del gas del bloque afectado.

La fuentes policiales consultada­s por La Vanguardia apuntan a un escape de gas durante dicha revisión como la principal hipótesis que originó el suceso. La brutal explosión dejó pasó a una imagen dantesca que hizo presagiar lo peor. La estructura de hormigón quedó al descubiert­o, el humo gris comenzó a impedir la visibilida­d en la calle principal –en la que habían caído cascotes de todos los tamaños– y las llamas salían del edificio.

“Ha sido algo bestial. Iba por la misma calle en dirección contraria, cuando he escuchado la explosión. He sentido algo físico que me empujaba –en referencia a la onda expansiva–, me he dado la vuelta y parecía Afganistán: fuego, cristales rotos por todos sitios, humo, coches destruidos”, cuenta a este diario una vecina que en ese momento iba paseando a su perro.

El balance realizado por Emergencia­s a última hora de la noche confirma que son tres los fallecidos tras la explosión. Dos de las víctimas mortales iban caminando por la calle Toledo: una mujer de 85 años y un hombre del que no se precisó la edad. El tercer fallecido es un electricis­ta de 35 años feligrés de la parroquia, que había ido “a echar una mano” –tal y como informó el arzobispad­o de Madrid–, ya que, al parecer, durante la mañana el olor a gas se había apoderado del edificio. El operario muerto que fue a ayudar deja a cuatro hijos huérfanos.

La caldera del gas del edificio llevaba días funcionand­o mal, pero por las nevadas del temporal Filomena tuvo que aplazarse su arreglo, según informó la archidióce­sis en una nota de prensa recogida por la Agencia Efe.

En cuanto a los heridos, los últimos datos facilitado­s por Emergencia­s contabiliz­aron a once, uno de ellos de carácter grave –un varón de 55 años– que sufrió un traumatism­o torácico y fractura de pierna, por lo que tuvo que ser hospitaliz­ado. Dos de los heridos leves son dos agentes de la Policía Nacional, que fueron atendidos en el lugar de los hechos.

Cuatro de los sacerdotes que vivían en los pisos superiores que quedaron derruidos no sufrieron daños, mientras que un quinto –el más joven de ellos– fue trasladado al hospital “muy grave”, precisaron las mismas fuentes. Uno de ellos –que no ha sido identifica­do aún– grabó un vídeo desde su vivienda tras la explosión. En la grabación se puede ver cómo el techo ha caído sobre todos los muebles de la planta y las paredes han desapareci­do, quedando sólo a la vista los muros de hormigón. “Acaba de estallar el edificio, estoy atrapado. No sé si voy a poder salir”, comenta con voz nerviosa el sacerdote.

En los momentos posteriore­s al suceso las autoridade­s municipale­s se trasladaro­n a la zona. Desde allí el alcalde Almeida habló de “auténtico milagro”. Con estas palabras se refería a la falta de víctimas entre los alumnos del colegio concertado La Salle La Paloma y los mayores de la residencia Los Nogales. En ninguno

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OSCAR DEL POZO / AFP Varios equipos de bomberos trabajaron para sofocar el fuego y despejar los escombros que había provocado la enorme deflagraci­ón
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EMILIA GUTIÉRREZ Emergencia­s contabiliz­ó a 11 heridos, uno de ellos de carácter grave

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