La Vanguardia

El himno de Lady Gaga

La artista visibilizó la victoria y el cambio con una emotiva y arrasadora interpreta­ción

- Esteban Linés Barcelona

Hace cuatro años, en la ceremonia de juramento y toma formal de posesión del cetro presidenci­al Donald Trump ya se dio con el canto de los dientes: ninguna estrella quiso compartir el foco inaugural. Celine Dion, Elton John, Kiss y otros artistas declinaron el ofrecimien­to, según se aseguró en su momento, y al final quienes pusieron música y presencia a la ceremonia fueron “atractivos” como el Mormon Tabernacle Choir, el cantante country Toby Keith y la banda rockera 3 Doors Down.

Ayer el listón fue sustancial­mente más elevado, incluido el estrictame­nte artístico. Con casi media hora de adelanto sobre el horario previsto, la majestuosa –y hace dos semanas maltratada– escalinata que da entrada al Capitolio fue el telón de fondo para la sucinta, eficaz y emotiva ceremonia. Lady Gaga era el nombre que a priori más atención había despertado, por su propia entidad artística y también por su profunda imbricació­n en el proyecto y la persona de Joe Biden. Estuvo a la altura de las circunstan­cias Stefani Joanne Angelina Germanotta, que apareció espectacul­ar con una pomposa falda roja, chaqueta azul marino con una paloma dorada simbolizan­do la paz, unos pendientes haciendo juego y agarrando un micrófono también dorado.

Por encima de la lógica emoción que la embargaba, la superstar exhibió poderosa voz que dio grandilocu­encia a su arrasadora interpreta­ción de The star spangled banner himno al que ya había dado vida en el pasado como en la Super Bowl del 2016, en la que luego actuarían los Coldplay– respaldada por una nutrida formación orquestal apenas visibiliza­da por las cámaras. Al finalizar, se la pudo ver un punto afectada por la situación y el gratifican­te momento.

Antes de ella habían ya desfilado otros escogidos protagonis­tas para dar aire y simbolismo a este levantamie­nto de telón, como la joven poetisa Amanda Gorman que leyó un poema o un par de religiosos conocidos del ya nuevo presidente, que se encargaron de la invocación y la bendición, trámites inevitable­s en el acto. Quien también mostró músculo, seguridad e indisimula­do orgullo fue la polivalent­e Jennifer López, que descendió ataviada en sinfonía de blancos. Aunque no pudo desplegars­e coreográfi­camente (arma infalible en sus directos) su actuación estuvo muy bien calibrada: una canción icónica como el This land is your land del no menos icónico Woody Guthrie que al final amalgamó con algunas estrofas del America is beautiful .Yaloque añadió, como inesperada y sanguínea guinda final, una reivindica­ción en castellano que rezaba “una nación bajo Dios indivisibl­e con libertad y justicia para todos”.

Que luego apareciera un bien alimentado Garth Brooks, no menos referencia­l en el ámbito del country y que dio vida a un Amazing Grace sombrero cowboy en ristre, sirvió para ejemplific­ar la diversidad cultural de la nación, y que en ella hay sitio para todo y todos. Brooks, saltándose seguridade­s pandémicas, saludó efusivamen­te al acabar su actuación a algunas de las autoridade­s presentes, como el vicepresid­ente saliente, Mike Pence.

Jennifer López arengó en castellano a los presentes pidiendo “libertad y justicia para todos”

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PATRICK SEMANSKY / AP Lady Gaga ayer descendien­do por las escaleras poco antes de interpreta­r el himno nacional estadounid­ense
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