Trump se despide con una promesa: “Volveré de alguna forma”
El expresidente desea suerte a la nueva Administración, pero sin citar a Biden
Solo han pasado cuatro años y parece todo un siglo.
El presidente Donald Trump tuvo que parar su discurso. Parecía que a él, el John Wayne de la política, se le escapaba la lágrima. “Os digo adiós. Volveré de alguna manera”, señaló al grupo reunido en la base de Andrews, que le gritaba “Te queremos” o “Gracias Trump”, esta mañana del 20 de enero del 2021.
“Tened una buena vida, nos veremos pronto”, concluyó. En sus últimas palabras volvió a citar sus logros –varios muy distorsionados–, utilizó una vez más el mercado bursátil como su vara de medir del éxito y tuvo un recordatorio colateral a las víctimas de la pandemia, sin aludir en absoluto a los más de 400.000 muertos.
“Le deseo mucha suerte y éxito a la nueva Administración”, recalcó. Sin embargo, de su boca no salió el nombre de Joe Biden.
Trump hizo este miércoles su último viaje en el Air Force One, salvo que la historia guarde otro giro. Todo es posible. Al haber cumplido un solo mandato, podría volver a intentarlo en el 2024. Según The Wall Street, Trump se plantea crear un tercer partido, “el partido de los patriotas”. Ante las dudas de que esto vaya en serio, algunos analistas creen que es una manera de poner en cintura a los líderes republicanos, entre otros a Mitch Mcconnell, muy desmarcado de él: incluso acusa a Trump de ser el que provocó el asalto al Capitolio.
En ese posible regreso hay dos obstáculos: el segundo impeachment y las investigaciones abiertas en Nueva York por causas fiscales.
“El movimiento que iniciamos solo acaba de empezar”, reiteró el martes en su mensaje de despedida a la nación. Le votaron 74 millones –no se olvide, siete millones menos que a su sucesor–y las encuestas indican que su aprobación es del 34% (Gallup), el porcentaje menor en su mandato. Es el presidente con una media de apreciación más baja desde que esto se mide.
Rumbo a su paraíso de la adulación en Mar-a-lago (Palm Beach, Florida), los Trump dejaron la Casa Blanca poco después de las ocho de la mañana. La primera dama, Melania, toda de negro, recordaba a Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes. No era el caso.
Como curiosidad, Donald Trump y Joe Biden –alojado en la Blair House, la residencia de invitados del complejo de la residencia presidencial– fueron vecinos por una noche. Parece que no hubo una invitación a una copa –entre otras razones, los dos son abstemios–, si se tiene en cuenta que Trump no ha concedido la victoria. Sin embargo, sí dejó una carta a Biden en el despacho de la sala oval, como marca la costumbre.
Trump optó por dar portazo, montándose un acto en paralelo en la base Andrews (Maryland), donde el matrimonio fue recibido por el resto de la familia. Desde 1869 con Andrew Johnson, el mismo que abrió la lista de presidentes con impechament, es el primero que no asiste a la ceremonia de relevo en el poder, una tradición que marca la transición pacífica.
Esa ausencia le marcará, pero no tanto como esa imagen arengando a una masa de fanáticos que acabó asaltando el Congreso cuando se formalizaba la victoria de Biden.
Trump tomó posesión de la Casa Blanca el 20 de enero del 2017 como el primer outsider, el primer presidente procedente de la telerrealidad. Prometió romper el establishment, secar la ciénaga de Washington. “No hemos sido un gobierno normal”, dijo ayer. No: marchó metiendo sus pies en esa ciénaga.
Perdonó o conmutó la pena a más de 140 personas por criterio de amiguismo, incluido su exasesor Steve Bannon, y revocó una decisión suya del 2017 por la que los exempleados del gobierno no podían hacer lobby al dejar el ejecutivo. A las nueve de la mañana en punto despegó el Air Force One. Empieza otro siglo.
El líder republicano, que dicen que se plantea crear “el partido de los patriotas”, no pudo evitar la emoción