La incertidumbre electoral aviva la tensión entre Jxcat y ERC
Los socios evidencian diferencias a la espera de la decisión del TSJC
No es ningún secreto que la relación entre los dos socios del Govern no es buena. Con la pandemia, lejos de cohesionarse, los vínculos entre Junts y ERC se deterioraron, y en el Parlament hace tiempo que no lo ocultan.
Ahora, con las elecciones de por medio, eso se ha acentuado y la decisión del TSJC de dejar sin efectos el decreto que suspendía los comicios del 14 de febrero no ha apaciguado los ánimos.
Muestra de ello fue el choque que se vivió ayer en la Cámara catalana, durante la reunión de la diputación permanente. Los dos partidos intercambiaron acusaciones de “deslealtad” y “cinismo” a pesar de los llamamientos de estos últimos días de dirigentes de ambas fuerzas para rehacer su relación con la vista puesta en el nuevo ciclo que se abre tras los comicios autonómicos y mientras se alargue la actual situación de interinidad.
Sergi Sabrià, presidente del grupo republicano, afeó a los posconvergentes que actúen a la vez como “Govern y oposición”, lo que denominó el “modus operandi Costa o Borràs”, en alusión al vicepresidente primero del Parlament, que pidió dimisiones por el decreto para aplazar el 14-F que fue impugnado, y a su presidenciable, que cargaba la responsabilidad a los departamentos que controla ERC en los días previos a la decisión final del Ejecutivo catalán. A ambos les acusó de “desgastar” a su socio para “intentar sacar rédito electoral”, aunque desde Junts se replica que los republicanos hacen lo propio, y con frecuencia, a cuenta de la Conselleria d’interior.
De hecho, Sabrià cargó contra la actuación de Interior en el episodio de la rave de Llinars en Año Nuevo, a lo que su conseller, Miquel Sàmper, replicó que quejarse del “politiqueo” y a la vez practicarlo es “demagogia. El diputado Francesc de Dalmases recriminó al de ERC que censure a los posconvergentes en un acto “desleal y cínico” que enmarcó en los
“nervios” de la campaña electoral y que tachó de “spot” y de “doctrina Sabrià”. En Junts se declararon “sorprendidos” por la “agresividad” de sus socios ayer en el hemiciclo, más aún en una semana en la que confiaban en hacer frente común ante la justicia por la fecha electoral, pero los republicanos consideran una “irresponsabilidad” que su socio actúe a la vez como si estuviera dentro y fuera del Govern, y de ahí la intervención de Sabrià. Con todo, en ERC resaltan que su rival no es otro que Salvador Illa, el ministro de Sanidad y candidato del PSC, oponente contra el que también apunta el partido de Carles Puigdemont. Tanto es así que ambos usan sus respectivos pactos con los socialistas como arma arrojadiza.
Desde Junts ubican los últimos roces en la dinámica de precampaña de unos y otros, y aseguran que de puertas adentro “hay comunicación y encuentros regulares” entre ambos partidos. Y es que tanto ERC como especialmente Junts han puesto de manifiesto su intención de volver a pactar tras las elecciones. Eso sí, mientras los republicanos insisten en un frente más amplio –que los de Puigdemont usan para agitar el fantasma de un tripartito–, desde Jxcat se aboga por las mismas siglas, pero “nuevas bases”, con diferentes papeles y dinámicas internas que eviten la división del actual Govern. Porque donde sí coinciden plenamente ambos es en admitir la desunión que se ha vivido esta legislatura en Palau.
Republicanos y posconvergentes cruzan acusaciones de “deslealtad” y “cinismo” en el Parlament