Turismo en ruinas

Las cifras que cuantifican la catástrofe que ha sufrido el sector turístico en España en el 2020, como consecuencia de la pandemia de la covid, producen vértigo. La cifra de negocio ha caído más de cien mil millones de euros, con 55.000 millones de euros menos de ingresos en divisas, ya que se ha registrado un descenso de 65 millones de visitantes extranjeros. Ello ha provocado que 728.000 personas se hayan quedado sin trabajo, ya sea que están en paro o afectadas por un expediente de regulación temporal de empleo. La situación de las empresas del sector es dramática, con una caída de la facturación del 80% en las agencias de viaje, del 71% en las empresas de ocio, del 67% en los hoteles, del 66% en las líneas aéreas y del 50% en los automóviles de alquiler. La aportación al producto interior bruto (PIB) del sector se habría reducido hasta un tercio (4,3%) del 12,4% que representaba en el 2019. Son los registros más bajos desde hace veinticinco años. En Barcelona, primera ciudad turística del país, se ha retrocedido hasta niveles preolímpicos.

Pese a su enorme gravedad, el citado balance presentado ayer por la patronal Exceltur no refleja todo el impacto de la crisis del turismo en muchos de los sectores que dependen directamente de este, como son la hostelería, el comercio o la cadena de empresas proveedoras. El daño producido al tejido productivo es exponencial y ello ha provocado que España sea el país europeo más afectado por la pandemia, con el mayor retroceso del PIB. Para salvar la economía española, por tanto, hay que reflotar el turismo y todos sus sectores auxiliares como máxima prioridad. La citada asociación empresarial propone una amplia serie de medidas que el Gobierno y el resto de administraciones deberían considerar y aplicar con urgencia. En Barcelona se intenta revitalizar la oferta cultural para recuperar visitantes, lo que sin duda es una iniciativa positiva, pero hay que ir mucho más allá, para sacar al turismo de la ruina en que se encuentra.

Las perspectivas no aportan todavía optimismo, ya que el primer semestre de este año también se da por perdido debido a los rebrotes de la covid. Incluso si se agilizase la vacunación al máximo, y no aparecieran nuevos problemas, como cepas resistentes, la mayoría de empresarios, según una encuesta de la citada asociación, no esperan poder recuperar los niveles del 2019 hasta el 2022 o el 2023. Es pues fundamental implementar, en la línea de lo que hemos dicho, un amplio y profundo plan de rescate turístico, con ayudas directas a empresas y trabajadores, en el marco de la colaboración público-privada, que vaya asociado a una intensificación de los programas de vacunación para hacer de España, cuanto antes, un país sanitariamente seguro para los visitantes. Hay que tener muy claro que de ello depende el conjunto de la economía y del empleo.

Un plan de rescate turístico ambicioso y eficiente es urgente para salvar la economía y el empleo