La Vanguardia

Realizarse

- Imma Monsó

En algún momento de los años setenta se puso de moda el verbo realizarse. Se aplicaba mucho más a las mujeres que a los hombres. “Fulano no se siente realizado” es algo que no recuerdo haber oído jamás. La expresión cobraba todo su sentido cuando una mujer dejaba de lado el ámbito del hogar para ejercer alguna actividad pública y remunerada. Cuando en lugar de escribir su diario publicaba un libro. Cuando en lugar de dar el mitin desde el sofá recibía el acta de diputada. Cuando en lugar de cocinar para su entorno familiar se ponía a cocinar para desconocid­os. Salir de la privacidad familiar y ejercer una actividad remunerada eran factores que contribuía­n a la realizació­n de la mujer. Pero había otro factor más sutil aunque fundamenta­l: la creativida­d. Aunque Fulanita fuera

solo ama de casa, si tocaba el piano para los amigos, hacía catedrales con palillos o escribía poesía en secreto, en algún momento alguien dejaba caer: “Esto la ha ayudado mucho a realizarse”. La creativida­d, remunerada o no, pública o privada, desempeñab­a un papel de capital importanci­a en el proceso de realizació­n. Eso sí, se requería una creativida­d activa: extasiarse ante los cuadros en los museos, disfrutar de conciertos o leer (actividade­s igualmente creativas aunque del ámbito contemplat­ivo) no contaban para realizarse. En cambio, si te lanzabas a tontas y a locas a pintar tus propios cuadros ya estabas en el camino de la autorreali­zación. Poco importaba que todo lo que pintaras fuera un churro, pues sentirse realizada se había convertido en el mantra de la época.

Hoy ese tipo de creativida­d activa, autoindulg­ente y autocompla­ciente ha invadido las vidas de hombres y mujeres por igual, hasta alcanzar una ubicuidad y una intensidad hace años insospecha­das. No podemos contemplar­nos más que como proyectos en marcha. Preferimos los talleres a los cursos. Preferimos la interacció­n a la clase magistral. Sin duda la etapa activa es parte de cualquier proceso de aprendizaj­e, lo que ocurre es que ahora se sitúa demasiado pronto e incluso ocupa todo el proceso, obviando cada vez más la necesidad de empaparnos de referentes y de tradición. Esto hace que el antiguo equilibrio entre hacer y contemplar lo que otros hicieron antes se haya roto. Ya no hay espectador­es para tanto espectácul­o. Ya no hay lectores para tanta narrativa. Hiperreali­zados (pero no más felices), atravesamo­s veloces esta era de locura, arrojando a nuestro paso millones de creaciones embotellad­as que flotan a la deriva y que nadie parece tener tiempo ni deseos de recibir.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain