La Vanguardia

Bertín, el protegido

- Albert Domènech

Si algo sabemos bien los que nos dedicamos a la prensa rosa y a la actualidad televisiva es que las noticias no entienden de treguas. En lo poco que llevamos de año ya hemos tenido un suculento menú de partos, nuevos romances o rupturas sentimenta­les, la última la de Bertín Osborne y Fabiola Martínez que han puesto punto y final a 20 años juntos y dos hijos en común. Hasta aquí un día más en la oficina si no fuera porque, casualidad­es de la vida, la cadena especialis­ta en convertir las vísceras en paté de foie decidió esta vez dejar en el garaje la sierra eléctrica con la que suelen destripar a sus víctimas para coger una plumilla de las que te hacen cuatro cosquillas contadas.

Aunque Osborne quiso deslizar el comunicado de la ruptura el pasado domingo durante el programa Viva la vida, Telecinco esta vez sí ha tenido en cuenta la voluntad de unas de sus caras estrella a la hora de no hurgar en la mugre y alejar del foco a los habituales buitres explorador­es de carroña que tan bien saben hacer su trabajo cuando les llaman a filas. No es una crítica, ya he dicho en varias ocasiones que cada empresa es dueña de su propio destino y gestiona los contenidos a su gusto, faltaría. Lo que sí que llama la atención es la condescend­encia que han tenido a la hora de tratar esta ruptura, una estrategia radicalmen­te opuesta a la usada con otros nombres como Paloma Cuevas y Enrique Ponce, o el conflicto entre Isabel Pantoja y Kiko Rivera, por poner dos ejemplos sobre la mesa.

A pesar del carrusel de programas y espacios rosa que la cadena de Mediaset tiene en su parrilla tanto entre semana como el fin de semana, ninguno de ellos ha considerad­o que la noticia era lo suficiente­mente importante como para enviar a sus tradiciona­les escuderos con una manta y una sopa caliente a que hagan guardia a algunos de los domicilios de la expareja para recoger sus declaracio­nes o desgranar los motivos de la ruptura. Ni el mismo lunes después del comunicado, ninguno de los espacios habituales del corazón en El programa de Ana Rosao Ya es mediodía abrieron sección con ello. Sálvame habló por encima tras dos horas de programa, y lejos de su prime time habitual. En fin, que la protección hacia Osborne por parte de la cadena es más que evidente, algo que no se entiende teniendo en cuenta la formación académica que llevan haciendo durante años para que su audiencia no deje pasar una polémica sin bañarse en sus miserias. Ya ven que en esto, como en la vida, también hay clases. Unos deben pedir perdón a diario por ser como son, mientras que a otros cachondos se les perdona todo porque caen bien. O lo han sabido negociar mejor. Quizás sea eso.

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