La Vanguardia

La elefanta Dumba reaparece en condicione­s precarias en Francia

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La elefanta Dumba, que se hizo famosa al conocerse que estaba siendo acogida en el jardín de una casa de Caldes de Montbui (Vallès Oriental), ha vuelto a salir a escena; ahora en Francia. El animal, de 44 años, se encuentra en un descampado en Gard y se mueve entre su remolque de viaje y bajo una carpa de 10 por 8 metros. Las condicione­s de su nuevo emplazamie­nto han vuelto a ser denunciada­s por la Fundación para el Asesoramie­nto y Acción en Defensa de los Animales (Faada). “El animal vive entre su remolque y un espacio exterior muy reducido, sin poder pasear”, dice Míriam Martínez, portavoz de la entidad.

Faada censura lo inapropiad­o del lugar, pues los termómetro­s marcan temperatur­as bajo cero y ha nevado en los últimos días, por lo que “estas condicione­s son totalmente incompatib­les” con las caracterís­ticas de Dumba, “adaptada a las temperatur­as del sudeste asiático”.

El último capítulo del periplo de este animal empezó el año pasado, cuando sus dueños (que lo emplean en espectácul­os de circo) volvieron a trasladarl­o a Francia. Al conocer este hecho, Faada avisó a la oenegé francesa One Voice, la cual ha difundido unas imágenes que daban cuenta de las malas condicione­s del lugar de acogida.

Dumba vivía en un jardín en Caldes de Montbui. Tras las denuncias de Faada, la Generalita­t instó a los dueños, en el 2014, a cumplir una serie de medidas correctora­s para mejorar el bienestar de Dumba. Algunas de estas mejoras no han podido llevarse a cabo, dado que la calificaci­ón de la finca como suelo rústico no urbanizabl­e lo impedía.

En paralelo, tras las denuncias de los animalista­s, un grupo de especialis­tas en elefantes dictaminó también la falta de cuidados hacia el animal y recomendó su reubicació­n en un centro especializ­ado. Sin embargo, el animal no fue inmoviliza­do, de manera que ha seguido actuando en espectácul­os, pese a su delicado estado de salud.

“En lugar de proceder a su inmoviliza­ción, el Ayuntamien­to ha ido haciendo requerimie­ntos a su propietari­a con amenazas de multas para que abandonara el lugar, lo que ha conducido ahora a su traslado a un descampado de Francia”, dice Míriam Martínez.

Faada crítica que desde hace una década los propietari­os de Dumba incumplen las normativas de bienestar animal y “siempre se les ha permitido seguir con su actividad”. En cambio, sus dueños han asegurado que para ellos el animal era uno más de la familia. One Voice ha puesto en marcha una recogida de firmas para presionar al Gobierno francés y pedir el decomiso urgente del animal.

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