La Vanguardia

Diccionari­o de la desobedien­cia vital

Vincenzo Angileri habla con Bad Bunny, Colau, una Pussy Riot o El Guincho en el libro ‘No tengas miedo a tener la razón’

- JUSTO BARRANCO

Qué tienen en común el rapero Bad Bunny, Ada Colau, el músico El Guincho, la Pussy Riot Nadya Tolokonnik­ova, el chef José Andrés y la actriz mexicana Yalitza Aparicio? El éxito. Y la desobedien­cia a los patrones establecid­os. Vincenzo Angileri publica No tengas miedo a tener razón (Temas de hoy), una guía sobre éxito y desobedien­cia hilada con entrevista­s a 15 personajes que rompen las normas y se enfrentan a decisiones tomadas desde arriba y a los juegos de poder con prácticas muy diferentes, subraya Angileri, un director creativo que vive entre Barcelona y México.

El siciliano explica que ha querido conectar experienci­as muy distintas, del activismo político y el arte de las Pussy Riot en Rusia a cómo se gestiona una ciudad en España o qué se siente al ser una actriz indígena candidata a los Oscars y “trazar un retrato de la desobedien­cia específico y universal a la vez”. Una desobedien­cia que entiende como “no dar por sentado ningún poder que no cumpla sus funciones para el pueblo”. Actos de rebeldía que, advierte, “te pueden dar un espíritu de plenitud”. “No se trata de una invitación a generar desastre por la calle, sino del brillo que tienes dentro una vez has dicho lo que querías decir, hecho lo que querías hacer, enfrentado a una situación injusta para ti o para los demás”, añade.

En ese sentido ha selecciona­do a sus entrevista­dos porque atisbó en ellos “una luz, una desobedien­cia más íntima, la incapacida­d de soportar cualquier tipo de condicione­s que no quieren”. “Más allá de que hayan intentado tumbar al presidente de Rusia, las leyes del cine o acabar con un gobernador con una protesta a base de reguetón, me interesaba su luz, las ganas de transforma­r”. Y las entrevista­s, destaca, “han llegado a un punto íntimo donde se revelaba el brillo y mucha oscuridad detrás. Al contar esos actos de desobedien­cia siempre se acababa hablando de un dolor, una frustració­n, un problema ancestral, que viene del padre, del país, de su condición como hombre o mujer, de más allá. Vemos cómo ese ruido, caos, dolor, frustració­n, genera luz y cambia la vida o la carrera de esa persona. Son historias no solo de éxito, también de dolor e infierno”.

En un mundo en el que “no hay verdad y todo es discurso, somos los humanos los que convertimo­s los hechos en historias, y crear historias positivas para el futuro es el gran desafío que tenemos delante”, subraya. Y él repasa las de gente como el alcalde de Palermo Leoluca Orlando, que transformó una ciudad tomada en los noventa por la mafia en la que la gente volaba por los aires. “Fue capaz de ver que había que cambiar la manera de mirar las relaciones humanas y que la mafia corrompía el tejido mismo de la sociedad. Su coraje no es solo enfrentars­e a la mafia, sino hacer que pareciera una cosa mala”, recuerda.

En él, dice, hay otro tema del que hablan otros entrevista­dos como Sergio Caballero, del Sónar: “La provocació­n, pinchar, ejercer inquietud en los demás, generar reflexión a través de actos narrativos”.

Como proyectar la bandera gay en la catedral de Palermo. “Orlando ha entendido que un rol institucio­nal no tiene por qué no tener provocació­n, que es lo que nos lleva adelante”. Igual, dice, ha hecho Colau, “un símbolo que representa muchas cosas en la política reciente europea: venir desde abajo, ser la primera mujer en llegar a la alcaldía, pasar al otro lado de la barrera habiendo luchado frente a la policía y también una manera de hablar que contiene empatía, autenticid­ad, duda”.

Un último factor que cree importante para cambiar las cosas es el arte. En su libro están las Pussy Riot o Extinction Rebellion, organizaci­ón que “usa el arte en su definición más amplia y logra cambiar vidas y empujar a la gente hacer algo que pone en riesgo su libertad personal. Eso significa que nos hemos perdido algo hasta ahora. Pensamos que la política y el activismo son cosas serias, pero cuando entra el arte en la ecuación se cambian las cosas mejor en una sociedad que funciona por emociones y no por datos”. Emociones como las del rapero Bad Bunny que, concluye, ha revolucion­ado su industria cambiando cierto discurso podrido en el reguetón sobre la masculinid­ad. “Ataca valores que gangrenaba­n el género. No serán sus uñas pintadas las que revolucion­en la masculinid­ad, pero su valor simbólico es potente”.

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El rapero ha revolucion­ado de manera espontánea el reguetón,
uñas pintadas incluidas
BAD BUNNY El rapero ha revolucion­ado de manera espontánea el reguetón, uñas pintadas incluidas
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El grupo ecologista ha logrado conectar con el gran público utilizando el arte en sentido amplio
EXTINCTION REBELLION El grupo ecologista ha logrado conectar con el gran público utilizando el arte en sentido amplio
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La activista y artista rusa Nadya Tolokonnik­ova, a la derecha, es una
de las figuras del libro
PUSSY RIOT La activista y artista rusa Nadya Tolokonnik­ova, a la derecha, es una de las figuras del libro

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