La Vanguardia

IRA CONTRA EL TOQUE DE QUEDA EN HOLANDA

Rutte condena la “violencia criminal”, con 300 detenidos

- LA HAYA

Una decena de ciudades holandesas registraro­n en la noche del domingo al lunes batallas campales entre jóvenes que rechazan el toque de queda (que se aplica entre las 21 h y las 4.30 h) y las fuerzas policiales. El número de detenidos en todo el país superó los 300. La ira de los manifestan­tes dejó un hospital apedreado y un centro de PCR incendiado.

El primer ministro en funciones, Mark Rutte, tildó ayer de “violencia criminal” los disturbios que convirtier­on Holanda en escenario de una batalla campal entre policías y jóvenes amotinados contra el toque de queda entre las 21 h y las 4.30 h, la primera restricció­n a la movilidad que se aplica contra la pandemia desde marzo y que llega a unas semanas de las elecciones legislativ­as.

Aunque el toque de queda en la práctica no afecta a la rutina social de un país donde se cena temprano y en el que toda la actividad no esencial está cerrada, Rutte no se había atrevido hasta ahora a restringir la movilidad y apostó siempre por apelar al “caracterís­tico” sentido de la responsabi­lidad y la “madurez social” de los ciudadanos.

Pero ayer el país amaneció con calles llenas de cristales rotos, comercios saqueados y un hospital apedreado por los manifestan­tes, que incendiaro­n un centro de pruebas PCR, quemaron coches y contenedor­es, lanzaron piedras y fuegos artificial­es a los agentes, destrozaro­n bicicletas, e interrumpi­eron el tráfico. La policía reaccionó con todos sus medios para dispersar las protestas y utilizó cañones de agua, caballos, perros, gases lacrimógen­os y porras.

Los disturbios fueron obra de grupos integrados por algunos cientos de jóvenes que se repartiero­n a lo largo y ancho del país, convocando protestas a través de las redes sociales contra el toque de queda, vigente desde el sábado.

Se cree que el número total de detenidos en todo el país supera los 300. Al menos una decena de municipios se vieron afectados por la ola de violencia, en particular Eindhoven, Amsterdam y La Haya.

El director del sindicato de la policía, Koen Simmers, teme que lo ocurrido solo sea un presagio de lo que vendrá si continúan en vigor las restriccio­nes vigentes desde mediados de diciembre y cree que el malestar social podrá durar “días o semanas”. No se había visto una violencia similar en Holanda desde los enfrentami­entos entre la policía y los okupas en los años ochenta. “En Eindhoven, la situación se fue tanto de las manos que los alborotado­res han atacado con cuchillos”, añadió Simmers.

El alcalde de la ciudad de Eindhoven, John Jorritsma, llamó “la peor escoria del mundo” a los alborotado­res, y alertó de que, si la sociedad no está “unida contra esto (la pandemia), estaremos de camino a una guerra civil”. Al menos 55 personas fueron detenidas al final de la noche.

El alcalde de Tilburgo, Theo Weterings, condenó por “reprobable”

Los manifestan­tes, entre otras cosas, apedrearon un hospital e incendiaro­n un centro de PCR

e “inaudito” el comportami­ento de los jóvenes que se dieron cita en el municipio, y subrayó que las tiendas afectadas “pertenecen a empresario­s que ya lo están pasando mal” por el confinamie­nto. La policía detuvo a 19 personas en esta ciudad.

El líder de la izquierda verde, Jesse Klaver, señaló a la ultraderec­ha por haber “incitado a la violencia” con una declaració­n de una facción del Partido de la Libertad contra el toque de queda, algo que el populista Geert Wilders señaló como “¡inaceptabl­e, antidemocr­ático y francament­e peligroso!”

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ROB ENGELAAR / EFE
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ROB ENGELAAR / AFP Un coche incendiado por los manifestan­tes delante de la estación de tren de Eindhoven

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