La Vanguardia

Mateusz Morawiecki

Primer ministro de Polonia

- MACIEJ STASINSKI Varsovia. Correspons­al

Dos historiado­res que han investigad­o la complicida­d de los polacos en el exterminio nazi de los judíos están siendo juzgados por “difamación a la nación”. No sería posible sin la ley de Memoria Histórica que impulsó el Gobierno de Ley y Justicia.

La complicida­d de los polacos en el exterminio nazi de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial sigue a flor de piel en Polonia. Fanáticos nacionalis­tas han llevado ante los tribunales a dos historiado­res expertos en el Holocausto por su trabajo de investigac­ión sobre el caso de un alcalde acusado de haber participad­o en la matanza de 22 judíos.

Los profesores Jan Grabowski y Barbara Engelking han sido acusados de supuesta “difamación a la nación polaca”, una figura que introdujo en el código penal el Gobierno del partido conservado­r y nacionalis­ta Ley y Justicia.

El juicio contra Grabowski y Engelking, autores de la monumental monografía Noche sin fin y que dirigen desde hace años el Centro de Investigac­iones del Holocausto adjunto a la Academia de Ciencias Polaca, arrancó el 12 de enero. Detrás de la denuncia está la llamada Liga de la Buena Fama, organizaci­ón que forma parte de la falange de asociacion­es nacionalis­tas creadas, financiada­s y apoyadas por la propaganda gubernamen­tal para ofrecer una “verdadera” historia nacional de Polonia frente a sus detractore­s.

La Liga buscó como autora formal de la denuncia a Filomena Leszczynsk­a, una campesina de 80 años de la aldea de Malinowo, en el este de Polonia, sobrina de Edward Malinowski, el exalcalde de la localidad, ya fallecido, que tras la Segunda Guerra Mundial fue absuelto en un juicio de colaboraci­ón con los nazis. La anciana declaró ante el juez que “había oído por radio” las acusacione­s y que decidió salir en defensa de la reputación de su tío, porque fue una “buena persona” y “salvó a judíos”.

El fragmento del libro de Engelking y Grabowski que se refieto re al alcalde está basado en el testimonio de una judía supervivie­nte, Estera Drogicka, prestado en los años noventa del siglo pasado ante la Shoah Foundation. La mujer contó que en 1942 un guardia forestal y el alcalde Malinowski denunciaro­n ante la policía local polaca a un grupo de 22 judíos que se habían refugiado en el bosque. Acto seguido todos fueron capturados y fusilados.

Drogicka, que huyó del pueblo a cambio de entregar todas sus pertenenci­as al alcalde y sobrevivió en Alemania gracias a una identidad falsa, regresó después de la guerra a Polonia. En 1950 testificó “falsamente” a favor de Malinowski en el juicio que se le hizo por colaborar en el Holocausto. Gracias a ella fue absuelto. “Le habrían condenado a muerte, fue terrible testificar así, pero le salvé”, dijo en su testimonio, 40 años después.

Los historiado­res no opinan sobre la culpabilid­ad o inocencia del alcalde, limitándos­e a relatar minuciosam­ente lo que dicen las fuentes disponible­s, al igual que en otros miles de casos escrupulos­amente investigad­os que relatan en su libro de más de 1.600 páginas, basado en todos los archivos disponible­s del Holocausen Polonia, Israel, EE.UU., Alemania, Ucrania, Bielorrusi­a y Rusia, en la prensa de la época, archivos provincial­es, testimonio­s judiciales y cartas.

La Liga de la Buena Fama buscó y pagó a abogados para que formulasen en nombre de la anciana campesina la denuncia por “calumnia”, reivindica­ndo su “derecho al respeto de un familiar difunto”, el “derecho al orgullo y la identidad nacionales”, así como el de “conocer la verdadera historia de la Segunda Guerra Mundial”, según el escrito de los letrados.

La Liga demanda que los auto

CÓDIGO PENAL La denuncia está basada en una ley de Memoria Histórica aprobada hace pocos años

SIN ENTRAR A VALORAR Los historiado­res se limitan a relatar con detalle lo que dicen las fuentes disponible­s

LEY DE MEMORIA HISTÓRICA La indignació­n en Israel o EE.UU obligó al Gobierno a retirar las sanciones penales

res pidan perdón y admitan que su “propósito premeditad­o era acusar a los polacos de exterminar a los judíos”. Su presidente Maciej Swirski, informó en directo de la audiencia en el juzgado de Varsovia el pasado 13 de enero a través de 40 mensajes en Twitter y obligó a la agencia de prensa polaca PAP (cuyo consejo superior preside) a publicar despachos tendencios­os.

La denuncia contra Engelking y Grabowski está basada en una ley de Memoria Histórica Nacional, aprobada hace unos años por el Gobierno de Ley y Justicia, que buscaba sancionar con penas de cárcel a quienes buscaran probar la complicida­d polaca en el Holocausto nazi. La indignació­n internacio­nal en Israel y EE.UU. obligó al Gobierno a retirar las sanciones penales pero la ley deja la posibilida­d de perseguir a los investigad­ores por la vía civil. Y es a lo que han recurrido los nacionalis­tas de la Liga.

Los profesores Jan Grabowski y Barbara Engelking, que cepillaron miles de archivos referentes a ocho diputacion­es en el este de Polonia, estiman que de los 138.000 judíos que habitaban esa región al estallar la guerra, solo unos 12.000, o sea poco menos del 10 por ciento, huyeron de los guetos nazis o lograron no ser encerrados. La única manera de salvarse era recurrir a la ayuda de polacos. Pero también era un riesgo. En las comarcas estudiadas, de los 12.000 judíos fugados, sobrevivie­ron 2.513. “Dos de cada tres judíos que buscaban salvarse, perecieron”, concluyen los historiado­res.

Estos cálculos responden a otras investigac­iones del Centro de Investigac­iones del Holocausto, según las cuales de los 2,2 millones de judíos de la Polonia ocupada por la Alemania nazi, unos 300.000 evitaron guetos. Unos 200.000 fueron posteriorm­ente capturados y asesinados en la Acción Reinhardt que acompañó el asesinato en masa en cámaras de gas en los campos de exterminio de Auschwitz, Treblinka, Majdanek o Sobibor. En las denuncias ante la Gestapo y asesinatos participar­on, por odio o codicia, vecinos, policías polacos auxiliares de los nazis, bomberos y otros.

El Gobierno de Ley y Justicia niega la realidad y atribuye semejantes tesis al afán de calumniar a los polacos, que en su versión de la historia siempre fueron inocentes víctimas de la violencia ajena. El Ministerio de Exteriores instruye a las embajadas de Polonia a refutar las difusión de las tesis de Grabowski, Engelking y otros investigad­ores.

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LUKASZ GAGULSKI / EFE Recordando el Holocausto en el cementerio polaco de Wolbrom ayer, dos días antes del día internacio­nal de Conmemorac­ión del Holocausto

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