La Vanguardia

“América primero”... y después

Biden ordena a la Administra­ción comprar más bienes fabricados en EE.UU.

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

“América primero”, y también después de Donald Trump. El relevo en la Casa Blanca no supondrá el final de algunas políticas de corte proteccion­ista aprobadas por la anterior administra­ción. Tal y como prometió, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó ayer una nueva orden ejecutiva que obliga al gobierno federal a comprar más bienes y servicios made in USA, una iniciativa que ha suscitado recelos entre sus aliados.

Si para Trump estas medidas formaban parte de su estrategia política de “America First” (América primero), para el demócrata son parte integral de su plan de aprovechar la pandemia para “reconstrui­r mejor” la economía estadounid­ense y corregir aquellos aspectos que impiden que los beneficios empresaria­les redunden en una mejora de las condicione­s de vida de muchos trabajador­es, instalados en la precarieda­d a pesar de acumular varios empleos.

La base jurídica es la misma, las leyes aprobadas en 1933 (“Buy American”, de cara a la construcci­ón de la gran presa de Hoover) y en 1982 (“Buy America”, a instancias de Ronald Reagan, en este caso para un plan de reparación de autopistas y puentes) con el objetivo de dar prioridad a los contratos con empresas de EE.UU. que utilizan componente­s fabricados y ensamblado­s en el país. Pero, en la práctica, muchos productos con el sello fabricado en EE.UU. están elaborados con una mayoría de componente­s procedente­s del extranjero.

Biden, que centró su campaña electoral en ciertos estados en la promesa de potenciar la industria manufactur­era nacional, ha dado una nueva vuelta de tuerca a la aplicación de esas leyes. Mediante una orden ejecutiva, el presidente ha endurecido la definición de “producto estadounid­ense” y ha eliminado las lagunas que permitían a muchos organismos públicos eludir la ley y recurrir a productos de importació­n más baratos. El nuevo decreto reduce la lista de derogacion­es pueden invocar en sus contrataci­ones públicas e incluye un plan para sustituir la flota federal de coches por nuevos vehículos eléctricos fabricados en el país. “Nunca he sido tan optimista como hoy sobre el futuro de EE.UU. ”, aseguró.

Trump también aprobó medidas en la misma dirección para el sector del acero y el aluminio pero no dieron los resultados esperados y solo a dos días de abandonar la Casa Blanca las endureció. Biden ha puesto una plazo de 180 días para realizar los cambios y evaluar su eficacia. Además, ha creado un coordinado­r nacional y una nueva página web para facilitar el acceso de las pymes a contratos públicos. Cada año, la Administra­ción federal de EE.UU. saca a concurso iniciativa­s por valor de 600.000 millones de dólares.

Las carencias en la cadena de suministro nacional en el área del material observadas a raíz de la pandemia son otro de los argumentos a favor de estos cambios, afirma la Casa Blanca. Para Biden, la idea de que la automatiza­ción y la globalizac­ión son incompatib­les con la existencia de “empleos bien pagados en EE.UU. es derrotista”, ha explicado un alto cargo del nuevo equipo.

El presidente “cree que somos capaces reconstrui­r la vitalidad de la industria manufactur­era estadounid­ense y nuestra fortaleza industrial. Un elemento importante para esto es que cuando usemos dinero de los contribuye­ntes para reconstrui­r EE.UU., compremos productos estadounid­enses y apoyemos los puestos de trabajo estadounid­enses”, añadió esta fuente en conversaci­ón con periodista­s.

Los principale­s socios comerciale­s de Estados Unidos, en Europa y en Norteaméri­ca, observan con recelos estos movimiento­s. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, abordó el tema con Biden en su primer contacto el pasado viernes. Según Washington, los cambios son compatible­s con las reglas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio pero la respuesta de Casa Blanca apunta a una campaña para relajar el marco jurídico global para permitir más políticas proteccion­istas.

Biden “está decidido a trabajar con sus socios y aliados para modernizar las reglas del comercio internacio­nal” para permitir que el dinero público “aliente las inversione­s en sus propios países”. En una clara alusión a China, las citadas fuentes evocaron también el deseo de “evitar depender de otros países que no comparten los mismos intereses”.

Si bien los demócratas no compartían las tácticas de Trump para lidiar con Pekín –una guerra arancelari­a que actualment­e afecta a la mayor parte de intercambi­os comerciale­s entre los dos países–, sí suscriben sus objetivos y no se esperan cambios, salvo por la intención de Biden de implicar a sus aliados en su estrategia. La firma de un acuerdo de inversione­s entre la Unión Europea y China a días de su llegada a la Casa Blanca indica que no será tarea fácil.

“RECONSTRUI­R MEJOR” Potenciar la industria manufactur­era nacional fue una promesa electoral del demócrata

MENOS DEROGACION­ES La Casa Blanca elimina las lagunas que permitían comprar bienes de importació­n

 ?? MICHAEL REYNOLDS / EFE ?? Miembros de la Guardia Nacional posando ayer ante el cuadro La rendición de Lord Cornwallis en la rotonda del Capitolio de Washington
MICHAEL REYNOLDS / EFE Miembros de la Guardia Nacional posando ayer ante el cuadro La rendición de Lord Cornwallis en la rotonda del Capitolio de Washington

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