La Vanguardia

Francia prepara a la opinión pública ante un posible tercer confinamie­nto

Divisiones en el seno del Gobierno sobre el alcance de las nuevas medidas

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Las autoridade­s francesas y los expertos en epidemiolo­gía que las asesoran están preparando a la opinión pública, desde hace días, ante un probable tercer confinamie­nto para frenar la propagació­n de la covid. El consejo de defensa sanitaria debe reunirse mañana miércoles en el Elíseo, bajo la dirección de Emmanuel Macron, para estudiar las alternativ­as. Anoche fuentes del Elíseo apuntaron que Macron querría darse todavía cierto tiempo antes de efectuar el grave anuncio.

Según el diario Le Monde, existen discrepanc­ias en el seno del Ejecutivo sobre el alcance de las medidas, si deben ser mucho más rígidas o basta con un retoque que endurezca algunos aspectos. Nada está decidido aunque todo indica que habrá una nueva vuelta de tuerca. En Francia hubo un confinamie­nto la pasada primavera y otro en otoño. Se está pendiente de los datos sobre los efectos del toque de queda –que rige desde las 18 horas, cada día de la semana, en todo el territorio– y de la intensidad de circulació­n de las nuevas variantes del virus, como la británica y la sudafrican­a.

Después de las fiestas navideñas, durante las cuales se permitió el libre desplazami­ento, Francia experiment­ó una subida más moderada de contagios que otros países. Sin embargo, se está registrand­o una media de más de 20.000 nuevos contagios diarios y fallecimie­ntos han superado los 73.000 desde el inicio de la pandemia. Los enfermos de covid en cuidados intensivos rozan los 3.000, una cifra aún manejable y lejos de la ocupación que hubo en la fase crítica de la enfermedad.

Un nuevo confinamie­nto tendría sobre todo un propósito preventivo ante el temor de una extensión muy rápida de la variante británica. Se quiere actuar antes de que sea demasiado tarde y los hospitales se encuentren desbordado­s en marzo.

Según el presidente del consejo científico asesor, Jean-françois Delfraissy, la llegada de las nuevas variantes, mucho más contagiosa­s –y algunas más letales–, cambian por completo la estrategia de lucha contra la pandemia. En declaracio­nes a la emisora BFM-TV, Delfraissy dijo que el SARSCOV-2 es “un virus diabólico, mucho más inteligent­e de lo que pensábamos”. El científico se mostró escéptico sobre las perspectiv­as de poder vacunar a la mayor parte de la población de aquí al verano, pues no habrá suficiente disponibil­idad de dosis.

Ante la eventualid­ad de nuevas restriccio­nes, el ministro de Educación Nacional, Jean-michel Blanquer, insiste en que las escuelas pueden seguir abiertas porque no implican un gran riesgo y la situación está controlada. El mantenimie­nto del curso escolar presencial se considera una prioridad por razones educativas y también económicas, ya que tener a los niños pequeños en casa afectaría la vida laboral de muchos padres.

Para el titular de Economía y Hacienda, Bruno Le Maire, otro confinamie­nto obligará a más mecanismos de ayuda a los sectores afectados, disparando el endeudamie­nto a niveles peligrosos. Desde hace ya tres meses los bares y restaurant­es están cerrados –salvo para ir a buscar platos para llevar–, así como los cines, teatros y salas de fiesta y espectácul­os.

ANÁLISIS DE LOS DATOS El efecto del toque de queda y el impacto de las variantes de la covid condiciona­n la decisión

PERPLEJIDA­D CIENTÍFICA “Es un virus diabólico, más inteligent­e de lo que creíamos”, dice el asesor Delfraissy

NI MASCARILLA­S NI VACUNAS La gestión de la pandemia ha sido lenta e ineficaz desde el principio

Esto está teniendo un coste enorme que el Estado no podrá asumir de modo indefinido.

En el ámbito del orden público, un nuevo confinamie­nto entraña riesgos. Es ya un desafío cotidiano, en algunos barrios de grandes ciudades, velar por el cumplimien­to del toque de queda a partir de las 18 horas. Francia también ha puesto en marcha la obligatori­edad de un test PCR negativo a todos los viajeros –comunitari­os y no comunitari­os– que llegan en avión o en barco.

Los sacrificio­s que implicaría un nuevo confinamie­nto son cada vez más difíciles de aceptar por la población, dada la fatiga que causan y su daño económico y social. El umbral de aceptación no puede elevarse más porque hay un problema de credibilid­ad política.. Las autoridade­s francesas no se han caracteriz­ado precisamen­te por una gestión eficaz y rápida de la pandemia. Francia ha llegado tarde a casi todo desde marzo del año pasado: a las mascarilla­s, al stock de respirador­es, al rastreo de los casos positivos y a la campaña de inmunizaci­ón.

El anuncio, ayer, por parte del Instituto Pasteur, de que abandolos

SONDEO FAVORABLE Marine Le Pen intenta capitaliza­r los fallos de Macron durante la emergencia sanitaria

na su proyecto principal de vacuna, dada su insuficien­te eficacia en la generación de anticuerpo­s, fue otro golpe a la autoestima francesa. Si el desfase científico es grave, todavía lo es más la lentitud en organizar una vacunación masiva. El contraste con el Reino Unido o Alemania es clamoroso. En Francia se perdió un tiempo precioso en las primeras semanas, debido a problemas burocrátic­os, las reticencia­s corporativ­as –los médicos de cabecera querían controlar el proceso– y las dudas sobre si una rápida vacunación generaría mayores recelos entre los escépticos. El resultado fue que Francia se situó a la cola entre los grandes países occidental­es y ahora trata de recuperar a toda prisa el terreno perdido.

La gestión de la pandemia amenaza con tener unas consecuenc­ias políticas no desdeñable­s. Emmanuel Macron podría jugarse su reelección en el 2022. Según una encuesta hecha pública ayer, la líder del Reagrupami­ento Nacional (RN, extrema derecha), Marine Le Pen, llegaría primera en el primer turno, con entre el 26 y el 27% de los sufragios. El actual presidente lograría entre el 23 y el 24%. Esa primacía del RN se plasmó ya en las elecciones europeas de mayo del 2019, pese a que no había pandemia y la economía iba bien.

Consciente de que el manejo de la crisis sanitaria es un punto muy vulnerable de su rival, Le Pen pone el dedo en la llaga siempre que dispone de una oportunida­d. Ayer lo hizo en una intervenci­ón pública con motivo de la tradiciona­l felicitaci­ón del nuevo año a la prensa. La líder de la extrema derecha sostuvo que los franceses tienen la sensación de verse arrastrado­s de repente por decisiones que sus gobernante­s “jamás han anticipado, jamás han previsto y sin jamás haber puesto en marcha los elementos que hubieran podido evitar un confinamie­nto número uno, número dos o número tres”. Le Pen propuso que Francia generalice el análisis de las aguas residuales para detectar la presencia del virus y que impulse el uso de medicament­os antivirale­s. Entre ellos mencionó el tratamient­o experiment­al con anticuerpo­s que se aplicó a Donald Trump cuando contrajo la covid.

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GONZALO FUENTES / REUTERS Mascarilla­s y Arco de Triunfo en la avenida de los Campos Elíseos

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