Por un ‘poder blando’ español
La nueva Estrategia de Acción Exterior aboga por un soft power español en el mundo. El concepto poder blando fue acuñado en 1990 por profesor de la Universidad de Harvard Joseph Nye para describir la capacidad de un Estado para incidir en las relaciones internacionales valiéndose de medios culturales e ideológicos capaces de complementar su acción diplomática. Buena reputación. Defensa de valores positivos. Creación de entornos. La enorme capacidad persuasiva de Estados Unidos en la defensa y promoción de su modo de vida durante la guerra fría sería uno de los grandes ejemplos de
poder blando. (Poder blando con misiles nucleares). La antipatía que ha suscitado la presidencia de Donald Trump sería la némesis del
poder blando.
Una España democrática, comprometida con los derechos humanos; activa en la defensa de los derechos de las mujeres; respetuosa con el medio ambiente; respetuosa, también, con su pluralidad interna, y atenta a las derivas autoritarias que pueden propiciar los desarrollos tecnológicos, podría reforzar la capacidad negociadora de un país objetivamente modesto en la arena internacional. En pocas palabras, un país bien conectado con las corrientes democráticas del mundo y sin grandes adversarios puede moverse bien y ganar protagonismo. La diplomacia española y todos los demás organismos estatales implicados en la acción exterior deberían implicarse en esa tarea reputacional. Esa es otra de las líneas maestras de la nueva Estrategia de Acción Exterior, madurada durante meses.