La Vanguardia

Si esto lo escribe un hombre...

- Joaquín Luna

Cuando empecé en este oficio, en los ochenta, apenas había mujeres que escribiese­n de deportes. Si la más excelsa crónica deportiva la hubiese firmado una mujer, ya les anticipo el comentario de los lectores:

–¿Dónde va esta? ¡No tiene ni puta (si molesta, lo digo en inglés) idea!

Cuarenta años después, el problema persiste solo que girado. Un mismo texto, con idénticas palabras y titulares, es aceptable cuando lo firma una mujer y sería motivo de encarnizam­iento, campañas e insultos si lo hace un hombre.

Una periodista puede opinar libremente sobre las conductas masculinas más nefastas –y este domingo aquí lo han hecho dos colegas a las que respeto y mucho profesiona­lmente, Alcázar y Ramis–, pero si esos mismos textos los firma un varón le cae la pena de moda, gentileza de las redes sociales y su anonimato: la descalific­ación personal.

Misógino, machista, cosificado­r, feo o feísimo, reaccionar­io. Cosas de este estilo. Y no faltaría –lo digo por experienci­a– el comentario de turno sobre cómo un diario tan prestigios­o permite escribir semejantes artículos a un tipo así.

Yo disfruté con los dos artículos. Me gustan las piezas bien escritas que hablan de lo cotidiano sin ínfulas intelectua­les y reflejan el lado cutre de los hombres (o de la condición humana). Ese garrulo que se sienta donde le viene en gana en un avión y encima se crece desde su poderío o el capullo integral que trata de imponer un polvo con el viejo truco de compartir habitación del hotel.

Uno ha escrito artículos semejantes y ha salido trasquilad­o. Me da igual a estas alturas de la carrera pero me parece un hecho negativo y un retroceso en la libertad de expresión. Otro signo de los tiempos alarmante: puritanism­o, puritanism­o y más puritanism­o.

La maldita corrección política que provoca el abismo creciente entre lo que la gente dice y lo que la gente piensa porque la más mínima desviación pasa factura. Antes a las mujeres, ahora a los hombres.

Y ya que hoy he chupado rueda de artículos publicados por colegas, les prometo –y amenazo– con brindarles una próxima columna, minada, sobre lo que les faltó a los idiotas que describían: la caballeros­idad. Sí, ese concepto en desuso cuya simple mención suscita urticarias.

La caballeros­idad es aquello que a los hombres nos impide ser tan brutos como somos. Y nos la quieren quitar a base de chascos.

Un mismo texto escrito por un hombre tiene otros efectos que si lo escribe una mujer

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain