Y ahora las brasas noruegas
España acaba primera de grupo al superar a Hungría y evita a Francia en cuartos
España huyó del fuego francés para caer en las brasas noruegas. No había otra: o se cruzaba con el subcampeón mundial de los dos últimos años, o con el dominador del balonmano del siglo XXI. Optó por el camino más ético, y en teoría menos temible: competir con todo, sin reservar nada, ganar a Hungría para ser primera del grupo I, y así evitar a su recurrente bestia negra bleu en cuartos de final. Aunque ni la troupe nórdica de Sagosen es una perita en dulce, ni los hispanos tendrían una ruta sencilla hacia la final, ya que si pasasen el cruce se encontrarían en semifinales (en teoría) a Dinamarca...
El último duelo de la segunda fase en el grupo I dirimía el liderato y otorgaba al ganador el poder de decidir rival de cuartos. Se presumía una pelea reñida, pero Hungría pronto despejó la incógnita: entregaba el partido. Solo así se entiende que compareciese en el New Capital Sports Hall sin el concurso de tres de sus pilares, el central Lekai, el pivote Banhidi y el portero Mikler, además del extremo gallego Pedro Rodríguez, que se quedó sin jugar contra su antigua selección. Istvan Gulyas prefería reservarlos para cuartos. Cualquiera diría que los húngaros preferían enfrentarse a Francia antes que a Noruega.
Así que ante un rival notablemente autodebilitado, España solo tuvo que apretar un poco el acelerador en la salida para fugarse rápidamente de 5 goles con el 7-2 de Maqueda a los 8m30s. Sin embargo, pese a las facilidades magiares, los hispanos cogieron una pájara y encajaron un 0-5 en poco más de 4 minutos con el que Hungría reestablecía las tablas (7-7 a los 12m30s).
Fue el único momento de cierta competitividad, porque España, para evitarse sustos, repuso rápidamente el orden lógico e impuso su mayor estatus. Para ello contó con la aportación excepcional de Ferran
Solé. El extremo catalán del PSG estuvo pletórico en el primer tiempo con 8 goles en 8 lanzamientos, infalible en el contragolpe y desde el rincón derecho. Con los goles del ala de Sant Quirze del Vallès, los hispanos se dispararon al 17-11 a los 25 minutos, y alcanzaron velocidad de crucero antes del descanso con 7 goles de renta (21-14). El grupo de Ribera era claramente superior, a pesar de la fase de despiste, mientras que Hungría, con los jugadores menos habituales en pista, se tomaba el choque como un trámite.
Viendo que los magiares no iban a forzar la máquina, sin intención alguna de evitar enfrentarse a Francia, Ribera optó en el segundo tiempo por utilizar el fondo de armario y dar más minutos a segundas unidades menos rodadas como Sarmiento, Dani Dujshebaev, Ariño o Aleix Gómez.
Respondieron todos los efectivos con compromiso y calidad. Entre Aleix y Maqueda ponían un +12 (28-16 a los 44m) que finiquitaba el partido cuando aún faltaban 16 minutos. Y más con la colaboración de un Pérez de Vargas otra vez pletórico con 17 paradas en 40 lanzamientos (43%), que le valieron la designación de Player of the match, a la vez que ahuyentaba cualquier intento ficticio de aproximación húngara.
“Queríamos acabar con buenas sensaciones esta fase de grupos aunque ya estuviéramos clasificados”, comentaba Solé, el mejor del ataque español (es el 2.º máximo goleador del equipo, con 27 goles). “Vamos a cuartos de final con la sensación de haber hecho un buen trabajo hasta aquí y con la confianza de llevar los deberes hechos”. Lo examinará Noruega.
España: Pérez de Vargas, Solé (8), Á. Dujshebaev, Marchán (3), Cañellas (2), Fernández (3), Entrerríos (2); Morros, Guardiola (2), D. Dujshebaev (1), Sarmiento (1), Maqueda (4), Figueras (1), Aleix Gómez (7, 3p), Ariño (2) y Corrales (ps).
RENUNCIA MAGIAR
Hungría se ‘autodebilitó’ al reservar para cuartos a sus tres pilares: Lekai, Banhidi y Mikler
FERRAN SOLÉ, EL MEJOR
“Vamos a cuartos con sensación de un buen trabajo y la confianza de llevar los deberes hechos”