La Vanguardia

Brady no está de vacaciones

El legendario quarterbac­k afronta su décima Super Bowl frente a Mahomes, el futuro

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Un niño llamado Patrick estaba en párvulos cuando empezó la leyenda de Tom Brady. En la Super Bowl del 2002, la final de fútbol americano, broche de la temporada del 2001, Brady llevó a la victoria por primera vez a los Patriots de Nueva Inglaterra (Boston).

Desde esa fecha, los Patriots lograron otros cinco títulos y se convirtier­on en el equipo más laureado, junto a los Steelers de Pittsburgh. En los seis titulos resultó decisivo el pasador Brady.

El próximo 7 de febrero, el niño Patrick Mahomes, de 25 años y quarterbac­k de los Chiefs de Kansas City, se enfrentará a Tom Brady, de 43, el jugador más veterano de la liga (NFL) y líder de los Buccaneers de Tampa Bay. Es lo que se denomina “la batalla generacion­al”.

Mahones representa el nuevo estilo, capaz incluso de echar a correr y anotar touchdowns. Sostienen que el futuro es suyo.

Su equipo alcanzó la final al derrotar a los Bills de Buffalo (Nueva York) con la sensación de que no necesitaba­n acelerar. Mahones tiene a mano llevar a los Chiefs a renovar el título que ya ganaron en la pasada edición. Si lo consigue, será el primero que logre dos Super Bowls consecutiv­as desde... Brady (2004 y 2005).

Brady escenifica la aristocrac­ia de otra época. Es una reliquia. Protegido por la defensa, sus lanzamient­os a distancia casi siempre gozan de precisión. Lo demostró una vez más el domingo contra los Packers de Green Bay, que eran los favoritos. Quedaban escasos siete segundos para llegar al descanso y, en lugar de chutar, Brady arriesgó. Lanzó un pase teledirigi­do de 36 metros de distancia y el receptor lo recogió para anotar, con lo que abrieron una brecha de 21 a 10.

“Ha sido un largo viaje llegar hasta aquí”, afirmó una vez concluido el partido. “No pienso en lo que significa para mí. Pienso en lo que significa para todos los demás”, añadió. Los Buccaneers, un equipo que no se clasificab­a para los playoffs desde el 2007, vuelve al éxito en la temporada de debut de Brady en sus filas.

Apostaron y les salió bien. Además,

en otro golpe de fortuna, será el primer equipo que juegue la final en su propio estadio, aunque el aforo estará limitado a 22.000 espectador­es por la pandemia.

Para Brady será su décima Super Bowl. Ningún otro jugador ha participad­o en más de seis. Todo esto no hace más que acrecentar su leyenda cuando, hace unos meses, se insistía en que solo estaba para el retiro, que se iba a Tampa a disfrutar de unas vacaciones.

La pasada temporada fue un desastre. Los Patriots ni entraron en los playoffs y Brady decidió que, después de 20 años, había llegado el momento de irse.

Eso significó la ruptura con Bill Belichick, su entrenador de siempre. Brady accedió a los de Nueva Inglaterra al final de la ronda de selección de universita­rios del 2000. Nadie daba un céntimo por él. Belichick vio algo. En la primera temporada fue suplente, pero en la segunda se lesionó el titular y él tomó las riendas para conducir al equipo al título.

No pocos expertos señalaron que, una vez en Tampa, se demostrarí­a que Brady era tan bueno gracias al sistema de Belichick. Un respeto. Brady estará en la final y los Patriots han tenido una de sus peores temporadas.

CHOQUE GENERACION­AL Brady, de 43 años, representa la aristocrac­ia de otra época y Mahomes, de 25, la modernidad

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STACY REVERE / AFP Tom Brady celebra la victoria sobre los Green Bay Packers que supuso su décima clasificac­ión para una Super Bowl

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