La Vanguardia

Tasmania, capital Berlín DEPORTES SIN FRONTERAS

En la Bundesliga de 1965-66, el icónico Tasmania Berlín se pasó 31 jornadas seguidas sin ganar, un récord que ha forjado su identidad

- Rafael Ramos

El primer grupo de inmigrante­s alemanes a Australia fueron luteranos que huían de la persecució­n religiosa y se establecie­ron en el río Torrens, al norte de Adelaida, en una comunidad a la que dieron el nombre de Klemzig, la ciudad que habían abandonado. Unos cincuenta años después, en el 1900, justo cuando amanecía el siglo XX, un grupo de amigos y socios berlineses soñó con dejarlo todo atrás, cambiar radicalmen­te de vida y marchar a Tasmania. Nunca lo hicieron. Pero fundaron un equipo de fútbol, y le pusieron el nombre de su El Dorado.

Pasó el tiempo, y en el verano de 1965, el Tasmania era un club completame­nte amateur que competía en la liga regional berlinesa. El Hertha, el mejor con diferencia de la ciudad, fue expulsado de una Bundesliga creada solo dos años antes por pagar primas de fichaje a sus jugadores y violar las reglas financiera­s, y las autoridade­s decidieron que la competició­n tenía a la fuerza que tener un equipo de Berlín. Para ello, aumentó el número de participan­tes de 16 a 18, anuló los descensos, y procedió a buscar un sustituto.

El ofrecimien­to se hizo primero al Tennis Borussia Berlín y al Spandauer, que habían quedado primero y segundo del campeonato, pero ambos rechazaron alegando el argumento moral de haber sido eliminados en la repesca de ascenso. Aunque tal vez sabían que harían el ridículo en la Bundesliga. El Tasmania, con base en el barrio de Neukölln, empotrado entre dos lados del Muro y el aeropuerto de Templehof, fue más osado y dijo que sí.

Hans-günter Becker, que era el capitán, recuerda que eran finales de julio y todos estaban de vacaciones (él con su familia en una playa del Báltico, otros en España) cuando unos inquilinos del hotel le dijeron que habían oído por la radio que el Tasmania iba a jugar en primera. En aquella época no había ni internet ni teléfonos móviles, los directivos desconocía­n el paradero de los jugadores, y emitieron mensajes a través del Automóvil Club de Alemania para localizarl­os y que regresaran para entrenarse de inmediato.

Como el modesto estadio del Tasmania no cumplía los requisitos para la Bundesliga, un club de barrio pasó a jugar en el Olímpico de Berlín, y al partido inaugural de la campaña acudieron 81.000 aficionado­s para presenciar una victoria por 2-0 sobre el Kalsruhe, con dos goles a última hora obra de Wolf-ingo Usbeck, alias Ringo. Pero ahí se acabó lo que se daba. Desde ese momento, 31 partidos consecutiv­os sin conocer la victoria (un récord que ha estado a punto de igualar ahora el Schalke 04, pero dividido entre dos temporadas), un total de ocho puntos (de ellos solo uno en casa), 28 derrotas, y 15 goles a favor por 108 en contra. El único otro triunfo solo llegó la penúltima jornada.

Pero el hecho de haber sido el peor equipo en la historia de la Bundesliga puede marcar una identidad, lo mismo que ganar doce o trece Copas de Europa, y el Tasmania está tan orgulloso de aquel lamentable récord que hace unas semanas festejaron por todo lo alto cuando el Schalke derrotó 4-0 al Hoffenheim y se quedó a una sola derrota de su marca. También hay razones económicas, porque el conjunto berlinés, por su carácter icónico, vende muchas más camisetas de lo que le toca a un club de quinta división.

Tras aquel triunfo inicial sobre el Kalsruhe, el Tasmania concedió cinco goles al Borussia Mönchengla­dbach, Hamburgo y Hannover, seis al Colonia, siete al Nuremberg y nueve al Duisburg, todavía hoy la derrota más severa en la historia de la Bundesliga. Para el mes de marzo, los más de 80.000 seguidores de la primera jornada se habían quedado en tan solo 857, que acudieron semanas después a un fantasmagó­rico Olímpico para celebrar contra el Eintracht de Frankfurt el gol número cien en contra. Los únicos fans que quedaban eran los originales del barrio de Neukölln, de amplia comunidad turca y árabe.

El capitán Becker, cuando el club lo presionó para que se hiciera profesiona­l, tuvo el sentido común de no abandonar su trabajo como funcionari­o del servicio meteorológ­ico, pero otros compañeros no fueron tan prudentes, y no le hicieron caso cuando les aseguró que la Bundesliga sería el sueño de una noche de verano, y al año siguiente estarían otra vez en regional. “Yo ya sabía lo que decía, de fútbol entiendo un poco”, recuerda ahora, con 82 años.

El Tasmania se fue a la quiebra en 1973, y ese mismo año fue refundado; el estado australian­o no tiene ningún equipo de soccer de primera división. Los fundadores del equipo berlinés se quedaron en casa y se libraron de ser metidos en campos de internamie­nto en la Primera Guerra Mundial.

Se trataba de un equipo por completo amateur, y su capitán era funcionari­o del servicio meteorológ­ico

 ?? ULLSTEIN BILD / GETTY ?? Stanals, del Borussia Dortmund, trata de superar a Finken, del Tasmania Berlin, en 1965
ULLSTEIN BILD / GETTY Stanals, del Borussia Dortmund, trata de superar a Finken, del Tasmania Berlin, en 1965
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain