Bruselas abre una batalla contra las farmacéuticas por las vacunas
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Los incumplimientos de Pfizer y Astrazeneca en sus entregas de vacunas han disparado las alarmas de la Comisión Europea que, si hasta hace poco se mostraba satisfecha de disponer de una carpeta variada de vacunas garantizadas, ahora ve como se multiplican los obstáculos que pueden amenazar el objetivos fijado, llegar al 70% de población vacunada en verano.
La gota que ha colmado el vaso ha sido el anuncio sorpresa de Astrazeneca de que no suministrará lo prometido, a lo que se añaden sospechas de que las vacunas que no llegarán a Europa han partido hacia países terceros. Ante ello, Bruselas ha reaccionado con tono inusualmente duro y abriendo la batalla contra las farmacéuticas.
La Comisión Europea arrancó muy pronto la negociación con los fabricantes para asegurarse de disponer de cantidades suficientes de las primeras vacunas que llegaran a los mercados. En agosto firmó el primer contrato, precisamente con Astrazeneca, y posteriormente siguieron cinco más, con dos adicionales en preparación. Todo para tener disponible lo que el Ejecutivo comunitario presenta como una cartera de 2.300 millones de dosis suministradas por seis compañías.
Pero, la operación obtención de vacunas ha empezado a tropezar. De entrada, el secretismo de los contratos impide conocer las condiciones con las que se accede a estos productos, ni incluso el ritmo preciso de las entregas. Después de muchas presiones, solo uno, el de Curevac se ha publicado, pero con todos los elementos sensibles, como precios y responsabilidades, tachados.
Después, vino la relativa lentitud de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) en dar sus autorizaciones. Prima la seguridad, y en eso todo el mundo está de acuerdo, pero el sistema elegido, la autorización comercial condicional, ha supuesto un retraso respecto a los reguladores británico y norteamericano, que utilizan autorizaciones temporales. Solo el 21 de diciembre llegó la luz verde europea para Pfizer, el 6 de enero para Moderna, y este viernes se espera la de Astrazeneca.
Y ahora han aparecido los incumplimientos en las entregas. Primero el de Pfizer, que parece corregible, pero que ha trastocado muchos planes de vacunación. Implica un retraso que sería subsanado al final del trimestre. Pfizer se ha comprometido a recuperar a finales de esta semana el ritmo de suministro pactado.
Después, llegó el segundo incumplimiento, el de Astrazeneca, más grave y que ha alimentado las sospechas de que la farmacéutica ha desviado dosis a países terceros, dejando en la estacada a la Unión
Europea. No lo dijo con estas palabras la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, pero lo dio a entender al reclamar que quiere saber exactamente cuántas dosis ha fabricado Astrazeneca, si se han entregado, dónde y a quién.
Bruselas exige que se respeten los plazos de entrega, y, con un lenguaje contundente, ha cargado contra Astrazeneca, con la que ya ha mantenido dos reuniones de urgencia, infructuosas ambas, y celebrará una tercera mañana. Pide detalles sobre dónde están las dosis que la compañía no facilita. Al mismo tiempo, la Comisión Europea pondrá en marcha lo que denomina un mecanismo de transferencia de las exportaciones de vacunas. Quieren saber con antelación qué vacunas fabricadas en Europa van a exportarse y con qué destino.
Una exigencia avalada porque la Unión Europa ha adelantado muchos fondos para asegurar que las compañías tuviesen la capacidad de investigación y fabricación requeridas, en total 2.700 millones de euros. “Europa ha invertido miles de millones para ayudar a desarrollar las primeras vacunas del mundo contra la covid, para crear un auténtico bien común global. Y ahora las empresas tienen que cumplir, tienen que honrar sus
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