La Vanguardia

La salida de Conte descabeza Italia en el peor momento

El primer ministro intentará seguir en el gobierno con tránsfugas de otros partidos

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Italia entró formalment­e ayer en terreno desconocid­o. El primer ministro Giuseppe Conte presentó su anunciada dimisión ante el presidente de la República, Sergio Mattarella, con lo que es ahora el jefe del Estado quien tiene en sus manos la decisión de cómo debe salir la tercera economía de la zona euro de una crisis política que ni los italianos ni gran parte de Europa comprende en estos momentos de extrema dificultad.

En la centrifuga­dora que es la política italiana, Conte puso fin a su segundo Ejecutivo tras solamente 509 días de vida. No es una excepción en un país que en sus 75 años de democracia ha visto cómo se sucedían 66 gobiernos. Lo extraordin­ario, sin embargo, es el contexto elegido para adentrarse en una absoluta incertidum­bre, cuando el país está hundido en una doble crisis, económica y sanitaria, se halla en estado de emergencia y ha superado el umbral de los 85.000 muertos desde el comienzo de la pandemia.

La consecuenc­ia es que, en lugar de ocuparse de los retrasos en la vacunación o en mejorar un plan de recuperaci­ón que no ha hecho furor en la UE, las máximas autoridade­s italianas van a pasar los próximos días pendientes del tradiciona­l baile de políticos en el palacio del Quirinal, sede de la presidenci­a de la República.

Mattarella, que quiere que la crisis se resuelva cuanto antes, ha convocado consultas con las diferentes formacione­s en el Parlamento a partir de esta tarde y a lo largo del día de mañana. El jefe del Estado no ha aceptado la dimisión de Conte –una mera formalidad–, sino que ha tomado nota de su intención de dimitir y le ha ordenado que siga en funciones para gestionar el día a día hasta que se sepa qué va a suceder.

El motivo que ha desencaden­ado la dimisión del Gobierno apenas una semana después de que superara un voto de confianza en las Cámaras es otra votación que se tendría que haber producido hoy en el Senado sobre la gestión de la Justicia del controvert­ido ministro Alfonso Bonafede, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), un asunto que en otros tiempos hubiese sido un trámite pero que en estos momentos iba a escenifica­r la falta de apoyos del Gobierno en la Cámara Alta.

Al contrario de lo que sucedería en otros países, en Italia pocas veces una dimisión es definitiva. Conte ha renunciado, pero con el objetivo de recibir otro encargo para formar su tercer gobierno, conquistan­do a lo que aquí llaman “responsabl­es” pero en realidad son tránsfugas de otros partidos políticos que quiere compactar en un grupo parlamenta­rio en los próximos días. Si no lo consigue, la solución al embrollo puede pasar por el mismo hombre que lo ha provocado, Matteo Renzi, que ayer, según desveló el diario Domani, tuvo que regresar a toda prisa de Riad, donde se encontraba para dar una conferenci­a porque está en el consejo de un organismo controlado por la familia real saudí del que cobra 80.000 dólares al año.

Al retirar a su pequeño pero decisivo partido, Italia Viva, de la coalición de Gobierno, Renzi ha puesto a Conte contra las cuerdas. El ex primer ministro ha repetido que no tiene prejuicios en participar en el nacimiento de un tercer gobierno de Conte –siempre con la condición de que acepte sus demandas– y, si no sorprende señalando otro nombre en su conversaci­ón con el presidente de la República, el mandatario en funciones podría optar por aceptar su oferta. Una manzana envenenada, para muchos en el Partido Demócrata (PD) y el M5E, que desconfían absolutame­nte de sus intencione­s.

De no prosperar ni el camino de los responsabl­es ni el camino de Renzi, Mattarella podría elegir pedir a un técnico –suena el exdirector del FMI Carlo Cottarelli– que lidere un gobierno de unidad nacional para gestionar la emergencia. Silvio Berlusconi ya ha dicho que su Forza Italia podría estar dispuesta a apoyar esta vía, bautizada como “ejecutivo Ursula”, porque le votarían también el PD y el M5E, los partidos que votaron a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el Parlamento Europeo.

La Bolsa de Milán cerró ayer en verde. La dimisión del primer ministro no frenó a los mercados, quizás acostumbra­dos al bucle de la política italiana. Mientras, entre los ciudadanos reina la incomprens­ión y desafecció­n ante una clase política que creen que vive en una realidad paralela. Sin embargo, como avisa el politólogo Giovanni Orsina, de la Universida­d Luiss, esta distancia entre los italianos con sus políticos –alimentada por crisis como esta– puede provocar todavía más inestabili­dad en el futuro. Esta vez están en juego los 209.000 millones de euros que Italia recibirá del fondo de recuperaci­ón europeo y que nadie en el arco parlamenta­rio quiere renunciar a administra­r.

RENUNCIA CON OBJETIVOS

El premier persigue un tercer ejecutivo con tránsfugas de otros partidos

ITALIA VIVA, DECISIVA

La solución podría pasar por Renzi, que ayer volvía de dar una conferenci­a en Riad

 ?? GUGLIELMO MANGIAPANE / REUTERS ?? Un corazzieri, guarda de honor, esperando ayer en el Quirinal la llegada del primer ministro
GUGLIELMO MANGIAPANE / REUTERS Un corazzieri, guarda de honor, esperando ayer en el Quirinal la llegada del primer ministro

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