Siempre viviendo al límite
Pedro Sánchez no ha querido aprovechar la salida de Salvador Illa, que se va a encabezar la candidatura del PSC a las elecciones catalanas, para hacer un cambio de gobierno de mayor calado. Ha movido las piezas indispensables: Carolina Darias a Sanidad y Miquel Iceta a la cartera de Política Territorial que detentaba la política canaria. Es un simple movimiento de sillas. En tiempos de tribulación, mejor no hacer mudanzas y el presidente tiene muchos frentes abiertos en el Gobierno de coalición para abrir el melón de una gran crisis ministerial.
Los últimos encontronazos en el seno del Ejecutivo entre la línea moderada de Nadia Calviño y José Luis Escrivá frente a algunos ministros morados de Unidas Podemos han llevado a Sánchez a no generar nuevas tensiones antes de las elecciones catalanas. Ya habrá tiempo después de abordar todas las asignaturas pendientes.
Sánchez juega siempre al límite y por eso decidió en el último minuto cambiar a Illa por Iceta a pesar de que los datos epidemiológicos de la pandemia no son nada buenos. Así, Illa abandona el ministerio en un día que se produce un récord de muertes por coronavirus en la tercera ola, lo que le deja a los pies de los caballos de la oposición. Es una decisión muy controvertida. Pero seguramente se valorará en el futuro si ha sido un acierto o no según el resultado que el PSC obtenga el 14-F.
A partir de esa fecha, no habrá elecciones en España durante más de dos años. Se verá entonces cuál será el rumbo de un Gobierno de coalición que ciertamente tiene una voluntad real de continuidad pero también serios problemas de convivencia. En los 27 países de la UE, un total de 22 son gobiernos de coalición como el de España, pero no siempre es fácil su conllevancia. En el plazo de una semana han caído dos: Mark Rutte en Holanda y Giuseppe Conte en Italia. Mucha gente cree que el de España seguirá el mismo camino pero la realidad es que el Gobierno ha ido superando todas las dificultades que se ha ido encontrando, tanto las externas como las que se ha creado a sí mismo.
Eso sí, siempre viviendo al límite.