El Centro Pompidou cerrará durante tres años para rehabilitar el edificio
La icónica estructura sufre corrosión, tiene amianto y viola las reglas antiincendio
La cultura francesa, golpeada sin piedad por la clausura total de museos, cines y teatros desde hace ya tres meses debido a la covid, ha recibido otra dura noticia: el Centro Pompidou estará cerrado algo más de tres años, entre finales del 2023 y principios del 2027, para que el edificio sea sometido a una rehabilitación integral.
El largo cierre de la icónica estructura diseñada por Renzo Piano y Richard Rogers, que se inauguró en 1977, privará a París de uno de sus más importantes atractivos para los visitantes amantes del arte. No habrá la posibilidad de escaparse al Pompidou durante los Juegos Olímpicos del 2024, que –si las pandemias lo permiten– tendrá a la capital francesa como anfitriona.
Aquel edificio tan vanguardista y transgresor, también conocido como Beaubourg, que alberga el Museo Nacional de Arte Moderno, ha envejecido bastante mal. Para poder superar la cincuentena necesita una cirugía de envergadura. Le fallan las arterias –en su caso sus célebres tubos–, sufre una fuerte corrosión y debe ser liberado del peligroso amianto que contiene. Otros problemas no menores son su grave ineficiencia energética, debido a un sistema de climatización por aire, desfasado, que mezcla los chorros de frío y de calor, sea invierno o verano, provocando que, en algunos lugares, el público se asfixie en la canícula o tirite de frío cuando se desploma la temperatura exterior. El edificio tampoco cumple la actual normativa contra incendios ni las reglas de fácil acceso para las personas de movilidad limitada.
La llegada de la nueva ministra de Cultura, Roselyne Bachelot, y quizás también el impacto de una crisis excepcional que invita a tomar decisiones radicales, ha acelerado los planes. Según confirmó la propia Bachelot al diario Le Figaro, se barajaron dos alternativas. Una consistía en efectuar las obras de manera paulatina, zona por zona, manteniendo abierto el resto del edificio. La otra, por la que finalmente se ha optado, es la de clausurar por completo el Pompidou. La primera opción hubiera prolongado los trabajos durante siete años y tenía un coste de 226 millones de euros. La segunda debe reducir las obras a poco más de tres años y su presupuesto se eleva a 200 millones de euros. Los comerciantes del barrio preferían el cierre total por considerar que siete años de obras, escombros, ruidos y andamios hubiera supuesto un perjuicio aún mayor.
Según su actual presidente, Serge Lasvignes –que se jubilará en junio, mucho antes de comenzar la renovación–, el Centro Pompidou fue, cuando se abrió, “un símbolo de futuro, de algo feliz”, pero la edad ha hecho mella y corría el riesgo de dar “una imagen lamentable” de sí mismo.
Hubo un momento en que se pensó usar, como ubicación provisional, el Palacio de Tokio –no lejos de la torre Eiffel– pero se descartó por la imposibilidad técnica de garantizar la temperatura y humidad adecuadas para mostrar las obras.
Como última gran exposición antes de su clausura, el Centro Pompidou prevé ofrecer, en el 2023, una muestra de dibujos de Picasso. Mientras permanezca cerrado, una selección de las 120.000 obras que componen el fondo del Museo Nacional de Arte Moderno será prestada a otros museos de París, como el de Orsay o el Quai Branly. Otras ciudades francesas y del extranjero optan a recibir piezas. No faltarán ofertas para albergar un elenco de joyas del siglo XX entre las que destacan cuadros de Kandinsky, Chagall, Mondrian y Miró. Hay ya acuerdos de colaboración firmados con Rouen, Toulon, Clermont-ferrand y Niza. En el ámbito internacional, existen las filiales del Pompidou en Málaga, Bruselas y Shanghai, que se quiere potenciar, y se están ultimando contratos con museos de Australia, Japón e Hungría para organizar exposiciones monográficas de Picasso y Matisse.
A quienes visiten París durante el cierre del Pompidou les puede quedar el consuelo –si se cumplen los plazos de reconstrucción– de acercarse a la cercana catedral de Notre Dame. El presidente Emmanuel Macron prometió, tras el incendio de abril del 2019, que el templo estaría reparado para los Juegos del 2024, un objetivo muy ambicioso, pero aún más urgente de cumplir si el otro imán de la zona está rodeado de andamios.
Las obras del Museo Nacional de Arte Moderno se prestarán a otras instalaciones francesas y extranjeras